Condado de Sussex 1865Hacia ya varios años que no estaba permitido reír, bailar o cualquier actividad que desagradara al barón, siempre portó un carácter difícil pero desde la muerte de su adorada esposa esto había empeorado convirtiéndolo en un ser huraño y mal humorado.Esa mañana quedaría clavada en sus retinas por el resto de sus días. Su padre las había hecho llamar y eso no era buena señal.Aunque vivían en el mismo lugar eran contadas las ocasiones en las que ellas lo veían. Siempre encerrado en su despacho o de viaje por trabajo.La única vez que las hizo llamar fue para comunicarles la muerte de su madre, desde ese día sus vidas habían cambiado demasiado.Bajaron las escaleras sin hacer demasiado ruido ya que eso molestaba en demasía a su padre. Isabel la mayor fue la primera en tocar la puerta, un mes atrás había cumplido dieciocho años y aunque no había sido presentada en sociedad, soñaba con poder hacerlo algún día, no deseaba esposo pero si quería ver Londres y en especi
Las dos semanas de plazo estaban a punto de concluir y lo inevitable llegaba a su fin. Aunque por otra parte mi prometido no había llegado aún, una chispa de esperanza volvió a invadir mi corazón.La mansión era un hervidero, los sirvientes corrían de un lado a otro preparandolo todo, la celebración se haría en el jardín y nada parecía estropearlo. Aunque el otoño ya había hecho acto de presencia las mañanas aún eran cálidas y nada hacía presagiar de que el tiempo fuera a empeorar.Me me dirigía hacia el jardín trasero con un libro sobre el antiguo Egipto entre mis manos, gracias a mi primo Edwin había podido conseguir tan magnífico ejemplar. Mi padre nunca me lo hubiera comprado.La voz de mi padre me hizo parar en seco.— Isabel, tu prometido ha llegado, ven a recibirlo junto a tus hermanas— dijo con su característico tono de voz.Alise la falda de mi vestido y me coloque al lado izquierdo de mi padre, Mary lo hizo a mi lado y a su lado Corina. Siempre odie el tener que colocarnos a
Llevamos una semana de viaje y tan solo hemos parado lo justo y necesario, me duele todo el cuerpo de estar tantos días metida en esta caja de madera. No creo que mi esposo y su primo estén mucho mejor ya que ellos duermen durante el día y a la intemperie. Unas horas y seguimos el camino.La señora no se ha quejado ni una sola vez, aunque he podido percibir que sufre dolores de cabeza. Estos días han sido los más aburridos de mi vida, nadie de los presentes me ha dirigido la palabra. Si tan solo hubiese cogido mi libro, pero no! Tuve que dejarlo con el equipaje.— Niña despierta ya estamos entrando en nuestras tierras— dice la señora con orgullo.Abro los ojos y me asomo por la ventana, no puedo negar que nos encontramos en un lugar bonito, el verdor de la tierra y los frondosos bosques hacen de este un lugar de cuento de hadas.Un rato después llegamos hasta un complejo de casas, en el centro hay una gran edificación y alrededor pequeñas casas flanqueando el edificio principal.El ca
Cierro la ventana, congelada pero al menos he quitado el sueño de mi cuerpo.Voy hacia la chimenea y al levantar la cabeza lo veo ahí parado. Sin poder evitarlo doy un grito. Porque nadie en esta casa puede avisar de su llegada.El me mira sorprendido y frunce el ceño algo que por otra parte ya se ha vuelto habitual, yo hago lo único que puedo hacer, es decir, pedir disculpas.Me mira atentamente y no puedo evitar nada más que bajar la mirada.— Mirame—Recuerdo las palabras de la señora, debo obedecer, por lo que levantó la cabeza y lo miró los ojos. Durante unos segundos nuestras miradas se clavan en el otro.— Vete a dormir, estoy cansando—Me voy a la cama y me tapo con las mantas, no se en que momento me quedo dormida pero despierto cuando descorren las cortinas, me siento en la cama y veo como mi esposo ya no está en el dormitorio.Las chicas hablan y ríen mientras cambian las sábanas, me miran disimuladamente pero se que se están riendo de mí.Bajo a desayunar y soy la última p
— Qué es lo que te ha pasado?— dice mi esposo a mi espalda.He estado a punto de gritar pero ya estoy empezando acostumbrarme a sus interrupciones.— No es nada ya casi están curadas—— Como puedes decir eso, si tienes las rodillas en carne viva—— Apenas si duelen ya. Qué tal su viaje?—— Bien..., Porque te vistes así, no tienes vestidos? porque podemos comprar nuevos—— No es necesario, no quiero estropearlos—Termino de vendar mis rodillas y me meto en la cama. Un rato después lo hace mi esposo.— Por qué me tratas de usted si somos esposos?—— No lo sé, me pareció lo correcto—— Me gustaría que me llamaras por mi nombre—— Está bien James—Apago mi lámpara y cierro los ojos. Intento dormir pero no puedo. Se que el también está despierto.— James le puedo, perdón te puedo hacer una pregunta—— Pregunta—— Puedes repudiarme si lo deseas ya se que no soy lo que esperabas, y no me molesta. En el tiempo que llevo aquí he aprendido muchas cosas creo que podría servir en alguna de las ca
Miro mis manos y veo que estás supuran, mis rodillas no están mucho mejor, lavarlas con agua y jabón no están causando el resultado deseado.Supongo que debo visitar al doctor y que este me recete algún ungüento. Pero para hacerlo tengo que pedirle permiso a él, además de dinero. No sé dónde está el pueblo y tampoco puedo pagar. Me acerco hasta mi alcancía y veo unos pendientes de oro, me los compro mamá por mi quince cumpleaños. En serio estoy dispuesta a deshacerme de ellos por curar mis heridas.Suspiro y me siento sobre la cama.— James se que estás ahí, he escuchado tus pasos—La puerta se abre y este pasa hasta el dormitorio, pasa al baño y cambia su ropa por la de dormir. Nunca antes me había dado cuenta de que hacía eso, o quizás es porque estoy despierta.Se mete en la cama con un libro en la mano.— Te molesta que lea?—— No por mi está bien—— Has echado a tu madre por mis palabras de anoche—— No exactamente—Le doy la espalda y cierro los ojos, una punzada de dolor recorr
No sé cuándo se acostaría James, ya que debí de dormirme antes de que el llegará al dormitorio, cuando me he levantado tampoco estaba.Quizás no haya dormido aquí, una sensación de desasosiego me invade, saco las ideas negativas de mi mente me centro en lo evidente. Creo que nuestra relación no es la de unos esposos normales, aunque no estoy totalmente segura. Es más bien como si fuéramos hermanos, así que no debo sentir celos.Mi madre decía que si con suerte conseguías llevarte bien con tu esposo podrías llegar a ser feliz, una amistad tampoco estaría mal después de todo.Bajo hasta el comedor, una de las chicas me entrega dos sobres. Me indica que el señor las ha dejado para mí y que no debo esperarlo para comer.Miro sendas cartas y veo que una es de Mary y otra de Corina. Mi corazón salta de alegría, al fin he recibido carta de mis hermanas, las guardo en el bolsillo de mi vestido y desayuno en soledad.Subo mi dormitorio y dejo las cartas sobre el escritorio. Más tarde las leeré
Después del beso apenas pude dormir, y para cuando lo hice los primeros rayos de sol ya aparecían en el firmamento. Desperté pasado el medio día y me sentí horrible, porque nadie me había despertado! ahora todos pensarían que era una vaga y una perezosa.Baje a desayunar pasadas las doce ya en vez de desayuno fue el almuerzo.Después de comer me senté en el sillón que había debajo de la ventana y deje volar mi imaginación.— Isabel, podemos hablar de lo que paso a noche—— No te preocupes ya lo he olvidado, no sientas culpa por ello—— Es que en tu inocencia, porque tengo ganas de decir ignorancia, no ves que yo no me arrepiento que disfrute de ese beso, tanto que tuve que apartarme de tu lado para no hacerte mía en ese mismo instante—Hacerme suya, en que modo? Repasó sus palabras en mi mente otra vez.— Lo siento, solo es que pensé que te arrepentiste—— No, eso nunca, fue nuestro primer beso como marido y mujer—Pasamos la tarde juntos cogidos de la mano, y hablando de cosas trivia