Emma miró a Ryan como si lo viera por primera vez e intercambió la mirada del rostro del hombre y la caja en sus manos.—Me iré a dormir, Ryan —dijo mientras intentaba pasar del hombre.Ryan estaba aún enojado por el asunto de Steven y la demora de Emma, pero esto era realmente importante, él no iba a morir por culpa de la maldita incertidumbre.—No lo harás hasta que no orines sobre esta jodida prueba.—¡Eres un grosero, Ryan!—Tienes de dos sopas, bonita. O lo haces por voluntad propia o te llevaré arrastras a una clínica privada —gruñó el hombre apretándole el brazo.Emma lo miró con cara de pocos amigos y le arrebató la caja.—Vas a pagarme esto —le amenazó antes de subir a su habitación para hacerse la mentada prueba.Ryan caminó a paso lento por la escalera, entró a la habitación de Emma y se sentó a esperar a que la muchacha saliera del baño.Emma miró la pequeña pieza en sus manos, ella no quería saber. Ella no estaba preparada para hacer esto en ese momento y de alguna manera
Los siguientes dos días, Emma controló a Diana de cerca. Tenía un sexto sentido que le decía que esa mujer se traía algo entre manos y el tercer día lo comprobó al llamar al servicio de Catering que habían elegido para cubrir el evento y la asistente no había llamado y la empresa se había comprometido con otro evento y no tendrían personal disponible para ellos en la fecha acordada.—Ven a mi oficina —le ordenóDiana se tomó todo el tiempo del mundo y Emma no la presionó, esperó paciente a que llegara de cualquier manera, había solicitado a la gerencia del servicio de catering que le hicieran llegar la información de no confirmación del evento.—Lamento la demora, me entretuve con el señor Black —dijo la mujer entrando sin llamar a la puerta.—Te recuerdo, Diana, que trabajas para mí, no para el señor Black y segundo: no te he dado la confianza para venir y entrar a la oficina sin llamar a la puerta, recuerda que tú como el resto son colaboradores y hay jerarquías que no debes intenta
Ryan llamó al 911, la ambulancia no demoró mucho tiempo en llegar y Emma fue trasladada al Jackson Memorial Hospital.Emma fue ingresada a la emergencia, Ryan sentía que el corazón le iba a salir del pecho y no podía dejar de pensar que todo esto era su culpa.Había provocado la discusión con Emma ese día, quizá debió preguntar y no acusarla de haberle mentido.—Señor Black, ¿algo que debamos tener en cuenta con la paciente?—Está embarazada, por favor, que nada les pase —pidió cuando el enfermero le pidió rellenar los datos de Emma.—¿Usted es?—Su marido—dijo—. Soy su esposo —repitió.Ryan se sintió extraño al pronunciar aquellas palabras, era la primera vez que las decía a alguien más. No obstante, era la verdad. Emma era su esposa y él no había hecho nada para cuidarla, la había presionado tanto hasta llegar a este punto.Ryan entregó los documentos mientras esperó de manera impaciente en la sala, estuvo tentado en llamar a Michael y Natasha, pero no sabía que iba a decirles. Por
Emma miró su reflejo en el espejo, se veía muy bien según su opinión. Pero… ¿Le gustaría a Ryan?Sonrió al pensar en el hombre. Ryan se había estado portando muy bien desde su punto de vista, cuidaba su dieta mucho mejor de lo que ella lo hacía. E incluso velaba sus sueños y la había atrapado en la cocina la noche anterior cuando intentaba beber un sorbo de café, pero para su desgracia se había quedado con las ganas, porque él le había arrebatado la taza de sus manos como si fuera veneno.—¿Estás loca? —. Le había gritado él.—Solo quiero un sorbo de café, no tengo la culpa de mi adicción, tú me ensañaste a beberlo fuerte y sin azúcar —le había discutido ella intentando ponerle las manos encima a la taza.—Exactamente, yo te enseñé a beber y yo voy a impedir que vuelvas a hacerlo. Me prometiste cuidarte, Emma y no lo estás haciendo. ¿Quieres volver a Nueva York? —le preguntó. Ella automáticamente había dejado de luchar por recuperar su taza de café.—No, no quiero volver a Nueva York
La mente de Ryan se nubló y miró todo rojo. Él jamás en su vida había sentido tanto enojo hasta el punto de pensar que sería capaz de matar.Pero en ese momento, él ni siquiera se detuvo a reflexionar. Corrió hacia Nicholas y lo golpeó.Nicholas gimió al sentir la patada de Ryan impactarse contra su estómago y cayó al piso mientras intentaba defenderse. Pero Ryan no le dio ninguna oportunidad.Ryan estaba convertido en una fiera y dispuesto a rasgar a su presa. Nicholas no tenía manera de defenderse de cada puñetazo que recibió.Puñetazo tras puñetazo, caían sobre cualquier parte de su cuerpo, Nicholas solo defendió su rostro, mientras el hombre lo molía a golpes y lo habría matado si la gente de seguridad del hotel no hubiese intervenido y lo hubiesen alejado.—¡Emma, señor Ryan, Emma! —gritó Steven. Ya el joven había cubierto el cuerpo de la joven con la sábana para que ninguno de los presentes pudiera mirar.Ryan patio a Nicholas una vez más mientras lo arrastraban lejos de él y lo
Emma gimió al sentir la rodilla de Ryan abrirse paso entre sus piernas, ella enredó sus dedos en los cabellos cortos de su marido y lo atrajo mucho más a ella.Emma sintió el deseo correr por sus venas como lengüetas de fuego, como si la sangre se le convirtiera en lava y la consumiera en su calor.Ryan tomó el cuerpo de Emma y la hizo enredar sus piernas en su cintura, subió con un poco de dificultad la escalera, pero nada le hizo detenerse, nada le hizo romper aquel apasionado beso.El hombre abrió la puerta de la habitación y caminó hasta dejar el cuerpo de Emma sobre la cama.El beso se interrumpió por un breve momento en el que sus miradas se encontraron. Ryan quería encontrar una pizca de duda, algo que le hiciera detenerse, sin embargo, los ojos de Emma hablaron por sí solos.Y antes de que Ryan pudiera preguntarle, ella lo atrajo de nuevo y unieron sus bocas en un nuevo beso.Ryan metió su lengua en la cálida boca de Emma y la pasión estalló en ellos en una vorágine de emocion
«Trae a Emma de regreso a Nueva York de inmediato…» «Trae a Emma de regreso» «Trae a Emma de regreso» Aquella orden se repitió en la cabeza de Ryan como un mantra. Michael ni siquiera le había dado ninguna explicación para aquella petición y la sospecha se instaló en su corazón. ¿Michael se había enterado de la verdad? ¿Sabía que Emma y él estaban casados? —¿Ryan? —Emma golpeó el brazo de su esposo, pero no obtuvo respuesta. »—Ryan, ¿qué pasa? —le preguntó. »—¡Ryan! —gritó al ver que él ignoraba sus preguntas. —Era Michael. —¿Mi papá? —Sí. Quiere que te lleve de regreso a Nueva York… Emma se sentó de golpe en la cama al escuchar la petición de su padre y el mismo temor que Ryan sintió atormentó su corazón. —¿Crees que lo sepa? —preguntó. —No lo sé, Emma. —Hablaré con él. Le diré que no podemos marcharnos aún, recién hemos echado andar la primera producción, no tenemos a nadie preparado para quedar al frente de la Cosmética. Es una locura volver ahora —dijo con premura. E
Emma bajó del auto y echó discretamente una mirada al auto que se estacionó a una distancia prudente de ella, respiró profundo y caminó al interior de la cafetería. Por un momento pensó que tendría que esperar por Nicholas, el hombre nunca fue puntual en sus citas, no obstante, se vio sorprendida al verlo sentado en una de las mesas más alejadas de la cafetería.—¡Emma, qué gusto verte! —dijo él cuando la miró acercarse.—Quisiera decirte lo mismo, sin embargo, no voy a mentir para hacerte sentir bien e importante. ¿Qué es lo que quieres con todo esto? —preguntó de manera directa.—Casarme contigo —respondió él sin dudar.—Estás completamente loco, Nicholas. Me engañaste con mi mejor amiga, dijiste claramente que no estabas enamorado de mí. ¿Esperas que acepte casarme contigo?—Es que no tienes opción, Emma. Se lo dejé muy claro a tu padre, si no accedes a casarte haré públicas las fotos que tomé en Miami —dijo con una sonrisa.—¿En qué momento cambiaste tanto, Nicholas? ¿Cuándo dejas