Desde que llegamos al hogar donde paso los últimos días en vida Falco en Francia, su discípulo no me dirigió palabra alguna, y con una mirada indiferente dijo, "Haz lo que quieras"

Los días pasaron sin salir de la habitación de su maestro, se asomaba a ver la luz del día solo para comprar usando monedas de oro qen el bolsillo que guardaba celosamente.

Me tomaron algunos días leer por completo el diario de Falco, pero lo termine de leer, me causó gran sorpresa descubrir que mencionará el nombre de una mujer llamada Zaira y dijo no tener más hermanas. No sabía que pensar, tendría sus motivos pero sentí que no me tenía la suficiente confianza. Lo mejor que pude idear es tratar de salir de ese círculo que fue el lugar de Falco, ya que en ese momento me sentía sola e incomprendida y sentiría que cometería una locura.

"Necesito dinero así que necesito trabajar"

Conseguí un trabajo temporal, en un resto-bar, de mediodía antes de las 6 p.m. El ambiente no era el adecuado, pero las personas ahí