Si no estoy muerta no falta mucho para que eso suceda. Mi cabeza duele, el estómago lo siento revuelto. Me remuevo bajo las sabanas y la jodida luz de la mañana se filtra directo a mi rostro ¿uh? ¿Sabanas? ¿luz de día? abro los ojos de inmediato y me siento en la cama, una cama que no conozco ¡Mierda!—¿Que hice? —susurro mirando alrededor de la gran habitación iluminada por la luz de la mañana.Con temor levanto la sabana y descubro que solo llevo una camiseta. Claramente no es mía. Recuerdo que Salí a cenar con las chicas y después fuimos a bailar. En medio de nuestra celebración apareció Vladimir…—¡Mierda! —digo recordando el incidente en la pista de baile, el comentario del dinero y el peor de todos el de Matteo, además de otros recuerdosPero el de mí inclinada expulsando mis entrañas mientras Vladimir me sostiene viene a mi mente horrorizándome—¡Joder! Mátenme—me quejo en voz alta antes de echarme de nuevo en la cama y cubrir mi cabeza con la sabana—Genial Rachel—gruño—¿Cómo
Stella Ese el nombre de yate de lujo que Vladimir tiene en aguas abiertas de Miami y no me extraña que quisiera que Kollias viera lo que sus astilleros pueden lograr.Es una cosa enorme y grita lujo por todas partes, tiene una pequeña tripulación a bordo para suplir todas nuestras necesidades. Cuando Vladimir nos guío hasta el muelle donde estaba la lancha que nos llevaría hasta su juguete no espere algo así. También me dio risa la mirada ofendida que me dio por llamar a su yate cacharro.Ahora estoy en la proa tomando el sol mientras Vladimir trabaja en una reunión con Kollias y Vanny está adentro leyendo un libro.Cuando vi a Vanny pensé que estaría aprensiva por nuestra última platica. Sin embargo, fue muy agradable algo que me quito un peso de encima.El sol baña mi cuerpo y retozo a gusto, me sentía mejor de la resaca y decidí que este fin de semana lo disfrutaría y ni siquiera Vladimir me iba amargar el viaje.—Llevas mucho tiempo expuesta— la voz de Vladimir me saca de mi esta
—Feliz cumpleaños Slátkaya—habla en voz baja a mi lado mientras me rodea con sus brazos— sé que fue ayer pero—Gracias—lo interrumpo alejando las lagrimas—Me hubiera gustado hacer algo mejor pero no se mucho sobre dar sorpresas. Pero te merecías que hiciera esto para ti—continua y la maldita lagrima rueda por mi mejilla sin poder detenerla y Vladimir la barre con sus dedos—Vamos Slátkaya. Pide un deseo—me insta y así lo hagoDeseo que me ames como yo lo hagoSoplo las velas con el deseo de mi corazón y cuando me encuentro con su mirada veo algo que no puedo definir que es, pero me da algo de esperanza—¿Cómo supiste que la Sacher era mi preferida? —digo señalando la tarta—Escuche a tu abuela quejarse de no haber podido hornear una tarta sacher cuando fuimos a visitarlos y me dijo que, si algún día quería darte un gusto, con una tarta de chocolate podía conseguir lo que quisiera—Dice con una sonrisa—Eso es trampa— me rio ante las ocurrencias de mi abuela—Vamos a ponernos cómodos y
—Necesito una noche de sueño en condiciones—Lorena esta acostada en uno de los grandes sofás del área de estilismo—Entre el desfile y la boda estoy al borde—Creo que nos merecemos un descanso—digo reprimiendo un bostezo sentada en una de las sillas mientras una de las estilistas me hace una decoloración para dejar mechas rubias en mi cabello.—Solo cinco minutos—murmura antes de cerrar sus ojos.Mañana es el desfile y todas estábamos a punto de colapsar. Habían pasado dos semanas desde que Vladimir y yo volvimos de Miami. Nuestra convivencia había mejorado, ambos estábamos más pendiente del otro.El otro hecho que había consolidado nuestra convivencia armoniosa era la llegada de Ivan hace una semana. El hombre tosco y malhumorado que me había recibido con una piedra en cada mano me sorprendió esta vez.Cuando atravesó la puerta del departamento se me acerco y me dio un beso en la mejilla antes de agradecerme por haber ayudado a salvar las begonias de Stella y me volvió a sorprender c
Cuando salgo a la pasearla olvidó todos mis problemas. Solo existe la pasarela y yo. Mientras abro el desfile no puedo evitar sonreír. A pesar de mis diferencias con Vladimir, en este momento no me permito pensar en eso.Esta es mi noche. Trabaje mucho para llegar a aquí y nadie me va a quitar esa sensación. Dejo la pasarela y corro hasta el camerino a cambiarme no sin antes sonreírle a mis amigas que están a punto de salir.—Felicitaciones. Todo salió excepcional esta noche—Tamia habla una vez damos por terminado el desfile—Robert está satisfecho con el resultado.Tamia sigue hablando, pero en realidad no presto atención a lo que dice porque mis pensamientos están en Vladimir.Si. Después de calmarme, busqué algunas cosas para pasar la noche en la habitación de invitados y lamer mis heridas, en la mañana Salí lo más temprano que pude al Gim para evitar a Ivan. Cuando regrese al departamento me recibió el silencio, así que me cambie y me dirigí al hotel donde normalmente se realizan
—¿Segura que estás bien con que me vaya?— Vladimir me pregunta por quinta vez mientras prepara su maleta No. Pero no quiero sonar infantil, así que asiento—Sé que esto se escapa de tus manos y siento que tengas que lidiar con todo el desastre ocasionado por Andrea—estoy sentada en el borde de la cama observándolo.No ha mencionado algo sobre mis palabras anoche en la recepción del desfile y no sé qué pensar—Estaré aquí para la boda de tú amiga sin falta—promete y por primera vez no lo dice como si le fastidiara—Bien—digo sintiendo como una sonrisa se expande en mi rostro—Iré a hablar con Derek—digo mientras lo veo meter meticulosamente sus camisas en la maleta—Llámame si concretas algo—dice sincero antes de inclinarse y sorprenderme con un beso—Quisiera que pudieras venir conmigo—Yo también—Tengo trabajo. Ya perdí muchos días cuando me fui a Rusia la primera vezEsta faceta de Vladimir me gusta, anoche parecía pensativo, pero desde que despertamos en la mañana se está comportand
Uno pensaría que el reencuentro entre una madre con su hija seria como en las películas donde corren la una hacia la otra al emotivo encuentro.No puede estar más lejos de la realidad. Cuando me recupere de la sorpresa que sus palabras me causaron no sabía que pensar ella seguía diciendo que era la mujer que me abandono en un orfanato dos días después de nacer.No quería tener la conversación en el departamento mucho menos en medio de la calle. Por eso estamos sentadas en una mesa de la cafetería más cercana.—¿Que van a tomar esta tarde? —pregunta amablemente una de las camareras—Tráeme un capuchino y ya que supongo vas a pagar tú, también un trozo de tarta de nuez—¿Para ti? —pregunta la chica sin perder su sonrisa—Expreso —asiente y se va por nuestro pedidoRaquel busca en su bolso, saca una hoja y la coloca en la mesa frente a mi—Aquí esta. Es el acta de nacimiento y mi licencia de conducir—dice dándole a la hoja con su larga uña rojaSin decir nada. Me inclino, tomo la hoja y
Vladimir —No te ves muy bien muchacho—Zaria me mira seria cuando entro a la cocina después de un día largo de trabajo—Pero al menos estas temprano hoy—miro el reloj y veo que son las nueve—Tengo las cosas por buen camino—digo tomando asiento en el taburete de la cocina.Zaria amablemente me sirve un vaso con zumo—¿Quieres cenar? —niego ganándome una mirada brillante de su parte—Alan fue amable al Llevar algo para cenar— el chico es bueno.No se inmutó ni una vez por mis gruñidos desde que estaba trabajando conmigo y se encargaba de todo diligentemente. Tampoco parecía que quisiera irse a su país y estaba emocionado por ir al Astillero y ver de primera mano lo que hacemos—Creo que sería bueno que descansarás—si todo fuera tan sencillo pienso, pero asiento—Vamos, Zaria— irrumpe la voz de Yuri en la cocina— Mi sobrino es el digno hijo de su padre— sus palabras desbordan ironía. Quisiera darle un puñetazo— ¿Todo bien en el trabajo? —su sonrisa de autosuficiencia me cabrea—Por supue