Camilo tenía su mirada clavada en el agua de la piscina. Miguel se acercó a él junto con Cristian y se sentaron a cada lado de su amigo.
—¿Qué tienes? —inquirió Miguel.
—Nada, ¿Por qué? —respondió Camilo.
—Es que… estás muy extraño en estos días, y bueno, como no dices nada, nos toca a nosotros preguntar —explicó Cristian.
—Ah… ya sé, es por esa niñita, ¿cómo es que se llama? ¿Lola? —dijo Miguel sonriente—, ¿todavía sigues triste porque te rechazó?
—Se llama Laura, y no, no es por ella —respondió Camilo con rostro aburrido.
—Camilo, debes superarla, hay muchas mujeres aparte de ella que matarían por estar contigo —aconsejó Miguel ignorando lo que antes dijo su amigo—. Mira, si qui
Lorena pasó una mano por su ceja izquierda que no dejaba de arderle. Después llevó otra mano a su costilla derecha, tenía un dolor insoportable que desde hace media hora la estaba torturando.La joven al ver que su madre entró a la heladería acompañada de su hermana Marcela se dio cuenta que no se saldría muy fácil de aquel problema.Un policía estaba tomando el testimonio de una empleada del lugar y Robert estaba al lado de la mujer tratando de explicarle con más detalle lo que sucedió, aunque, se le hacía imposible aquella misión.En una silla frente a una mesa estaba Sasha tratando de arreglar su desmarañado cabello mientras su madre a su lado le daba un sermón.A Laura la habían llevado a una clínica y Lorena no supo más de ella. La pobre ahora no sabía cómo explicarle a su madre la situación, de hec
Cristian estaba bastante enfurecido al ver que Lorena no le contestaba sus llamadas. Sintiéndose humillado por esto, empezó a enviarle muchos mensajes para así atormentar a la joven.“OYE.CONTESTA.MIS.LLAMADAS.O.NO.TE.SIGO.PAGANDOTONTA...”Lorena, sintiéndose bastante estresada al recibir esa cantidad de mensajes, tomó el celular para ponerlo en modo “silencio”, pero al solo momento de tomarlo, el objeto comenzó a sonar notificando una llamada.—¡Ay,
La señora Camila llevó su dedo anular derecho hasta su entrecejo mientras cerraba los ojos.—No te darás por vencido hasta que veas a Lorena, ¿cierto?—Así es —respondió Cristian con mucha convicción.La mujer dejó salir un suspiro y bajó su mano de su rostro y lo vio fijamente.—Ya la llamo para que hablen —informó—. Y… ¿después me podrías decir qué fue lo que le sucedió?—Claro —soltó Cristian sonriente.—Lorena está ganada con el novio que consiguió —dijo la mujer después de soltar un suspiro.Lorena estaba hecha bolita en su cama con los ojos hinchados en medio de la oscuridad de su cuarto. En aquel momento su ser estaba desparramado por la habitación sin intención de volver a ser aquella chica alegre y ext
El padre de Lorena se acercó a la habitación de su hija para informarle a Cristian que ya se irían a dormir, llevaba dos horas hablando con la joven, era hora de marcharse. Aunque, al abrir la puerta, se encontró con la sorpresa de ver al chico abrazando a Lorena mientras dormían plácidamente sobre la cama.—Dios mío, pero qué amor —soltó el señor con rostro impresionado.La señora Camila, quien era bastante chismosa, se escurrió hasta estar al lado de su esposo y poder contemplar al par de tortolitos que dormían tranquilamente.—Vamos, vamos, debemos dejar que duerman —susurró la señora emocionada.—Pero, ¿Cristian va a dormir aquí? —inquirió el hombre.—Ya lo está haciendo. Llamaré al señor Vides para informarle la situación, estoy segura que él e
Laura se despertó y rodó su mirada hasta su brazo herido que estaba vendado. Dejó salir un bostezo y después volteó a mirar rápidamente hacia la puerta al escuchar que la abrieron.—¡Ah…! Ya estás despierta —soltó su madre bastante sonriente—. Preparé el desayuno, arréglate y baja.—Sí, ya voy —aceptó Laura mientras bajaba de la cama.—¿Estás segura que quieres ir a clase? —preguntó su madre preocupada—, puedes quedarte hoy en la casa.—No, estamos terminando tema en biología y hoy tenemos un examen de esa materia y no quiero faltar.—Bien —aceptó su madre. Sabía que a Laura no le gustaba que se metieran con sus estudios, en eso era muy decidida.Al ya estar desayunando, la señora no dejaba de reparar a Laura, se veía de p&eac
Laura abrió la puerta de su casa y se sorprendió cuando vio a Lorena extenderle una enorme sandía.—¡Lorena! —exclamó la joven.—¡Soy una tonta, perdón! —se disculpó la joven.La madre de Laura se asomó para ver quién era y llevó una mano a su boca al notar la enorme sandía que tenían las manos temblorosas de Lorena.—¡Es mejor que la recibas, ya no puedo más con ella! —avisó Lorena.La madre de Laura corrió a ayudarle a la joven con la fruta.—¿Quién pide disculpas trayendo una fruta? —preguntó la mujer con tono de burla.En aquel momento vieron un auto estacionarse frente a la casa y del interior bajó Sasha con una canasta de frutas.—Creo que está de moda pedir disculpas con frutas —soltó Laura mirando fijament
Las clases comenzaron como cualquier día, solo con la excepción de que varias personitas en aquel lugar tenían historias que querían correr a contarse cuando se les diera la oportunidad.Estaban en medio de un examen y Cristian se encontraba estresado al ver que no tenía ni la más mínima idea de qué responder. Lentamente volteó a ver a Camilo que estaba muy concentrado respondiendo.Se sorprendió al ver que Camilo se levantó de su puesto y caminó hasta el escritorio del profesor y le pasó al maestro su examen.Cristian quedó perplejo, ¿tan rápido respondió todas las respuestas? Bajó a ver su examen y vio que todo estaba en blanco. Y ni esperanza de poder escribir algo que no fueran estupideces.“Escriba cuáles son los ciclos de la célula eucariota” leyó. Cristian llevó una mano a sus labios y
Era viernes por la tarde y Lorena terminaba de hacer algunos trabajos acompañada de Cristian y Camilo.—Aun no entiendo para qué me va a servir ese tema de la época victoriana para administrar una empresa —soltó Cristian y después dejó salir un suspiro.—No es malo saber un poco de historia —explicó Lorena mientras grapaba unas hojas.—Lorena tiene razón —opinó Camilo.Cristian hizo un gesto de desagrado y después soltó un bostezo.—Esto me dio hambre —masculló Cristian, aunque sus dos amigos lo escucharon—. Ya que hoy es viernes y mañana no debemos ir a clases —desplegó una sonrisa mientras veía a Lorena—, ¿qué te parece si vamos a mi casa y hacemos lo que acordamos la ves pasada?—¿Cuál vez pasada? —indagó Lorena alzando la m