Narra Ashley.Sí la casa de Aslan es exactamente grande y lujosa, esta es mucho más. Cada paso que daba me hacía temblar y aunque obligaba a mi propio cuerpo a mantener la calma por qué los nervios no me dejaban respirar con normalidad, pero, no podía negarme a este encuentro, quería saber cuál es e
La madre de mi esposo sonrió mostrándose agradecida. — Este es mi regalo de bodas para ti, aquí he conservado todas las joyas que eran de mi madre, por muchos el hecho de que siempre soñé con entregársela a la esposa de mi hijo. — la extendió hacia mí y mis cejas se fruncieron.—Pero ya Aslan tuvo
Narrador.Alonso miraba a Ashley temblar, entrelazando sus dedos mientras miraba momentáneamente la alfombra a medida que subía la vista hacia él para dedicarle unas miradas llena de odio que Alonso no sabía interpretar. Aunque tampoco le molestaría saber que ella lo odia porque siente que Ashley es
—Sí, salí un rato, se puede decir que pasé toda la mañana fuera, pero no quise pasear más porque hoy es un día muy importante para mí — le dijo hablando con acertijos y ella mostró su duda con gestos.—¿Qué tiene el día de especial? —preguntó, un tanto confundida, mientras que él se llevó una mano a
Narrador. Aslan levantó su mano y con ternura puso un mechón rebelde detrás de la oreja de Ashley, acariciando en el proceso su rostro suave y sin dejar de mirarla a los ojos.—Sé que esto se formó rápido entre nosotros y aunque tal vez no lo pienses, otros dirán que quizás esto que siento por ti e
—Jessi es una mujer de cuidados, y voy a tener que inspeccionar esos videos de ahora en adelante.Ashley sonrió por la aclaración de Aslan y se llenó de un sonrojo porque nunca había sido así de picante, no en el ámbito sexual, aunque tenía un poco de experiencia en los orales. Siempre se limitaba y
Narrador. En medio de todo Aslan mordió duro su propio labio inferior alejando ese salvajismo que aún queda en él, sentirla tan delicada, también invitaba a su oscuridad a devorarla como bestia, porque en él siempre ha existido esa parte que le gusta lo duro y salvaje, pero también esa que añoraba
Luego le lamió un pezón, describió un círculo alrededor de la punta y lo chupó. —Sabes a primavera —murmuró anonadado, antes de prestarle atención al otro pecho. Esta vez se tomó su tiempo para cubrirla de lametones lentos y acompasados, arrancándole un escalofrío de placer con cada nuevo movimient