—¿Cómo estás? —pregunte por el teléfono pegado a mi derecha y miraba a mi padre a través del vidrio de la cárcel.—Me preocupa más como estas tu—me respondió en cambio. El abogado me había conseguido un permiso especial para verlo un día que no era de visitas—Ya te podrás imaginar—le dije—Solo quiero saber ¿porque papá? —dije sin poder resistirme—entiendo que apostaras la casa que compartiste con mamá y lo demás, pero, mi tienda. Por la que he trabajado y me he partido el culo—Lo siento bebé—parecía arrepentido—Lamento haberte puesto en esa situación—Me dejaste a merced de Massimo—me aclare la garganta para alejar el nudo que se había formado. Su expresión se tornó angustiosa. Él sabía lo que sufrí al irme y las noches que me quedé dormida en sus brazos después de llorar—¿Le dijiste la verdad? —me pregunto y negué—Eso ya no tiene importancia—dije—Ahora sólo quiero saber si los medicamentos están haciendo lo suyo—mi padre sufría de la presión y su corazón estaba muy débil—Hay día
—¿Estas segura que me veo bien? —me pregunto por quinta vez Lissa mientras se miraba en el espejo de mi habitación. —Te ves divina— dije la verdad. Llevaba un vestido negro de escote profundo en V y esta tenía una apertura desde el muslo derecho hasta el piso que dejaba a la vista sus piernas al andar. El look lo completaba el topacio rojo en forma de pera que caía entre el valle de sus pechos y los zapatos del mismo color, su cabello estaba sujeto en un moño desordenado. —Ven. Ayúdame con la parte de arriba del vestido—le dije poniéndome de pie. El vestido que había elegido para esta noche era de color amarillo de dos piezas que dejaba al descubierto algo de mi abdomen, escote halter de encaje y la falda era corte sirena. Me quite el sostén deportivo y Lissa me ayudo a abrocharme la parte de atrás —¿Massimo no te ha preguntado por la cicatriz? —pregunto de repente. Sabía a cuál se refería así que negué—Es un hijo de puta insensible y ciego por demás —Quizás no ha reparado en ella
MASSIMO—Vamos Cielo—dice Isadora mientras pasa sus manos por mi torso enfundado en mi esmoquin—Te dije que no sé nada de Gino Di Santino—Cuando vi a Isadora, sabía que tendría problemas ya que era la última amante de Gino Di Santino—Me cuentas lo que sabes o hago un gran escándalo—de eso estaba seguro por eso subí con ella hasta mi oficina, Isadora era una caprichosa sin escrúpulos y podría arruinar la noche benéfica en un abrir y cerrar de ojos. No me extraña que haya sido la amante que más ha durado con Di Santino. Son tal para cual—Lo único que puedo decirte, es que tu amado pasara mucho tiempo en prisión—dije alejándome de sus garras. Ella era un error que no volvería a repetirHizo una mueca y se sentó en uno de los sofás de la oficina. Sus piernas quedaron al descubierto a través de su vestido corte griego. Isadora Milano era una hermosa mujer. Ojos y cabello castaño oscuro de mediana estatura, no podía negar que era una mujer sexi—Dolcezza—comenzó dándome una sonrisa, pero
No la solté del brazo mientras atravesamos el casino hasta las escaleras. Ignore las miradas de Conte y su compañera.En vez de ir a mi oficina, subí hasta mis dependencias personales y una vez allí cerré de un portazo mientras ella seguía sin decir nada. La vi caminar por el lugar y el movimiento de sus caderas evocaron pensamientos de ambos en la cama, pero no me importaba.Caminé hasta ella y me fui por su boca. En principio se sorprendió, pero luego me dio acceso a su boca. Fue un beso crudo y con ansias de hacer daño, nuestros dientes chocaron y mordía mis labios duro y yo los de ella.La lleve hasta la pared del salón y allí continuo nuestro duelo hasta que sus manos me empujaron alejándome. Sus ojos estaban rojos y su labial corrido, además de un poco de sangre en su labio y también podía sentir la mía—¡Eres un bruto! —grito cabreada—¿Qué mierda hacías con Gaetano? —grite de regreso—Como te atreves hacerme una escena cuando tú has subido con esa mujer que no ha parado de toq
La luz de la mañana se filtraba por una ventana.Estaba sobre mi estómago y parte de mi cabello tapaba mi visión, pero no pude evitar sonreír al recordar la noche anterior cuando pude derribar un poco esa muralla que había construido Massimo a su alrededor y esperaba que nuestro viaje a Génova cambiara todo. Besos fueron esparcidos en mi espalda desnuda y suspire de placer.Era la primera vez desde hace mucho que Massimo se quedaba en la cama conmigo—Sabes que es casi medio día—me informó con voz ronca Massimo haciendo que saltara de la cama—¡Maldita sea! debo ir a la tienda—dije buscando mi ropa, pero un brazo me barrio y me devolvió a la cama. Me encontré con la mirada oscura de Massimo. Estaba recién despierto, su cabello despeinado y lucía una sonrisa torcida—Porque no te tomas un par de horas y vas después del almuerzo—dijo antes de besarme. A la mierda el aliento de la mañana, este hombre sabia delicioso a cualquier hora. Sus labios me dejaron con ganas de más, comenzó a mord
—¿No puedes o no quieres? —dije cuando descolgó —Aurora—dijo mi nombre con un toque de censura— Tengo algunas cosas que resolver —dijiste que lo intentarías—reproche sin poder evitarlo—Me dijiste —Te dije—me corto—Que lo intentaría en Génova—su voz era fría y mordí mi labio frustrada —¡Vete al cuerno! —exclame enojada y el resoplo—Si no quieres venir sólo dilo y no bosques excusas—Colgué sin dejarle hablar. Ordené todo en la oficina y recogí mi disfraz antes de salir de la tienda ★★★★ —¡Feliz cumpleaños! —dije a Dominic. El esposo de Cristal que estaba disfrazado de gladiador —Gracias extraña—me sonrió antes de abrazarme—Te ves muy bien —Tú te vez como todo un guerrero— me mofe ganándome una carcajada de su parte —¿dónde está tu esposa? —Está viendo que las bebidas fluyeran sin problemas—me miro sonriendo. Dominic era alto, de cabello castaño y ojos grises—por cierto. Estoy molesto contigo porque no pudiste ayudar a nosotros. Tu familia —Dominic— intente alejarme —Sabes que
Mire por la ventana del avión privado de Bastián mientras hacia el viaje de hora y media hasta Génova. Al llegar al hangar privado, Massimo había simulado una sonrisa y me recibió con un frío beso en la mejilla. La noche anterior me había precipitado al declararle mis sentimientos ¿Qué gane? Nada. La expresión pálida me lo demostró. Miento. Si gane algo anoche. Una resaca que me está matando. Me removí en mi asiento, miré de reojo a mi derecha y Massimo estaba sentado al otro extremo del avión tecleando rápidamente en el ordenador que tenía enfrente y tenía su ceño fruncido. No me había hablado más de lo necesario. Ariadne y Bastián estaban competiendo una copa unos puestos más adelante y sabiamente nos habían dado espacio y lo agradecí. No tenía la capacidad de fingir. El vuelo fue rápido y una vez en el coche Massimo no dejaba de mirar las calles y no decía nada Mientras Adriana me hablaba de lo que haríamos. Llegamos a una zona residencial y estacionamos en una hermosa casona
Llegué al acuario de Génova y despedí al chofer. Quería recorrer este lugar y perderme por un par de horas. Entre al acuario y Sonreí feliz.Mi padre una vez me contó que mi madre amaba este lugar y en sus planes estaban venir conmigo algún día. Ella amaba el océano y sus especies y sabía que al venir a Génova tendría que venir a ver esto que tanto adoraba ella.Durante un rato caminé por el mismo y vi las diferentes especies que en el océano residen; pingüinos, tiburones, animales antárticos, medusas, peces tropicales, focas y delfines. Veintisiete metros cuadrados de vida. Cuando llegue a los delfines me quede viéndoles durante mucho tiempo.Después de estar allí de pie durante un rato sentí que alguien se detenía a mi lado en silencio y al mirar de reojo vi a Massimo de pie a mi lado observando a los mamíferos—¿Qué haces aquí? —pregunté sin apartar la mirada de los delfines—¿Cómo me encontraste en este sitio tan grande? —seguí preguntando—Me desperté y no estabas—dijo sin más—El