Narra Ashley.No me detuve a reprocharle a William por su aparente coqueteo conmigo, sino que lo ignoré y toqué la puerta; cuando mi madre abrió me miró con frialdad, una que me dejó helada, ni siquiera sonrió al verme, incluso no dijo nada, solamente dejó la puerta abierta y se fue.Somos tan extra
—Por favor, Aslan llámame para que me informe sobre su mejoría— pidió Carla como si fuera un ruego y teniendo ganas de llorar. «¿He sido muy dura?», se cuestionó Carla, luego bajó la cabeza mirando sus manos, mientras William se mordía la lengua para no gritarle que deje de ser tonta y no permitier
Narrador.Ashley no le reclamó a su esposo por haberla seguido como lo hizo porque comprendió que él tenía razón en todo lo que le reprochó porque ciertamente hubiera sido feo que su rostro saliera en primera plana de un periódico como la esposa infiel y quien sabe cuántas barbaridades más le agrega
Me quedé callada. —Para empezar, te aclararé algo: no niego que al principio me encantaba ese juego tóxico y enfermo. Cuando la conocí, no todo se trataba de pegarse o discutir antes de irnos a lo íntimo, sino que como cualquier pareja que se desean teníamos juegos previos, y en una que otras ocasi
Narra Ashley. —¿Me permites este baile? — me pidió Aslan y yo me quedé perpleja, ya que me tomó por sorpresa. —¿Cómo? — pregunté, aunque no fue mi intención, sino que me impresionó su pedido. —Hubieras visto tu cara. Su risa dejó ver que ya no es ese hombre serio que conocí cuando me casé.
—Quiero amarte Aslan. Esas palabras salieron de mi boca sin pedir permiso, incluso ni las pensé, nada más abandonaron mis labios sin más. —No quiero que te arrepientas. —Se apartó rápidamente y noté la sinceridad en su voz. —Me apetece, déjame intentarlo —le supliqué. Comenzamos a besarnos sin
Narrador. Mateo estaba muy decidido hasta que se encontraba delante de la habitación de Jessica y se debatía en tocar, tanto levantaba la mano como la volvía a bajar hasta que se llevó tremendo sobresalto cuando Jessica abrió la puerta cargando consigo su equipaje. —¡¿Te vas?! — cuestionó perplejo
—No te preocupes, pensé que no sería problema obtener la dirección, eres mi amiga y quiero asegurarme de que estés bien, pero ya que no se puede no voy a insistir. Dejando a Jessica sintiéndose mal consigo misma por creer que lo ha lastimado con sus palabras William colgó la llamada. Narra Aslan.