Narrador.Después de un rato en el que Alonso no pudo separarse de su nieta, su teléfono celular vibró y se iluminó su linterna de forma parpadeante, él lo tenía así para que no sonara e interrumpiera en su trabajo o interrumpiera el descanso de su esposa; la pequeña le atrajo la luz y Alonso omitió
—¿Es del trabajo? — indaga mi esposo.—Es una campaña publicitaria para el nuevo vehículo en el que estoy trabajando—. No me queda de otra que mentir una vez más.—Apresúrate Aslan, tenemos que trabajar— le insisto para desviar el tema.Él se acerca a la mesa y toma de su café, pero sus cejas me dic
Narrador. Dando un portazo entró Aslan a su oficina, y su asistente se sobresaltó; ya su mal carácter estaba siendo comentado en la empresa, pero para algunos era imposible de creer que un hombre imposibilitado tuviera tal poder de hacer a los demás sentir nerviosismo con su mal humor, olvidando qu
Gimo, mientras Aslan me muerde el labio inferior y yo le tiró del pelo de la nuca para apartarlo. —¡¡Quieto!!— le ordené queriendo domar a esta fiera que se muestra aún negado a bajarle al enfado. He olvidado que en este mismo lugar viví el momento más feo de mi vida, pero estando con él no import
Narrador.Mateo seguía dormido, puesto que se había acostado tarde estudiando todos los documentos de las carpetas que había llevado a la casa, para no quedarse en la empresa hasta tarde; unos suaves toques en su puerta lo hicieron abrir los ojos y como un resorte se tiró de la cama yendo a ver si J
—No quiero nada contigo, suéltame —le dijo ella muy rápido mirando hacia un lado para rehuir de su mirada.—Dímelo ahora mirando mis ojos.Jessica lo miró y con mueca de fingido hastío le dijo:—Suéltame y vete al carajo.—Esto no está ocurriendo como lo imaginé —dijo gracioso y Jessica mordió sus l
Narra Aslan.—Eres mi maestro, sabía que en esa mente de corredor loco se escondía demasiada inteligencia, ¿y desde cuando tú habías hecho estas investigaciones? — inquirió el dramático de Mateo sin apenas mirarme, puesto que su atención estaba fija en los documentos entre sus manos.—Antes de la úl
—Nuestros corazones no tienen cerebro, así que no podemos confiar en lo que dicen.Ese diálogo a Jessica la hizo recordar a William, aunque no diría nada, no era su problema y desde que Ashley ama a Aslan tampoco era de ella; sin embargo, luego de pasar un minuto mordiendo sus labios decidió comenta