Llevó su boca al primero, y le pasó con lentitud la lengua, esperando la reacción de Ashley, y fue instantáneo que ella arqueó su espalda para que sus pechos estuvieran el contacto más íntimo con esa boca agradablemente caliente. Creó con la punta de la lengua el círculo de la aureola del pezón, sa
Narrador.A Ashley una de las cosas que más la frustró durante un mes: fue creer que podría salir embarazada de ese hombre sin rostro, y pues no es de la que confía al cien por cien en los medicamentos anticonceptivos.—Ninguno lo estamos— concordó él, tras quedarse pensativo, ya que, si no estaba p
Ashley de repente quiso contestar su pregunta con más que un gesto y se apartó un poco antes de manifestar:—No es que esté molesta, sino que aún temo entregarme sin proteger tanto mi cuerpo como mi corazón.—¿Quieres hablar y decirme que te hizo ser tan temerosa? Ella negó, aún no estaba lista, cl
Narra Ashley. No esperaba que William se comportara de este modo y me quede estática en mi lugar sin saber cómo responder a sus insultos porque entiendo su desengaño pero que me llame arribista y desleal es duro de procesar para mí qué no he hecho más que sufrir durante meses, al tratar de mantener
—Cuñada. —Me llamó Mateo con tono elevado y me quedé a la expectativa, pero él volteó hacia Jessica, y sonrió de medio lado al mismo tiempo que le decía: » Linda mega, amiga váyanse que yo hablaré con este caballero. Nos solicitó con una amabilidad que estoy segura de que no le mostrará a William
—¿Lo sigues amando?— le pregunté con tristeza. —No te niego que hace poco creía que sí, pero la preocupación que sentí por ti cuando lo vi tan violento me hizo ver que por él no siento nada. En William solo veo a un amigo, el cual me ofendió y lo quiero fuera de mi vida. Mi corazón empezó a danzar
Narrador. Más tarde, estando en casa Aslan tenía a Zaira cargada, mientras veía a Ashley arreglarse con planes de irse y pensaba en una excusa que fuera para poder detenerla, no obstante, le era difícil encontrar algo importante. «¿Qué le digo?», se preguntó internamente. «¿Y si finjo que me duel
—Ya veo, te perdono. La muchacha que lo ama igual que como lo hace con Mateo, tomo a Zaira, entonces se fijó en el moretón que él tiene en la cara causa de la trompada recibida. —Tu suegra tiene tremenda derecha— no evitó decir burlona y Magda se giró con rapidez. —¿Aslan estabas peleando? — No