ChristopherVoy muy retrasado para la subasta. Justo cuando estaba por salir recibí la visita de la abuela quien al saber hacia donde iba decidió acompañarme y por supuesto llevar otras cosas para donar a la subasta.Luego, cuando al fin parece que podemos salir, recibo una llamada del detective que me tomó al menos quince minutos más, donde acordamos nuevos detalles del operativo. Por lo que ahora estamos llegando unos 35 minutos tarde.Lo único que me da un poco de alivio es que más temprano le hice llegar al menos 5 artículos más a la loca amiga de la llorona para que subastara antes del jade.—¡Al fin!— digo, cuando detengo el auto en la entrada del hotel, listo para darle las llaves al valet.—Parece que estás ansioso— comenta mi abuela desde su lugar y por toda respuesta guardo silencio.Sin embargo, mi silencio nunca le ha importado, por lo que rápidamente regresa al ataque.—Debo admitir que este panorama nunca pasó por mi mente cuando todo esto empezó— Ahora si me encuentro f
ChristopherHa llegado el día del operativo y las cosas son una locura. Los topos de Abigail ya están enterados de lo que ocurrirá el día de hoy por lo que deben tratar de actuar lo mejor posible para evitar sospechas, pero al mismo tiempo vigilar que todo se lleve de manera correcta. Y el topo que yo inserté solo necesita una señal para empezar a actuar y ayudarnos a que el imbécil no se escape.El detective, la unidad de narcóticos y la policía también están preparados para iniciar, nos ha advertido que las cosas podrían salirse un poco de control y nos recomendaron que nos mantuviéramos al margen mientras se llevaba a cabo. —¿Por qué yo no puedo ir y tú si?Tengo que sostener el puente de mi nariz y respirar con profundidad para evitar gritar ahora mismo. Llevamos casi una hora teniendo la misma discusión y la llorona aún no entiende que no voy a cambiar de opinión.—Porque ahí serías una distracción, en cambio acá vas a estar segura— le digo y veo que ella tiene toda la inten
AbigailMe siento muy cansada. Lentamente empiezo a abrir los ojos y la luz de la habitación me ciega por un instante haciendo muy difícil mantenerlos abiertos. Cuando por fin consigo acostumbrarme, parpadeo repetidas veces y empiezo a mirar el lugar en el que estoy descubriendo que es una habitación de hospital.—¡Abi!Giro hacia donde proviene la voz y un dolor punzante atraviesa mi cabeza y al tocar me doy cuenta que lleva una venda y lo que se siente como puntos debajo.—¿Mamá? — digo, viendo a mi madre acercarse con ojos muy rojos e hinchados hacia mi— ¿Qué ha pasado, mami?Mi madre deja salir un sollozo al escucharme y eso de inmediato hace que me coloque alerta.—¿Abi, hija, no recuerdas nada de lo sucedido en la casa?Frunzo el ceño y hago un esfuerzo por entender de qué me habla y es ahí cuando a cuenta gotas los recuerdos comienzan a llegar a mi mente: el operativo, la llamada, los disparos, Esteban tomandome de rehén…—¡Mi bebé!— grito y llevo mis manos de inmediato a mi
ChristopherSalgo de la habitación del hospital sin ver a nadie. Siento como el pulso me late desenfrenado y sentimientos que no estoy acostumbrado a sentir comienzan a abrumarme. No sé qué me pasa, estoy enojado hasta la mierda, si, pero también tengo un sentimiento de ahogo que siento que puede dejarme sin respiración.Sin siquiera procesar lo que hago manejo directo hasta el bar al que solía ir a tomar y divertirme y mientras lo hago marco por altavoz el número de James, quien a los tres timbres contesta de inmediato.—¡Christopher! Joder por fin, te he estado llamando desde que me enteré de lo sucedido y no contestabas ¿Qué ha pasado todos están bien?No se ni por donde mierdas empezar a decirle todo lo que ha pasado en las últimas 8 horas, porque ese es el tiempo que duré dentro de ese maldito hospital esperando que Abigail despertara y me dijera que lo que el médico decía era mentira.—Todo está mal— digo — Voy a Burdeos, nos vemos ahí.—¡¿Vas a ir a un maldito bar ahora?! ¿Qu
AbigailHace un mes y medio dejé a Christopher. Me vine a Alemania esperando que él recapacitara y quisiera a nuestro bebé, que nos quisiera a ambos, pero no lo hizo. No he recibido ninguna llamada de él y eso me hace sentir muy triste. Me siento sola, abandonada y confundida. ¿Por qué no puede amar a nuestro bebé? ¿Por qué no puedo ser suficiente para él?Antes de irme le deje una nota que pensé iba ayudarlo a recapacitar. Le pedí que me buscara y aunque mi número de celular ya no es el mismo, sé que si él quisiera, podría hallarme en poco tiempo.Estoy en mi nueva casa, tumbada en el sofá y mirando al techo, cuando mi madre entra en la sala y de inmediato siento su mirada desaprobadora puesta en mi.—Abigail, tienes que levantarte, la depresión no es buena para el bebé. Tienes que hacer algo por él, por ti misma, —dice mi madre con tono de preocupación.He estado deprimida desde que dejé a Christopher. No puedo sacarlo de mi mente, y siempre me preocupa cómo le está yendo a nuest
ChistopherAbigail se fue del apartamento. Cuando el médico le dio finalmente el acta de salida del hospital ella llegó a la casa, recogió todas sus cosas y simplemente se fue.Mi mente en esos instantes era una montaña rusa de pensamientos, no podía dejar de pensar en que ella me mintió, y que estaba trayendo al mundo un hijo que claramente le dije en su momento que no quería, pero por otro lado está este sentimiento que no consigo entender, es un vacío que me consume y que me hace querer buscarla como loco. Un subidón entre la alegría y el pánico al pensar que ella está llevando un hijo mío en el vientre.La abuela no demoró en decir que ese es mi subconsciente tratando de decirme que en el fondo sí quiero a ese bebé, que la quiero a ella. Ha pasado un mes y medio desde su partida y todo en mi vida ha sido un desastre, mi humor está peor que nunca y mis ataques de rabia se han hecho más constantes de lo que me gustaría. Al principio me tome unos días para pensar bien las cosas, p
AbigailMe he acostumbrado a mi nueva vida. Poco a poco le he ido tomando el ritmo a mi vida en Alemania y he dejado de pensar en las cosas que me afligen, lo que se reduce a Christopher, dándome cuenta que eso solo me hace daño.Justo ahora me encuentro concentrada en un negocio que suena muy prometedor con una empresa estadounidense, Annie ha sido de mucha ayuda en las ventas, pero yo también estoy haciendo mis propias captaciones a cuentas importantes.Estoy justamente en eso cuando la puerta de mi oficina es abierta y Annie entra esbozando una enorme sonrisa.—Oh, Dios, ¡no sabes cuanto me alegra que sigas aquí!— me dice emocionada y es inevitable no regresarle la sonrisa.—Pareces emocionada, Annie ¿Ha pasado algo?—¡Ni te imaginas! Me ha llegado un nuevo cliente como caído del cielo, es uno grande e importante. Quiere reunirse mañana a primera hora.Toda la situación aunque me emociona pero también se me hace un poco extraña porque aún no somos tan visibles como para que los gra
ChirstopherAbigail parpadea dos veces confundida, y entonces lentamente gira su rostro hacia Annie quien parece querer buscar un agujero donde meterse.—¿Tú sabías de esto?— le pregunta Abigail y hay cierta autoridad en su tono que me encanta, aún cuando parece que he metido en aprietos a mi prima.—Yo… bueno, si. ¡Pero no mentí!— dice rápidamente Annie— Él si es un cliente que VA a quedarse con nosotros, y también era una sorpresa para ti— le dice mi prima— Está desesperado por hablarte, solo escuchalo, ¿si?Bueno, debo agradecer que mi prima, a pesar de que la he metido en aprietos, parece dispuesta a echarme una mano.Abigail vuelve a llevar la mirada hacia mi y veo como en sus ojos se está librando una batalla, como si no pudiera decidir qué hacer ahora mismo y me aprovecho de eso, dando un pequeño paso más cerca de ella.—Por favor, llorona. Llevo mucho tiempo buscándote. — le digo haciendo alusión a su carta y a la promesa que hicimos hace ya tantos meses.Ella toma una inspir