Sabrina se quedó sin palabras.

No sabía cómo explicarle esto a Sebastian. Se dio cuenta de que la situación fue preparada como una trampa por la familia Lynn, y ella había caído en ello.

Ella no tenía argumentos que dar.

Además, aunque se lo explicara, Sebastian no le creería.

Sabrina se quedó en silencio, incapaz de decir una palabra.

“Si a partir de hoy le pasa algo a Selene o a la familia Lynn, no me importará acabar otra vida con mis manos. Me aseguraré de que tengas una muerte dolorosa”. El tono de Sebastian era duro e inexpresivo mientras se dirigía a ella. Después de esas palabras, se fue, sujetando a Selene.

Los pensamientos de Sabrina eran un completo desastre.

Ella sabía que esas palabras no eran en vano.

Había visto con sus propios ojos cómo él lidiaba con sus enemigos. Era alguien que podía ser extremadamente amable, pero también podía ser tan cruel como el diablo.

Él cumplía con su palabra y nunca ablandaba su corazón.

Sabrina miró a Sebastian. Él sujetaba a Sele