Emma miró su reflejo en el espejo, se veía muy bien según su opinión. Pero… ¿Le gustaría a Ryan?Sonrió al pensar en el hombre. Ryan se había estado portando muy bien desde su punto de vista, cuidaba su dieta mucho mejor de lo que ella lo hacía. E incluso velaba sus sueños y la había atrapado en la cocina la noche anterior cuando intentaba beber un sorbo de café, pero para su desgracia se había quedado con las ganas, porque él le había arrebatado la taza de sus manos como si fuera veneno.—¿Estás loca? —. Le había gritado él.—Solo quiero un sorbo de café, no tengo la culpa de mi adicción, tú me ensañaste a beberlo fuerte y sin azúcar —le había discutido ella intentando ponerle las manos encima a la taza.—Exactamente, yo te enseñé a beber y yo voy a impedir que vuelvas a hacerlo. Me prometiste cuidarte, Emma y no lo estás haciendo. ¿Quieres volver a Nueva York? —le preguntó. Ella automáticamente había dejado de luchar por recuperar su taza de café.—No, no quiero volver a Nueva York
La mente de Ryan se nubló y miró todo rojo. Él jamás en su vida había sentido tanto enojo hasta el punto de pensar que sería capaz de matar.Pero en ese momento, él ni siquiera se detuvo a reflexionar. Corrió hacia Nicholas y lo golpeó.Nicholas gimió al sentir la patada de Ryan impactarse contra su estómago y cayó al piso mientras intentaba defenderse. Pero Ryan no le dio ninguna oportunidad.Ryan estaba convertido en una fiera y dispuesto a rasgar a su presa. Nicholas no tenía manera de defenderse de cada puñetazo que recibió.Puñetazo tras puñetazo, caían sobre cualquier parte de su cuerpo, Nicholas solo defendió su rostro, mientras el hombre lo molía a golpes y lo habría matado si la gente de seguridad del hotel no hubiese intervenido y lo hubiesen alejado.—¡Emma, señor Ryan, Emma! —gritó Steven. Ya el joven había cubierto el cuerpo de la joven con la sábana para que ninguno de los presentes pudiera mirar.Ryan patio a Nicholas una vez más mientras lo arrastraban lejos de él y lo
Emma gimió al sentir la rodilla de Ryan abrirse paso entre sus piernas, ella enredó sus dedos en los cabellos cortos de su marido y lo atrajo mucho más a ella.Emma sintió el deseo correr por sus venas como lengüetas de fuego, como si la sangre se le convirtiera en lava y la consumiera en su calor.Ryan tomó el cuerpo de Emma y la hizo enredar sus piernas en su cintura, subió con un poco de dificultad la escalera, pero nada le hizo detenerse, nada le hizo romper aquel apasionado beso.El hombre abrió la puerta de la habitación y caminó hasta dejar el cuerpo de Emma sobre la cama.El beso se interrumpió por un breve momento en el que sus miradas se encontraron. Ryan quería encontrar una pizca de duda, algo que le hiciera detenerse, sin embargo, los ojos de Emma hablaron por sí solos.Y antes de que Ryan pudiera preguntarle, ella lo atrajo de nuevo y unieron sus bocas en un nuevo beso.Ryan metió su lengua en la cálida boca de Emma y la pasión estalló en ellos en una vorágine de emocion
«Trae a Emma de regreso a Nueva York de inmediato…» «Trae a Emma de regreso» «Trae a Emma de regreso» Aquella orden se repitió en la cabeza de Ryan como un mantra. Michael ni siquiera le había dado ninguna explicación para aquella petición y la sospecha se instaló en su corazón. ¿Michael se había enterado de la verdad? ¿Sabía que Emma y él estaban casados? —¿Ryan? —Emma golpeó el brazo de su esposo, pero no obtuvo respuesta. »—Ryan, ¿qué pasa? —le preguntó. »—¡Ryan! —gritó al ver que él ignoraba sus preguntas. —Era Michael. —¿Mi papá? —Sí. Quiere que te lleve de regreso a Nueva York… Emma se sentó de golpe en la cama al escuchar la petición de su padre y el mismo temor que Ryan sintió atormentó su corazón. —¿Crees que lo sepa? —preguntó. —No lo sé, Emma. —Hablaré con él. Le diré que no podemos marcharnos aún, recién hemos echado andar la primera producción, no tenemos a nadie preparado para quedar al frente de la Cosmética. Es una locura volver ahora —dijo con premura. E
Emma bajó del auto y echó discretamente una mirada al auto que se estacionó a una distancia prudente de ella, respiró profundo y caminó al interior de la cafetería. Por un momento pensó que tendría que esperar por Nicholas, el hombre nunca fue puntual en sus citas, no obstante, se vio sorprendida al verlo sentado en una de las mesas más alejadas de la cafetería.—¡Emma, qué gusto verte! —dijo él cuando la miró acercarse.—Quisiera decirte lo mismo, sin embargo, no voy a mentir para hacerte sentir bien e importante. ¿Qué es lo que quieres con todo esto? —preguntó de manera directa.—Casarme contigo —respondió él sin dudar.—Estás completamente loco, Nicholas. Me engañaste con mi mejor amiga, dijiste claramente que no estabas enamorado de mí. ¿Esperas que acepte casarme contigo?—Es que no tienes opción, Emma. Se lo dejé muy claro a tu padre, si no accedes a casarte haré públicas las fotos que tomé en Miami —dijo con una sonrisa.—¿En qué momento cambiaste tanto, Nicholas? ¿Cuándo dejas
Emma bajó por las escaleras, sus padres, los padres de Nicholas, Nicholas y Ryan estaban sentados en la sala.—Buenas noches —dijo con seriedad, su mirada recorrió a todos los presentes en la sala y se detuvo momentáneamente en Ryan. Sus miradas se cruzaron y él esbozó una ligera sonrisa—. Tenemos prisa por formalizar esta relación, por lo que veo —añadió.Nicholas se puso de pie y extendió su mano para recibir a Emma, ella lo ignoró olímpicamente y caminó a donde sus padres.—Estás siendo grosera, Emma —pronunció Jacob Fisher al ver el desplante de Emma hacia su hijo.—No nos engañemos, señor Fisher, todos sabemos las razones por las que estamos aquí. Ustedes buscan chantajear a mi familia, pero…—Basta, Emma —interrumpió Michael con seriedad —. Pasemos a la mesa, ahí discutiremos todo lo relacionado con la boda de nuestros hijos.Natasha y Michael fueron los primeros en salir de la sala, seguidos por los señores Fisher y Nicholas.—Mantén la calma —le susurró Ryan en el momento que
Los siguientes tres días, Emma pasó convenciendo a sus padres para llevarse a los chicos a Disneyland tal como se los había prometido e incluso se ofreció a pagar el viaje.—¿Se puede saber qué es lo que hiciste? —preguntó Michael sin apartar la mirada de su hija mayor.—¿Yo? —preguntó ella moviéndose ligeramente incómoda en la silla y no por la interrogante de su padre. ¡No!, esa tarde Ryan le había hecho el amor como un salvaje en el auto y ella estaba deliciosamente dolorida, como siempre que estaban juntos.—Te conozco, cariño y si no eres tú quien tiene la sartén por el mango cuando se trata de tus hermanos, es porque ellos deben saber algo que yo no —dijo.Emma pensó por un momento que su padre sabía la verdad, la miraba de una manera distinta, como si pudiera adivinar la verdad en su mirada.—Antes de irme a Miami les prometí que, si volvía antes de los seis meses, los invitaría a Disney, solamente estoy cumpliendo mi palabra, papá —mintió.—Entonces, ¿No quieres venir con noso
Michael no podía creer lo qué sus ojos estaban viendo. Él no podría borrar aquella imagen de su cabeza en mucho, mucho tiempo. Y es que él jamás se habría imaginado que Ryan, su mejor amigo y su hija. ¡Infierno!—¡Vístete, Emma! —gritó rojo por el enfado.Michael Collins no sabía exactamente lo que estaba sintiendo en esos momentos, quería coger a Ryan del cuello y molerlo a golpes. Pero no se atrevía a dar un solo paso para no ver a su hija de aquella manera.—Los espero en la sala de juntas —dijo saliendo del lugar.Emma y Ryan estaban petrificados por lo que había sucedido. Ninguno de los dos jamás se hubiera imaginado que Michael llegara y los sorprendiera de aquella manera.—Papá va a matarnos —susurró Emma.La muchacha tenía la boca seca y el corazón le latía fuerte como un tambor dentro de su pecho y estaba segura de que ya no era por lo que acaban de hacer. Si no por el miedo de enfrentar a su padre.—Será mejor que nos demos prisa, bonita. Hablaré con tu padre, no entres. Pas