—Claro, como ahora Camilo tiene vida sexual activa, se cree el gran macho —se burló Miguel.
—No me creo el gran macho, —replicó Camilo— no harás que cuente mi vida íntima con ese tipo de comentarios.
Cristian solo se limitaba a escuchar la conversación de sus amigos mientras tomaba su limonada en silencio.
—Pero, estamos en confianza —dijo Miguel.
—Si dices que estamos en confianza, ¿por qué nunca cuentas sobre tu relación con Marc? —preguntó Camilo.
Miguel se recostó al espaldar de la silla de madera mientras dejaba salir un suspiro y notó que Camilo alzó sus cejas con incredulidad.
—¿Ves? No nos tienes confianza, así que, si tú no hablas, yo tampoco lo haré —agregó Camilo.
El grupo de jóvenes que se encontraban en la cafetería cayeron en
—Yo por eso cuido a Miguel como si ya fuéramos esposos —dejó salir un suspiro—. Chicas, deben entender algo, una relación debe incluirlas a ustedes, no todo siempre debe hacerlo el hombre. Ustedes tienen que estar pendiente de ellos, escucharlos, no solo ellos a ustedes. Tienen que ser sus amigas, que sus novios se sientan a gusto cuando están con ustedes. Dejen de tratarlos como si fueran máquinas.Marc pasó una mirada por Sasha.—Tú, te metiste con el peor hombre de toda la universidad. Sabías perfectamente que él le hecha el cuento a todas, y no te importó. Así que, te pasó eso por pendeja, fueron cuernos a gusto —Marc miró a Lorena—. Te la vives discutiendo con Cristian, lo tienes como tu sirviente, Dios le ha dado mucha paciencia a ese joven para que él pueda soportarte, ¿y para qué? Si ni siquiera lo valoras. As&iacut
Cristian abrió la puerta del departamento y volteó a ver a Lorena, quien estaba totalmente congelada a unos centímetros de distancia de él.—Vamos, amor —dijo Cristian con una ligera sonrisa en su rostro.Lorena entró al departamento y sus ojos se volvieron grandes al ver lo majestuoso que era. Frente a ella había una enorme sala con unos muebles negros, las paredes blancas eran bastante altas y al fondo se encontraba una pared de cristal por la cual se podía apreciar la vista nocturna de la ciudad.En la derecha se podía apreciar la cocina, ya que, el espacio era de concepto abierto. Todo tan sofisticado y bien organizado, se notaba a simple vista que Cristian era el que vivía allí.Lorena comenzó a caminar lentamente por la sala apreciando los pequeños detalles, los cuadros grandes de paisajes urbanos grises, la gigantesca vista de la ciudad, que, al acercarse hasta la pared la hizo sentir con claustrofobia.Cristian, bastante a gusto de tener a
Lorena quedó totalmente sorprendida por la animación, el trasfondo de la película y la historia. Nunca había visto una película animada con tanta magia, así que, muy pronto se le olvidó la comida y se metió en la película.La pareja estaba tan metida en la historia que no hablaron para nada mientras esta duró y la pizza se enfrió totalmente.—¡¿Y qué pasó?! —gritó Lorena al acabarse la película—, ¿y el niño? ¿Se quedó en ese mundo?—¿No recuerdas que dijo que él también volvería a su mundo? —explicó Cristian—, por lo que dijo el creador de la película, Chihiro al final no recuerda todo lo que sucedió en ese lugar, de hecho, ni siquiera recuerda que ese mundo existe.—¡Ay! —soltó Lorena indignada—,
Cristian terminó de bañarse y salió del baño para buscar su pijama, aunque, se enojó al encontrar toda su ropa revuelta.Algo característico de Cristian era tener sus cosas en perfecto orden, pero con Lorena eso era imposible. Ella iba dejando desorden por donde pasara.Después de cambiarse y recoger los vasos y platos donde comió con Lorena, bajó a la cocina para lavarlos. Volvió a subir a la habitación y organizó su cama para dormir, aunque, por más minutos que pasaban, Lorena no volvía al cuarto.Después de esperarla por media hora, el sueño comenzó a consumirlo y pronto se quedó dormido.Lorena entró al baño después de su refrescante ducha y se sorprendió al encontrar la habitación oscura, así que, encendió la luz.Esto desagradó a Cristian en gran manera, odiaba qu
Lorena dejó salir una risita traviesa al darse cuenta que el tacto no era como ella imaginaba, juraba que se iba a sentir como un palo duro y rústico, pero no… Era totalmente todo lo contrario, se sentía bastante suave y algo tierno, al igual como un tanto esponjoso en la punta.Ella intentó mover su mano como había visto en los videos porno, pero, su movimiento era muy lento y Cristian tuvo que ayudarla para que hiciera un movimiento que sí le diera placer.—¿Quieres hacerme un oral? —preguntó Cristian al darse cuenta que la joven tenía esa intención.—Pero, no tengo idea de cómo hacerlo —confesó Lorena bastante avergonzada.Cristian se recostó a la cama y miró de manera atrevida a su novia.—Aprenderás si practicas —le dijo.Lorena tomó la parte íntima del joven y lo miró s
Marc se sentía bastante a gusto con el masaje que Miguel le daba con las yemas de sus dedos en su cuero cabelludo.La mañana había comenzado bastante tranquila y ellos aún no deseaban salir de la cama. Les encantaba hacer ese tipo de planes cuando los padres de Marc no se encontraban en casa.—Me encantaría todas las mañanas despertarme de esta manera —confesó Miguel.—A mí también, —Marc volteó a ver a su novio a los ojos— ¿te imaginas viviendo conmigo? Los dos en un hermoso apartamento, donde podamos tener nuestra propia privacidad.—Sería fantástico —Miguel desplegó una gran sonrisa y después lo besó..Aquella mañana, aunque era soleada, con el cielo azul despejado y los pájaros cantando a todo pulmón, para Sasha no era más que un simple día en q
Los jóvenes soltaron una gran carcajada y después Lorena siguió su historia.—Cuando entré a la habitación lo vi dormido. El pobre estaba seguro que entre los dos no sucedería nada, pero yo estaba dispuesta a tener sexo con él. Así que, me acosté a su lado y la cara que puso Cristian, ¡uff! Se notaba que me estaba comiendo con la mirada.—Bueno, ¿y qué sucedió después? —preguntó Laura animada.—Lo hicimos —respondió Lorena con vergüenza.—¡Ay, pero cuenta, no nos vas a dejar emocionadas! —replicó Laura indignada.—Si vas a echar un cuento, que sea completo —regañó Marc.—Bueno, bueno —aceptó Lorena—. Nos comenzamos a besar, después Cristian me quitó la camisa y… —su rostro se puso muy rojo de la v
Lorena estaba recostada a la cama de Cristian gozando del delicioso masaje que el joven le daba en las piernas.—Recuerdo que una vez estuve en una carrera de ciclismo —contó Lorena—. Gané el primer lugar.—¿Hace cuánto fue eso? —preguntó Cristian.—Tenía quince años, entrené todo un mes. No dejaba de hablar de la carrera en mi casa, mis padres estaban bastante aburridos por eso —Lorena soltó una carcajada.—¿Tanto te gusta el ciclismo?—Sí, me gustaba bastante.—¿Te gustaba?—Sí, después lo dejé —confesó Lorena—. Desde esa vez que casi me accidento cuando intenté rebasarte en tu auto, me dan miedo las bicicletas.Aquello revolvió los sentimientos de Cristian, su mente le trajo los recuerdos de cómo le gritó esa n