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Casualidad o Destino
Casualidad o Destino
Por: Eyda LG
Capítulo 1. Huérfanas

En una noche lluviosa un grupo al margen de la ley habían llegado hasta la finca donde Vivían los padres de Kelaya, exigiendo la paga de lo producido de sus propias tierras, pero como doña Susana y don julio se habían negado a darle aquella suma de dinero tan grande que aquellos bandidos le estaban pidiendo, solo para poder dejarlo trabajar en algo que les había costado mucho tener, durante todos esos largos años de su vida.

Ellos se habían negado todas las veces que este grupo habían ido a exigirle que tenían que pagarle un porcentaje de todo lo que ellos producían en aquellas tierras.

Los señores al ver que tenían dos hijas que mantener, las cuales una ya estaba en la universidad estudiando ingeniería agrícola, para así darles mejores oportunidades a sus producidos, mientras Melany estaba terminando la secundaria.

Y la mayoría del dinero que ganaban con sus productos era para darle una mejor educación a sus hijas y el resto los gastaban para poder subsistir, cosa que aquellos hombres armados no entendían, ya que al ver que aquella familia eran los únicos de la región que se habían negado en darles aquel impuesto, habían decidido acabar con sus vidas, así como así, como si esas personas que ellos mataban, fuera un papel de cuaderno que uno arranca porque ya no te sirve y listo.

Con estas muertes, este grupo al margen de la ley denominado los terrícolas, querían sembrar el pánico a todas las personas de esta región, y así que estas personas humildes que solo querían trabajar para poder sacar a sus hijos adelante, nunca más se negarán a pagarles los que ellos les exigían para poder dejarlos trabajar.

Kelaya y Melany se habían salvado porque ambas se encontraban en la Ciudad donde estudiaban, después de que le avisaron de aquella tragedia, ellas no sabían qué hacer con sus vidas de ahora en adelante.

Lo único que Kelaya sabía que no quería volver a vivir en la tierra donde les habían quitado la vida a sus padres y las habían convertido en huérfanas.

Y como ella, que era mayor de edad, había tomado la decisión de vender todo lo que sus padres les habían dejado e iniciar una nueva vida en una ciudad diferente y muy lejos de donde vivían.

Al ubicarse en Medellín no conocían nada, ni a nadie, y les tocó acostumbrarse lo más pronto posible a su nueva vida y hacerse a la idea que en este mundo ellas estaban solas y solo se tenían la una a la otra.

Con el dinero que le habían dado por las ventas de las tierras de sus padres, Kelaya tenía algo muy claro para hacer con ese dinero, ya que su madre siempre le decía que después de que uno tuviera un techo propio donde vivir lo demás era más fácil de conseguir y una vez le dijo que si alguna vez ellos ya no estuvieran más en este mundo y ellas no quisieran vivir en esas tierras que las vendieran.

Era algo así como si ella presintiera su propia muerte, ya que esto se lo había dicho semanas antes de que los mataran, lo primero que tenía que hacer, era ver la forma de comprar su vivienda propia.

Kelaya con estos pensamientos en mente, cuando llegaron a Medellín comenzó su búsqueda de apartamentos en ventas, pero todos eran demasiado caros en la zona que ella quería comprar, los únicos apartamentos económicos que les ofrecían eran en zonas muy peligrosas.

Luego de pensarlo mucho decidió invertir todo lo que tenían comprando un apartamento en una zona de estrato medio, porque era para lo único que les había alcanzado y ella no quería meter a su hermana en lugares peligrosos donde les podían pasar lo mismo que a sus padres.

Lo primero que ella hizo después de haber gastado todo el dinero en su nuevo apartamento, fue buscar un empleo para así poder solventar con los otros gastos de la casa y también poder pagar la colegiatura de su hermana.

Después de muchos intentos buscando empleo logró conseguir uno y todo era gracias a que podía hablar el idioma inglés muy bien, ella en ese momento les agradeció a sus padres por haberle pagado la mejor educación, porque gracia a esto había podido aprender inglés.

Luego de haber conseguido un empleo donde le pagaban el salario mínimo, volvió a su casa donde la esperaba su hermana menor y le contó muy alegre que ya había conseguido un empleo como recepcionista de un hotel.

Melany, feliz por esta gran noticia, la abrazó y le dijo que bueno hermana, porque ya no nos queda nada más para comer.

Kelaya la interrumpió y le dijo si eso ya lo sé, pero con este empleo que conseguí podemos seguir pagando tu colegiatura y los gastos de la casa, lo de la comida lo tenemos que solucionarlo ahora mismo, ya que a mí no me pagan hasta que se termine el mes.

Pero Melany, que era una jovencita muy sensata, se había dado cuenta de que ya no podía seguir estudiando en un colegio privado.

Así que le dijo a su hermana que de ahora en adelante ella quería estudiar en un colegio público y así les quedara más dinero y ella también pudiera estudiar en las noches en la universidad.

Kelaya al principio no quería, ya que sus padres se habían esforzado mucho para que ambas tuvieran la mejor educación y ella quería eso para su hermana menor, aunque los estudios de ella se tuvieran que retrasar un poco por ahora.

Después de haber hablado con su hermana, las dos estuvieron de acuerdo en que ambas seguirían estudiando en entidades públicas, Luego se quitó los pendientes de sus orejas y le dijo toma, ve y empeñas esto y compras algo para que podamos comer hasta que me llegue mi pago.

Melany le dijo, pero Kelaya, este fue el último regalo que te dio nuestra madre como lo vas a empeñar, así como así.

Kelaya le respondió, ya sé que esto fue el último regalo de cumpleaños que me dio nuestra madre, pero peor es que nos muramos de hambre, ¿cierto?

Luego le dijo no te preocupes que cuando me paguen lo sacaremos y listo, ella estuvo de acuerdo y se fue corriendo a ver por cuanto se lo podían empeñar para así poder comprar algo de alimento.

Un mes después, Kelaya, se fue a la universidad a presentar las pruebas para su ingreso a la educación superior, pero esta vez ella había decidido cambiar su carrera y estudiar una Licenciatura en Lenguas extranjeras con énfasis en inglés y francés.

Ya que se había dado cuenta de que saber otros idiomas era muy importante y además la otra carrera la había decidido estudiar para poder ayudar a sus padres.

Después de haber ingresado a la universidad con el puntaje más alto, había hablado con su jefe para decirle que dejaría el trabajo, y le tocaba buscar otro empleo que solo le tocara trabajar en el día, ya que en la noche no podía porque iba a ingresar a estudiar y como ahí eran turnos rotativos no podía seguir trabajando, pero que le agradecía por la oportunidad que le había dado al contratarla sin tener ninguna experiencia.

Su jefe inmediato le dijo que no había necesidad de renunciar, puesto que a las personas que se querían capacitar se le otorgaría ese permiso.

Ese fue el momento desde que murieron sus padres que ella dijo que Dios todavía no se había olvidado de ella, ya que conseguir otro empleo le sería muy difícil, por la tasa de desempleo en aquella ciudad.

Luego él le dijo que le trajera una carta de la universidad donde le certificaran que en efecto estuviera estudiando, para poderle cuadrar los turnos, y que estos fueran solo en el día, ella muy feliz se fue a la universidad, para luego volver y entregarle a su jefe todo lo que le había pedido antes.

Al regresar a su casa con su primer sueldo hizo un pequeño mercado y le compro los uniformes nuevos y los útiles escolares a su hermana, porque ya tenía dos semanas que había entrado a su nuevo colegio y todavía se seguía yendo con ropa porque no habían tenido dinero para comprarle el uniforme aún.

Después de haber hecho todo esto llegó a su apartamento donde su hermana ya la estaba esperando con la comida hecha, lo cual era lo mismo que comían desde hace una semana porque se habían quedado sin dinero para comer y les tocaba casi todos los días comer granos que eran lo más barato que encontraron para subsistir por esos días, hasta que a Kelaya le pagaran su primer sueldo.

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