***—Benjamin —jadea con inseguridad, intentando moverse, pero la detengo suavemente por la pierna, manteniéndola al borde de la cama.Le bajo la ropa interior, deslizándola lentamente hasta quitársela por completo. A pesar de sus protestas, no me detiene. Al tenerla completamente dispuesta, abierta para mí, observo con detenimiento su centro húmedo, clamando por mi atención.Me relamo los labios. Quiero inclinarme y saborearla, pero la urgencia de entrar en ella es abrumadora. No puedo esperar más; he anhelado este momento durante tanto tiempo. Tantas noches en su habitación, tocándola suavemente, viviendo solo de su aroma, conformándome con acariciarla por encima de la tela mientras dormía. Ha sido un tormento soportar tanto; mi deseo acumulado está a punto de estallar.—Lo siento, cariño —susurro, posicionándome en su entrada e ingresando solo la punta—. Si no entro ahora, voy a enloquecer.Ella suelta un alarido mientras me hundo en su cavidad profundamente, sin dejar nada fuera.
***POV: Nevaeh Winter El sol brilla suavemente a través de las hojas del viejo roble bajo el cual estoy sentada. La brisa cálida acaricia mi rostro mientras disfruto de un jugo de frutas fresco. Observo a Joel sentado en el césped, extendiendo una zanahoria a los dos conejitos que Benjamin me regaló. Apenas supo de su existencia, insistió en que saliéramos a jugar con ellos. Tuve que dejar a Benjamin solo en la habitación para venir con él al jardín en plena mañana.—Mami, ¿y sus nombres? —pregunta Joel sin mirarme, concentrado en intentar que se coman la zanahoria. Son tan mansos y dóciles que me sorprende cómo Benjamin vio en ellos una representación de mí. Soy todo lo contrario—. ¿Se llamarán igual que mis hermanitos?.—No tengo un nombre todavía para los gemelos —me quedo pensativa. Es cierto, he pasado por alto nombrarlos, solo he comprado ropa para bebés estas últimas semanas—. Pero Yin y Yang son los nombres de los conejos.—¿Yin y Yang?.—Sí, ¿no te gusta?.—Luz y oscuridad.
***POV: Benjamin Worsley —¿Sabes cómo usar una computadora? —ella niega, descansando su espalda contra mi pecho—. ¿Ni una vez lo has intentado?.—¿De dónde iba a sacar dinero para comprar una? —responde irritada—. Creo que te burlas de mí.Sonrío levemente y beso la parte trasera de su nuca.—¿No quieres aprender?.—No —su rotundidad me deja helado.—¿No?.—¿Para qué querría aprender? ¿Para trabajar? Ni hablar. He trabajado como mula durante años, y ya no lo volveré a hacer porque tengo un marido rico que me puede mantener. Es el sueño de toda mujer, ¿sabías? Tienes dinero suficiente para darme.—¿Tenías ese tipo de pensamiento? —cada vez me sorprende más esta tortuga panzona.—Para qué mentirte. En mis días más locos pensaba así, pero como ya te tengo a ti, pues me conformo.—Hablas de mí como si fuera tu única opción —frunzo el ceño, aunque no pueda verme estando de espaldas.—Hay más opciones aparte de ti, pero ya estaba casada cuando desperté, ¿recuerdas?.Le muerdo el hombro co
***POV: Nevaeh Winter Estoy emocionada. Voy de camino a buscar a Joel a la escuela. ¿No es genial? Se siente como si estuviera yendo a buscar a mi propio hijo.—¿Ya casi llegamos? —le pregunto ansiosa a Hitler por tercera vez. Está al volante y es quien me acompaña porque Benjamin se ha ido a trabajar. Esta vez no le hice berrinche porque el pequeño Joel me pidió que, en lugar de su padre, lo fuera a buscar personalmente. De otra manera, me habría ido detrás de él pegada como una garrapata. Por suerte, la última vez que hicimos cosas indebidas en su oficina, nadie lo notó.«Esa experiencia la quiero volver a repetir».—Ya hemos llegado, señora —me avisa Hitler, diciendo las palabras que tanto quería escuchar luego de media hora en movimiento. Pude haber vomitado si pasaba un minuto más.Hitler se baja del auto, lo rodea y me abre la puerta. Sostengo su mano y le doy las gracias.Joel me ha hablado de su escuela, pero verla con mis propios ojos es impresionante. Estoy segura de que a
***POV: Benjamin Worsley Estoy extremadamente aburrido. No suelo considerar que las conferencias importantes sobre el balance financiero de la empresa sean algo tedioso. Pero cuando tienes una esposa que siempre está a tu lado, haciéndote reír y convirtiendo tus días en los mejores de tu vida, las cosas cambian cuando llega un día en que no la tienes a tu lado. Hoy es uno de esos días.Mientras los directores exponen sus puntos de vista en la sala de juntas, jugueteo con un bolígrafo en mis manos. Quiero soltar un bostezo, pero eso sería de muy mala educación, especialmente considerando que soy el jefe aquí. Además, mi padre y mi tío están presentes en la reunión, y no quiero recibir un llamado de atención por incompetencia.Cuando casi cabeceo sobre mi asiento, mi teléfono vibra dentro de mi saco. El sonido capta la atención de todos. Me miran. No me importa. Quien sea que esté llamando es mi salvavidas en este momento.—Una disculpa.Me levanto de mi silla. Normalmente, ignoro las
***POV: Nevaeh Winter Esto es algo increíble. Creí estar en la sala de un hospital, recién dando a luz a mis hijos, agitada, cansada, adolorida y feliz con Benjamin a mi lado. Pero de la nada, un dolor desconocido me invadió el corazón y el pecho. La última imagen que vi antes de cerrar los ojos fue a mi Benjamin agonizando también. Su último toque fue de su mano, que nunca soltó la mía.Ahora estoy en el último lugar que jamás imaginé. ¿Cuánto tiempo llevaba sin venir aquí? No lo sé. La última vez fue cuando vine con ese chófer y tuve una discusión con Benjamin. Entonces, ¿qué significa esto? ¿Qué locura estoy viviendo? Me encuentro frente a mi cabaña, sin saber cómo demonios pasé de estar en un hospital a estar aquí.Mis pies se mueven por sí solos. Entro a la cabaña y me detengo en el centro de la polvorienta sala. Todo sigue igual a como lo dejé, o eso pensé hasta hace un momento, porque ahora todo está limpio, iluminado, y siento una cálida presencia en el ambiente. Tan familia
***POV: Benjamin Worsley El llanto de los bebés se escucha desde fuera de la sala, interrumpiendo el beso que compartía con Nevaeh. Me aparto suavemente de sus labios, y ella, con el rostro ruborizado, se acomoda a mi lado, ambos ansiosos por la llegada de nuestros hijos tan esperados.La puerta se abre lentamente y dos enfermeras entran, cada una cargando a un bebé. Si antes mi corazón latía desbocado por el torbellino de emociones que trajo la recuperación de mis recuerdos, ahora siento que va a estallar de alegría al ver, por fin, a nuestros pequeños.Las enfermeras se acercan a nosotros con una sonrisa cálida, y con una delicadeza increíble, nos entregan un bebé a cada uno. Siento el peso ligero y frágil de nuestro hijo en mis brazos, y al instante, una oleada de amor incondicional me envuelve. Nevaeh, a mi lado, sostiene a nuestra hija. Está sonriendo ampliamente, emocionada. Cuando levanto la vista, veo que sus ojos se llenan de lágrimas de alegría. Su rostro está iluminado p
***POV: Nevaeh Winter —No te muevas, ya casi termino —le digo a Joel, que ya parece fastidiado por tanto arreglo.Acomodo su cabello hacia atrás, dejándole un peinado decente. Antes solo tenía el pelo desordenado y largo, así que lo corté un poco a mi gusto.Sonrío satisfecha al terminar mi obra de arte en él. Lleva un pantalón de vestir gris, una camisa blanca encajada, unos tirantes grises, una pajarita a juego y unos zapatitos negros brillantes. Parece un pequeño Richard maduro.—¿No es demasiado, mami? —me pregunta incómodo.—Claro que no. Estás perfecto, a mí me ha gustado —le digo, y beso su mejilla para animarlo. Se toca la zona con un sonrojo que le tiñe la cara.—Está bien. Si a ti te gusta, entonces me lo quedaré.—Ahora, ve con tu padre. Terminaré con los niños y bajo enseguida —le indico. Joel asiente y sale de la habitación corriendo.—Estos angelitos están casi listos, señora —me dice Calista, que ha estado luchando para vestir a los gemelos, quienes no han parado de h