Cristian comenzó a negar con su cabeza mientras veía a Lorena con rostro de decepción.
—Cristian, por favor, necesito hablar contigo —suplicó la joven.
El joven volteó a ver a su madre.
—Déjennos solos —ordenó.
La señora Julieta sabía que era imposible hacer cambiar de parecer a Cristian, por lo mismo salió de la habitación.
Cristian tomó de un brazo a Lorena y la hizo entrar al cuarto y cerró la puerta.
—¿Qué quieres? —preguntó Cristian bastante serio.
—Es que… he estado pensando mucho lo que te dije hace una semana —confesó—. Yo… estaba demasiado confundida y… —Lorena comenzó a mover sus brazos de forma descontrolada— Cristian, yo no sé qué hacer ahora que soy consciente de los sentimientos que tienes por ti.
Lorena estaba acostada en su cama arropada con gruesas sábanas para intentar calmar los escalofríos que la azotaban en aquel momento.Su madre se sentó en la cama y tocó la frente de la joven.—Dios mío, esa fiebre nada que se le baja a esta niña —soltó preocupada—. ¡Ay, pero ¿cómo se te ocurre dejar que te cayera esa lluvia cuando sabes que con nada te enfermas?!La señora Camila entró en pánico cuando vio que la nariz de Lorena estaba goteando sangre.—¡Ay!, ¡Dios mío, esta niña se me va a morir! —gritó desesperada, comenzó a estremecer a Lorena—, ¡vamos, levántate, es mejor que te lleve a la clínica!Todo empeoró cuando se dio cuenta que Lorena no despertaba. La mujer comenzó a gritar desesperadamente y esto provocó que sus dos hijas y esposo
—No dejes que pase lo que pasó en mi matrimonio con tu madre. Nosotros nos enfocamos mucho en nuestros trabajos, pusimos muchas excusas, también nos dejamos llevar del orgullo y al final terminamos destruyendo la linda relación que un día tuvimos —el hombre desplegó una sonrisa—. ¿Sabes? Me quedé muy tranquilo cuando vi que en todo este tiempo ustedes mostraron una relación muy sana, equilibrada, donde se comportaban de una manera muy natural, sin tener que fingir que tenían una relación perfecta ni nada de eso. Trata de mantener esa esencia que tiene tu relación, cuidar a Lorena y dejar que ella también te cuide, si lo haces, verás que podrán llegar muy lejos. No la descuides, puede que ella sea la mujer que te de un gran hogar en el que serás muy feliz, y cuando eso pase, te acordarás de mis palabras..Lorena abrió lentamente sus o
—Sí… y lo que falta —soltó Lorena sonriente.—¡Ah! ¡Me hiciste recordar que te iba a dar algo! —Cristian sacó del bolsillo de su pantalón un anillo con un enorme diamante adornándolo.Lorena abrió sus ojos en gran manera al ver aquel imponente anillo que Cristian le estaba mostrando.—Cris-Cristian… —soltó.—Robert dejó este anillo en mi casa, es de una sesión de fotos y anda como loco buscándolo, me dijo que le pertenece a su madre y que lo cuidara mucho. Así que si lo pierdes te meterás en un gran problema.Lorena soltó una gran carcajada que confundió a Cristian.—¿Qué pasó? —indagó el muchacho con una leve sonrisa.—¡Juraba que me ibas a pedir matrimonio! —confesó la chica.—Ay, por favor, t
Casados por accidente:Allí estaba Lorena, frente al computador con unas enormes ojeras, a su lado una taza de café a medio tomar y de fondo se escuchaba la canción del grupo Morat “Mi suerte”.La joven dejó salir un suspiro y después estiró sus brazos mientras desplegaba una sonrisa.—¡Por fin lo terminé! —soltó.En aquel momento sonó la alarma que había puesto en su celular. Lorena voleó a su derecha donde reposaba el objeto vibrando y sonando como gallo al ver los primeros rayos de sol.—¡Mierda! —soltó la joven al tomar el celular y quitar la alarma.Rápidamente corrió a buscar su toalla en la habitación y para salir rumbo al baño. Aunque, se detuvo en seco al encontrar la puerta del baño cerrada y con seguro.Comenzó a forcejear la mane
—Bueno, ya, ya —Lorena llevó una mano a su cabello y respiró hondo—. Perdón, estoy muy estresada, no es justo de mi parte meterte en todos mis problemas. Lo siento.—Tranquila, amor, entiendo totalmente todo lo que estás pasando. Por eso te digo que sería muy bueno si te mudaras cerca de la universidad, te quitarías muchos problemas.—Sí, a mí me encantaría y sé que es una muy buena idea, pero, Cristian, yo no tengo cómo pagar un cuarto y mucho menos un apartamento.Cristian comenzó a estacionar el auto en el parqueadero de la universidad mientras meditaba en una solución para los problemas de su novia.—Podrías vivir conmigo —sugirió.Lorena dejó de tomar su jugo y clavó su mirada en sus manos al no saber cómo actuar ante semejante propuesta.—No tendrías que pag
—Claro, como ahora Camilo tiene vida sexual activa, se cree el gran macho —se burló Miguel.—No me creo el gran macho, —replicó Camilo— no harás que cuente mi vida íntima con ese tipo de comentarios.Cristian solo se limitaba a escuchar la conversación de sus amigos mientras tomaba su limonada en silencio.—Pero, estamos en confianza —dijo Miguel.—Si dices que estamos en confianza, ¿por qué nunca cuentas sobre tu relación con Marc? —preguntó Camilo.Miguel se recostó al espaldar de la silla de madera mientras dejaba salir un suspiro y notó que Camilo alzó sus cejas con incredulidad.—¿Ves? No nos tienes confianza, así que, si tú no hablas, yo tampoco lo haré —agregó Camilo.El grupo de jóvenes que se encontraban en la cafetería cayeron en
—Yo por eso cuido a Miguel como si ya fuéramos esposos —dejó salir un suspiro—. Chicas, deben entender algo, una relación debe incluirlas a ustedes, no todo siempre debe hacerlo el hombre. Ustedes tienen que estar pendiente de ellos, escucharlos, no solo ellos a ustedes. Tienen que ser sus amigas, que sus novios se sientan a gusto cuando están con ustedes. Dejen de tratarlos como si fueran máquinas.Marc pasó una mirada por Sasha.—Tú, te metiste con el peor hombre de toda la universidad. Sabías perfectamente que él le hecha el cuento a todas, y no te importó. Así que, te pasó eso por pendeja, fueron cuernos a gusto —Marc miró a Lorena—. Te la vives discutiendo con Cristian, lo tienes como tu sirviente, Dios le ha dado mucha paciencia a ese joven para que él pueda soportarte, ¿y para qué? Si ni siquiera lo valoras. As&iacut
Cristian abrió la puerta del departamento y volteó a ver a Lorena, quien estaba totalmente congelada a unos centímetros de distancia de él.—Vamos, amor —dijo Cristian con una ligera sonrisa en su rostro.Lorena entró al departamento y sus ojos se volvieron grandes al ver lo majestuoso que era. Frente a ella había una enorme sala con unos muebles negros, las paredes blancas eran bastante altas y al fondo se encontraba una pared de cristal por la cual se podía apreciar la vista nocturna de la ciudad.En la derecha se podía apreciar la cocina, ya que, el espacio era de concepto abierto. Todo tan sofisticado y bien organizado, se notaba a simple vista que Cristian era el que vivía allí.Lorena comenzó a caminar lentamente por la sala apreciando los pequeños detalles, los cuadros grandes de paisajes urbanos grises, la gigantesca vista de la ciudad, que, al acercarse hasta la pared la hizo sentir con claustrofobia.Cristian, bastante a gusto de tener a