A veces simplemente hago las cosas...

Se que debería pensar antes de actuar pero creo que es demasiado tarde para mí. Me he pasado toda la vida obedeciendo órdenes, no replicando y haciendo todo lo que se esperaba de mí. Pero una vez que muerdes la manzana prohibida ya no hay vuelta atrás.

Sabía sobradamente lo que estaba arriesgando con esto, no solo mi matrimonio estaba en juego, también la reputación de mis suegros y quién sabe si hasta mi propia vida.

Aquella mañana después de despedirme de Pierre baje hasta el jardín, me cambié de ropa y me dirigí hasta el mercado, esperando escuchar algo que me indicara el siguiente paso a tomar.

Como esperaba allí había reunido un buen grupo de hombres, me coloque al final y escuche atentamente. Eso lo hice durante toda una semana.

Llevar una doble vida me estaba pasando factura, pero ahora que estaba tan cerca no podía parar. Era adictivo de lo que no podía escapar.

Y aquí estaba lo más difícil tenía que poder salir en la noche y que Pierre no