ChistopherAbigail se fue del apartamento. Cuando el médico le dio finalmente el acta de salida del hospital ella llegó a la casa, recogió todas sus cosas y simplemente se fue.Mi mente en esos instantes era una montaña rusa de pensamientos, no podía dejar de pensar en que ella me mintió, y que estaba trayendo al mundo un hijo que claramente le dije en su momento que no quería, pero por otro lado está este sentimiento que no consigo entender, es un vacío que me consume y que me hace querer buscarla como loco. Un subidón entre la alegría y el pánico al pensar que ella está llevando un hijo mío en el vientre.La abuela no demoró en decir que ese es mi subconsciente tratando de decirme que en el fondo sí quiero a ese bebé, que la quiero a ella. Ha pasado un mes y medio desde su partida y todo en mi vida ha sido un desastre, mi humor está peor que nunca y mis ataques de rabia se han hecho más constantes de lo que me gustaría. Al principio me tome unos días para pensar bien las cosas, p
AbigailMe he acostumbrado a mi nueva vida. Poco a poco le he ido tomando el ritmo a mi vida en Alemania y he dejado de pensar en las cosas que me afligen, lo que se reduce a Christopher, dándome cuenta que eso solo me hace daño.Justo ahora me encuentro concentrada en un negocio que suena muy prometedor con una empresa estadounidense, Annie ha sido de mucha ayuda en las ventas, pero yo también estoy haciendo mis propias captaciones a cuentas importantes.Estoy justamente en eso cuando la puerta de mi oficina es abierta y Annie entra esbozando una enorme sonrisa.—Oh, Dios, ¡no sabes cuanto me alegra que sigas aquí!— me dice emocionada y es inevitable no regresarle la sonrisa.—Pareces emocionada, Annie ¿Ha pasado algo?—¡Ni te imaginas! Me ha llegado un nuevo cliente como caído del cielo, es uno grande e importante. Quiere reunirse mañana a primera hora.Toda la situación aunque me emociona pero también se me hace un poco extraña porque aún no somos tan visibles como para que los gra
ChirstopherAbigail parpadea dos veces confundida, y entonces lentamente gira su rostro hacia Annie quien parece querer buscar un agujero donde meterse.—¿Tú sabías de esto?— le pregunta Abigail y hay cierta autoridad en su tono que me encanta, aún cuando parece que he metido en aprietos a mi prima.—Yo… bueno, si. ¡Pero no mentí!— dice rápidamente Annie— Él si es un cliente que VA a quedarse con nosotros, y también era una sorpresa para ti— le dice mi prima— Está desesperado por hablarte, solo escuchalo, ¿si?Bueno, debo agradecer que mi prima, a pesar de que la he metido en aprietos, parece dispuesta a echarme una mano.Abigail vuelve a llevar la mirada hacia mi y veo como en sus ojos se está librando una batalla, como si no pudiera decidir qué hacer ahora mismo y me aprovecho de eso, dando un pequeño paso más cerca de ella.—Por favor, llorona. Llevo mucho tiempo buscándote. — le digo haciendo alusión a su carta y a la promesa que hicimos hace ya tantos meses.Ella toma una inspir
AbigailNo puedo creer que Christopher esté aquí. Él tampoco parece que pueda creerlo del todo porque no deja de mirarme o tocarme en cada oportunidad que puede.Lo he traído a desayunar a una de mis cafeterías favoritas cerca de la empresa, aún tenemos muchas cosas que hablar y aclarar.Sé que tal vez mi madre y Melissa vayan a reprocharme que lo haya perdonado con tanta rapidez, pero siendo sinceros, él es lo único en lo que he pensado en estos dos meses, y lo que quería era que me buscara, que recapacitara y lo hizo, entonces ¿Por qué esperar?Estamos sentados en una de las mesas del fondo para mayor privacidad, sus ojos no han dejado de detallarme en ningún momento.—No se porqué lo hizo— digo finalmente y ni tengo que decir nombre porque, por la forma en que Christopher aprieta la quijada, sé que sabe de quien hablo—Él sabía que yo… Que yo esperaba por ti.Escucho el suspiro que deja salir y veo como su mano toma la mía que se encuentra sobre la mesa, antes de llevar mis nudillos
ChristopherNo sabía que el amor iba a sentirse así, que yo iba a sentirme así, pero no voy a acobardarme. No ahora, después que lo he probado y me he dado cuenta que me encanta.Me encanta amar a la llorona y Dios, no tengo palabras para describir lo que me hace sentir que ella me ama de vuelta. Sin embargo, en el momento en que cruzamos la puerta de la habitación de hotel, todos esos pensamientos pasan a segundo plano, porque ahora solo puedo pensar en hacerla mía.Cogiendola por sorpresa la tomo de la cintura y la hago girar hasta dejar su espalda recostada de la pared, mientras que con mi cuerpo cubro el suyo y antes de que ella pueda siquiera abrir la boca para decir algo, llevo mis labios a los suyos y la beso de la manera en que he querido hacerlo desde que la vi.Mis labios toman los suyos con necesidad, con hambre. Mordiendo, lamiendo y chupando. Y en el momento en que siento sus manos subir por mi torso y llegar a mi cabello para jalar de él. En ese momento lo pierdo por com
AbigailLlevo toda la tarde en la habitación del hotel con Christopher. Es como si no pudieras tener suficiente del otro y si ahora hemos hecho una pausa es porque aún tenemos cosas que hablar antes de que vaya a encontrarme con Mel.—¿Qué quieres hacer ahora?— me pregunta y yo detengo el bocado de comida que estaba a punto de meter en mi boca para verlo.—¿Comer?— le digo, haciendo énfasis en el cubierto en mi mano.Veo como él pone sus ojos en blanco al escucharme y lucha con la sonrisa que amenaza con formarse en su rostro.—Me refiero con nosotros, llorona. Parece que estás radicada aquí en Alemania y yo estoy en Londres, entonces te repito ¿Qué quieres hacer?Lentamente bajo el cubierto y sé que no tengo que pensar demasiado en mi respuesta porque sé lo que quiero: Lo quiero a él.Sin embargo, soy consciente que debo ser una persona responsable, no puedo jugar con lo que he conseguido aquí, hay muchas personas que dependen de mi empresa y no pienso defraudarlos.Pero entonces, un
Abigail La conversación con Melissa terminó siendo un enredo total en donde ella prácticamente no me dijo nada de manera clara, más allá de que un hombre parece que se ha obsesionado con ella y que James al intentar ayudar empeoró todo. Sin embargo, siento que hay mucho más que no me está diciendo. De hecho siempre ha sido así. Desde la universidad he sabido que su familia esconde varios secretos, pero no la he presionado en ello. De hecho, creo que su afán en ocultarlo de mi es más por… protegerme. Pero ahora mismo me encuentro muy preocupada. —Mel, ¿sabes que no soy de cristal, cierto?— le digo— Sea lo que sea que estés ocultando, puedo con ello. Ella me ve y traga en seco antes de alejar la mirada y comenzar a jugar con sus dedos. —Lo sé, es solo que no quiero que cambies la imagen que tienes de mi. Chasco mi lengua con molestia y me acerco mucho más a ella. —Eres mi mejor amiga, mi socia y serás la madrina de mi bebé. Nada de lo que me digas va a cambiar eso. Veo como sus
Christopher Voy a casarme. Realmente no creí que yo haría algún día algo como esto y mucho menos por voluntad propia. El matrimonio nunca pareció ser algo a lo que yo pudiera aspirar por amor porque ¿Quien amaría a alguien como yo? Pero entonces la llorona llegó a mi vida para enseñarme que a veces podemos estar equivocados. Me asomo por la ventana y veo como la playa privada ha sido decorada de manera mágnifica. Las rosas blancas y azules llenan el lugar y la pequeña tarima donde estará el sacerdote parece sacada de una película.Aún no puedo creer que hayamos hecho este viaje sólo para casarnos. Nos encontramos en México, específicamente en el hotel de Acapulco que adquirí hace ya tantos meses. La llorona quiso que aquí fuese donde celebraremos el matrimonio y que lo hiciéramos de la manera más privada posible, es por eso que los invitados no llegan ni a las 20 personas. Escucho que tocan mi puerta y antes de que pueda caminar hacia ella para abrir, esta se abre y la silueta de l