La luz de la mañana se filtraba por una ventana.Estaba sobre mi estómago y parte de mi cabello tapaba mi visión, pero no pude evitar sonreír al recordar la noche anterior cuando pude derribar un poco esa muralla que había construido Massimo a su alrededor y esperaba que nuestro viaje a Génova cambiara todo. Besos fueron esparcidos en mi espalda desnuda y suspire de placer.Era la primera vez desde hace mucho que Massimo se quedaba en la cama conmigo—Sabes que es casi medio día—me informó con voz ronca Massimo haciendo que saltara de la cama—¡Maldita sea! debo ir a la tienda—dije buscando mi ropa, pero un brazo me barrio y me devolvió a la cama. Me encontré con la mirada oscura de Massimo. Estaba recién despierto, su cabello despeinado y lucía una sonrisa torcida—Porque no te tomas un par de horas y vas después del almuerzo—dijo antes de besarme. A la mierda el aliento de la mañana, este hombre sabia delicioso a cualquier hora. Sus labios me dejaron con ganas de más, comenzó a mord
—¿No puedes o no quieres? —dije cuando descolgó —Aurora—dijo mi nombre con un toque de censura— Tengo algunas cosas que resolver —dijiste que lo intentarías—reproche sin poder evitarlo—Me dijiste —Te dije—me corto—Que lo intentaría en Génova—su voz era fría y mordí mi labio frustrada —¡Vete al cuerno! —exclame enojada y el resoplo—Si no quieres venir sólo dilo y no bosques excusas—Colgué sin dejarle hablar. Ordené todo en la oficina y recogí mi disfraz antes de salir de la tienda ★★★★ —¡Feliz cumpleaños! —dije a Dominic. El esposo de Cristal que estaba disfrazado de gladiador —Gracias extraña—me sonrió antes de abrazarme—Te ves muy bien —Tú te vez como todo un guerrero— me mofe ganándome una carcajada de su parte —¿dónde está tu esposa? —Está viendo que las bebidas fluyeran sin problemas—me miro sonriendo. Dominic era alto, de cabello castaño y ojos grises—por cierto. Estoy molesto contigo porque no pudiste ayudar a nosotros. Tu familia —Dominic— intente alejarme —Sabes que
Mire por la ventana del avión privado de Bastián mientras hacia el viaje de hora y media hasta Génova. Al llegar al hangar privado, Massimo había simulado una sonrisa y me recibió con un frío beso en la mejilla. La noche anterior me había precipitado al declararle mis sentimientos ¿Qué gane? Nada. La expresión pálida me lo demostró. Miento. Si gane algo anoche. Una resaca que me está matando. Me removí en mi asiento, miré de reojo a mi derecha y Massimo estaba sentado al otro extremo del avión tecleando rápidamente en el ordenador que tenía enfrente y tenía su ceño fruncido. No me había hablado más de lo necesario. Ariadne y Bastián estaban competiendo una copa unos puestos más adelante y sabiamente nos habían dado espacio y lo agradecí. No tenía la capacidad de fingir. El vuelo fue rápido y una vez en el coche Massimo no dejaba de mirar las calles y no decía nada Mientras Adriana me hablaba de lo que haríamos. Llegamos a una zona residencial y estacionamos en una hermosa casona
Llegué al acuario de Génova y despedí al chofer. Quería recorrer este lugar y perderme por un par de horas. Entre al acuario y Sonreí feliz.Mi padre una vez me contó que mi madre amaba este lugar y en sus planes estaban venir conmigo algún día. Ella amaba el océano y sus especies y sabía que al venir a Génova tendría que venir a ver esto que tanto adoraba ella.Durante un rato caminé por el mismo y vi las diferentes especies que en el océano residen; pingüinos, tiburones, animales antárticos, medusas, peces tropicales, focas y delfines. Veintisiete metros cuadrados de vida. Cuando llegue a los delfines me quede viéndoles durante mucho tiempo.Después de estar allí de pie durante un rato sentí que alguien se detenía a mi lado en silencio y al mirar de reojo vi a Massimo de pie a mi lado observando a los mamíferos—¿Qué haces aquí? —pregunté sin apartar la mirada de los delfines—¿Cómo me encontraste en este sitio tan grande? —seguí preguntando—Me desperté y no estabas—dijo sin más—El
—¿Pistacho? —negué con asco y el muy idiota de Massimo río. Estábamos en una heladería muy concurrida en Génova. Era mi último día con él en este viaje y me había encantado lo abierta y espontánea que se había vuelto nuestra no relación. —Limón y fresa—pidió al final al dependiente de la heladería. Una vez con nuestros helados nos dirigimos a los asientos que estaban en la acera del local y nos sentamos a disfrutar de nuestro pedido. El día era extrañamente cálido, por eso me había puesto un vestido de día color azul oscuro de manga corta con corte A en la falda y un escoté cuadrado, sandalias de plataformas rosa y mi cabello lo recogí en una cola alta, por su parte Massimo llevaba una camiseta roja que le quedaba como un guante, vaqueros desteñidos y botas militares —Estar aquí me hace recordar nuestra primera cita—dije jugando con mi helado —Recuerdo que tu padre me interrogo por media hora mientras tú estabas terminando de alistarte—se río entre dientes y yo hice lo mismo —Es
Por unos minutos comimos en silencio y devore como pocas veces hacía. ¡Dios! tenía pendiente una buena sesión con Caleb en el gin—Está bien—dijo Conte rompiendo el silencio—¡Esto está de puta madre! —alabo a Lissa ganándose una risa de ambas—Lissa es muy buena cocinera—concorde con el—Gracias Lissa—la miré—Gracias por hacer esto por mí—dije refiriéndome por mejorar mi día. Estar en el hospital y someterme a las pruebas de rutina para saber que mis valores y lo demás estaban en orden siempre es estresante y me aterroriza como la mierda.—Y bien ¿Cómo fue todo en mi ausencia? —pregunte curiosa—La tienda está marchando como relojito suizo—comenzó Lissa—la Alocada Cristal y Marcelo han trabajado muy duro en estos días—asentí—Bueno. Todos—sonrió nerviosa. Conte carraspeo un poco y Lissa le dio una mirada matadora antes de mirarme y sonreír de forma radiante— También sucedió esto—dijo alzando su mano mostrándome un hermoso anillo de diamante rosa corte princesa rodeado de diminutos diama
Miro la puerta de emergencia y aún no sale nadie. Lissa junto a Cristal, el esposo de esta y Marcelo están aquí conmigo dándome apoyo y no puedo estar más que agradecida. Aunque mi estúpido y dolorido corazón solo quiere a una sola persona a su lado. —Te traje un poco de té—dice Lissa sentándose a mi lado. Niego y suspira resignada —¿Qué hace este Hijo de puta aquí? —dice furioso Marcelo y no puedo evitar que mi corazón se acelere al ver a Massimo junto a Conte caminando lentamente hasta donde estamos esperando noticias de mi padre —Le dije a Conte que no era apropiado que se acercaran—miro a Lissa y veo que está molesta —Si Marcelo no te da una paliza, te la voy a dar yo—gansa Dominic acercándose peligrosamente a Massimo que está parado a un par de metros de mí. Lo sé porque puedo sentir su cercanía, aunque no lo miro, no puedo. Si lo hago me desmoronare. —Ya basta chicos—digo y mi voz suena plana sin emoción. Algo sorprendente ya que estoy herida por este hombre que solo jugo
—¿Crees que este bien? —escuchó la voz preocupada de Lissa. Lentamente abro los ojos y estoy en una habitación del hospital. Lissa de inmediato llega hasta mí y sus ojos rojos me miran antes de empañarse con más lágrimas —¿Qué sucedió? —digo mirando con el ceño fruncido alrededor y veo a Cristal de pie al final de la cama de hospital con la misma expresión —Te desmayaste después de sufrir una crisis Todo me golpea al mismo tiempo. Las mentiras de Massimo, él enterándose de mi enfermedad, la pérdida de mi padre. Este último me golpea y a mi mente viene el sueño que tuve con mis padres y lágrimas silenciosas salen. Pero sé que esta bien, ahora se encontró con el amor de su vida y está en paz. —Tienes que saber que Massimo está afuera y dice que nose va ir hasta que hable contigo —la voz de Cristal es ronca —En este momento no quiero lidiar con Massimo—digo limpiando las lágrimas y respirando para calmarme— lo único que me importa es darle sepultura a mi padre —Deberías escuchar