—¿Recuerdas aquel viaje se negocios a Sevilla?Para entonces ya estaba más enamorado de ti, de lo que puedas imaginar, no quería admitirlo, no quería permitirme otra decepción —explicó mirándome con seriedad—. Tiana, te aseguro que nunca quise lastimarte, no temas de lo que te hice saber esa tarde que termine lo que creía una aventura de mutuo acuerdo, mi intención era protegerte, te quería, pero no lo iba a reconocer, porque estaba seguro de que al final terminarías haciendo lo mismo que ella, todas las mujeres resultaban iguales para mí, después de lo que pasó con Paula —añadió tensando la mandíbula—. Sé que fui un idiota, no debí tratarte así, tenía clara mi decisión, lo que debía hacer, pero tú llegaste con esa aroma y sonrisa y no pude controlarme, te hice mía, al estar más relajado no pensé actúe como un idiota, pero eso nos tiene aquí a unos meses de no poder dormir bien, y aún me siento castigado, pasas semanas sin que quieras estar conmigo, masturbandome, haces sentir que aún