Narra Aslan.—Eres mi maestro, sabía que en esa mente de corredor loco se escondía demasiada inteligencia, ¿y desde cuando tú habías hecho estas investigaciones? — inquirió el dramático de Mateo sin apenas mirarme, puesto que su atención estaba fija en los documentos entre sus manos.—Antes de la úl
—Nuestros corazones no tienen cerebro, así que no podemos confiar en lo que dicen.Ese diálogo a Jessica la hizo recordar a William, aunque no diría nada, no era su problema y desde que Ashley ama a Aslan tampoco era de ella; sin embargo, luego de pasar un minuto mordiendo sus labios decidió comenta
Narrador. —¿Y qué clase de padre le hace eso a su hijo? Cuando Carla le hizo esa pregunta, William no supo qué responder por lo que se encogió de hombros y rabió internamente porque ella seguía dándole vueltas al asunto en vez de reaccionar como él quería. —No se puede disponer de la vida de la
—Solicito ver al señor Fernsby— pidió, sin tacto, autoritaria, dejándole ver que una sonrisa falsa no la engañaba. —Lo siento, señora, ¿tiene usted una cita programada con el presidente? — inquirió ella tecleando en la computadora para revisar la agenda de citas del nuevo presidente que se mostraba
«No soy así, pero este mal hombre acabó con mi paciencia», se justificó mentalmente mientras escuchaba el ascensor pitar cada vez que llegaban a un piso distinto. —Ashley no aceptó dinero de mi parte, no niego que le propuse; ella igual no lo quiso, y si hay un culpable en todo esto soy yo, pero te
Narrador. —¿Por qué me haces esto? — le reclamó Ashley cuando se le salieron las lágrimas, puesto que Carla estaba tocando una cuerda muy sensible en ella al amenazarla con dejar de verla porque ella ama a su madre con locura; es su luz, pero le está pidiendo alejarse de dos personas que también
«Juro que me levantaré de esta silla por Ashley; lo haré porque ella merece más de lo que yo le doy. Tal vez he sido muy cobarde al decirme a mí mismo que no puedo, cuando en realidad sólo debo dejar todo atrás por ella. Abandonar tanto miedo y ser más fuerte y menos acomplejado de mí mismo» —Obvio
Narrador.Oliver estaba nervioso, ya que no encontraba sitio, tampoco sabía qué hacer o qué decir, pero menos encontraba qué brindarle a su inesperada visita. Con la mano temblorosa le hizo un gesto para que tomara asiento y se quedó de pie con ambas manos puestas en la cintura, mientras que ella l