La mirada de Austin cambió, una mezcla entre rabia y deseo aparecieron mientras que ella estaba sentada en sus piernas. Ella era sensual, demasiado, pero no era claro si ella lo sabía. No le gustaba ser controlado de ninguna manera, y ella lo estaba haciendo. Él se sentía ofuscado, se sentía en estos momentos prácticamente encarcelado, ni siquiera podía decidir que era lo que quería o no y sí, él fue quien aceptó, sí… pero es que no podía dejar que su vida se transformara tanto, sin contar que no le había dado su lugar, había preferido notoriamente mil veces a su ex esposo y eso sin duda es lo que más lo tenía molesto.Adriana sonrió y mordió su labio inferior, se soltó de Austin y se puso de pie. —Así que lo que quieres es sexo, como dos personas felices en el matrimonio —él arrugó su entrecejo. Ella se quitó la bata que tenía quedando únicamente en aquel pijama de seda prácticamente transparente. Austin guardó silencio, no esperaba eso a decir verdad.—Tengamos sexo, hasta el ca
Adriana salió temprano de la casa, había pasado un momento un poco desagradable al lado de Austin, pero estaba completamente segura que eso se le pasaría luego de que comenzara a ver la gran cantidad de dinero que iba a estar en su cuenta. Adriana llegó hasta la empresa resonando con sus tacones, llamando la atención de todo el que estaba a su alrededor y eso es lo que ella más quería, no pasar desapercibida. Que todo el mundo viera que había vuelto, que había regresado con la plena intención de quedarse. Llegó hasta la oficina de presidencia, la secretaría de Mike suspiró con fuerza, no sabía exactamente qué estaba pasando, pero tenía la orden expresa de su jefe en que no podía dejarla pasar. —Señora... —Harper —respondió Adriana. —Señora Harper, el señor me pidió que le dijera que lo esperara en la sala de juntas, él está en una reunión muy importante. Por favor, no puede ingresar a la oficina sin su autorización. —Entiendo que Mike te haya lavado el cerebro, pero tu obligaci
Alice limpió su boca quitando los rastros de sangre y sonríe con agriedad, sonríe con dolor, con cinismo, sonríe completamente dolida.—Bueno debo reconocer que sí fue una sorpresa verte aquí, no lo esperaba y estoy segura de que Mike tampoco lo esperaba. Pero de nada te sirve estar aquí, ya perdiste todo lo que tenías, perdiste absolutamente todo y solo estás aquí triste sola y desamparada.—Tienes la boca llena de razón, debo decir que tus palabras son la realidad, perdí todo, en el pasado… ahora en el presente o en el futuro como quieras imaginarlo. Todo vuelve a mis manos, absolutamente todo y yo estaré riendo mientras que ustedes estarán bajo tierra revolcándose arrepentidos por haberme quitado lo que me corresponde. —Mike no volverá a ser tuyo, en realidad nunca lo fue —dice Alice, marcando territorio. Adriana comenzó a reír, haciendo que Alice simplemente se llenará de rabia. —Mike no está entre mis planes, no me interesa recuperarlo, no obstante, creo que no sería mala idea
Adriana corría sin detenerse, sus piernas ya no tenían fuerza. Ella buscaba la manera de no mirar para atrás, porque sabía que ellos estaban por llegar… que él estaba por llegar. Su corazón latía a mil por horas, el miedo recorría todo su cuerpo.De nuevo sus piernas flaquearon y Adriana cayó al suelo, cuestionarse si seguir luchando por salvarse era importante o no, era algo que en esos momentos no pasaba por la cabeza de Adriana. Lo único que podía pasar una y otra vez en su cabeza, era la imagen de su esposo, del hombre que en el altar le juró amor verdadero una y otra vez. El dolor físico se mezclaba perfectamente con el dolor en su corazón.Ella solía ser fuerte, solía enfrentar las cosas con valentía, sin embargo, hoy se dio cuenta que no era así, solo era una mentira, nunca fue valiente, nunca fue fuerte. Adriana se estrelló con una realidad que nunca quiso imaginar. Ella ocultó su cuerpo al lado de un gran muro, no era difícil poder ocultarse en este lugar tan grande. No era
Dos años después Austin se sienta y levanta su copa, celebra una vez más haber cerrado un importante negocio. Las personas a su alrededor lo felicitaban, un hombre como él: joven, apuesto y bastante inteligente, era un completo éxito en los negocios. Desde que su padre lo dejó a cargo de su empresa hace un poco más de un año, todo da resultado a la maravilla. —Hoy quiero felicitar a mi hijo, me siento muy orgulloso de todo lo que ha hecho en la empresa —menciona el hombre—. Quiero felicitarlo especialmente por esta nueva sociedad. Algunos aplausos resuenan en el lugar, Austin levanta de nuevo su copa de manera modesta y observa a todos los trabajadores de su padre, y no solo a ellos sino también a sus nuevos socios. —Todo esto no hubiese sido posible si no hubiera sido por ti padre, te aseguro que daré lo mejor de mí y a usted señor Johnson le aseguro que no se arrepentirá de haber depositado su confianza en nosotros… en mí —Austin comenta con arrogancia. Mike Johnson choca la
Adriana dejó una carpeta sobre la mesa y levantó su mano para ordenar algo. Austin no parpadeó ni un solo segundo, todo esto era demasiado raro. La belleza de aquella mujer lo impresionaba, sin embargo, lo impresionaba más la manera en la que lo miraba y emanaba seguridad. —Pediré una copa, debemos brindar cuando cerremos el trato. Es justo que celebremos esta nueva alianza —ella pronuncia con delicadeza. —Mire señora, no sé que es lo que está pasando por su cabeza, pero no es normal llegar a la mesa de un hombre de esta manera. ¿De qué se trata todo esto “Adriana Harper”? —El rostro cargado de incredulidad por parte de Austin sobresalía. —No sabía que era un hombre tan escéptico, por lo visto no me cree. ¿Qué le parece si avanzamos un poco? le contaré mi propuesta, espero que sea inteligente y la acepte. Escuché que necesita un hijo, yo se lo daré, con la condición que usted se case conmigo. —Ella bebe un sorbo de su copa y luego inclina su cuerpo a un lado—. Conmigo puede conseg
Austin llega a la empresa, el trato con Mike había sido justo, al menos por el momento podría tener una oficina en las empresas Harper y desde allí podía hacer los movimientos sin que su padre pusiera el grito en el cielo. Al menos lo podía hacer por el tiempo que su padre continuara con vida. Austin se sobre saltó cuando la puerta fue abierta. Mike mostraba una gran sonrisa... esa era la forma más eficiente de llegar a los demás, la forma más eficiente en la que las personas podían ver lo confiable que era. —¿Y cómo te sientes en tu nueva oficina? —pregunta Mike entrando a la oficina—. ¿Feliz? me encargué de que todo fuera perfecto para ti.—Muy bien, debo reconocer que es demasiado acogedor. —Austin le sonríe— creo que podría acostumbrarme perfectamente a esto.—Espero que en verdad sea de tu agrado, me encanta que nuestras empresas se hayan aliado. Abrirme en la industria es lo que más me interesa y con tu apoyo creceré cada vez más. —Ambos ríen—. Bueno te dejaré instalarte, te d
Mike se tensó por completo, pasó saliva y miró a su esposa de nuevo. En estos momentos su cabeza estaba completamente fuera de sí. Ella estaba frente a él, la mujer que había dado por muerta hace dos largos años. Él estaba completamente seguro de que el hombre al que le había ordenado encargarse de ella había hecho bien su trabajo, pero se equivocó… se equivocó al no exigir más pruebas que constatara que en verdad ella estuviera muerta. Se equivocó al no ver con sus propios ojos que eso fuera verdad. —Y bien, veo que te has quedado sin habla —ella menciona entre risas—. Te quedaste mudo… ¿tanto te sorprendiste con mi aparición o más bien la sorpresa fue porque no pudiste matarme? —ella termina por decir, él le da una mirada amenazante. Adriana se veía completamente calmada, con una tranquilidad insana con todo esto, no obstante, por dentro todas sus emociones estaban hechas un caos. —Austin te pido por favor que salgas, después me pongo en contacto contigo —Mike pide—. Tenemos mu