Luego de que Enzo se encargó de ubicar a la mamá de Hanna en uno de los más calificados hospitales, Hanna no sabía como agradecerle, además ella sabía que sí lo hacía él por obvios motivos nunca iba a creerle.Hanna se acercó a Enzo, sentía vergüenza, ya que él estaba actuando de una manera que jamás lo llegó a imaginar, carraspeó la garganta para llamar su atención. —Una vez más le doy las gracias por lo que ha hecho, en verdad me encuentro en deuda con usted y me gustaría saber ¿qué quiere que haga para pagarle? —Enzo dibujó una leve sonrisa.—Si en verdad me quieres pagar la deuda, sabes perfectamente lo que deseo —Hanna al instante negó con la cabeza, inclinó la mirada y exhalo con fuerza—. Lo único que quiero recibir de ti es que firmes los documentos y pongas todas las empresas y los negocios a mi nombre.—No, no puedo —Hanna levantó la mirada y la fijó en la suya—. El hecho de tenerlo todo a mi nombre es el único seguro que tengo de poderle brindar atención médica a mi madre,
Hanna había notado que Enzo se encontraba cubierto de tatuajes y cicatrices debido a su labor, así que ella entendió rápidamente que el hombre que se encontraba frente a ella no era ningún doctor, ni quería hablar del estado de salud de su madre. Hanna continúo dando pasos atrás tratando de alejarse de aquel hombre hasta que su espalda estrelló, su corazón se quería salir, giró rápidamente la cabeza notando que habían otros cuantos hombres con el mismo aspecto del primero. Ante la situación Hanna entró en shock, intentó gritar para pedir ayuda, pero uno de los hombres que se encontraba a su alrededor colocó un pañuelo cubriendo su nariz y boca perdiendo la conciencia al instante. Mientras tanto, Enzo se encontraba reunido haciendo negocios con nuevos socios, él necesitaba mover su mercancía de manera masiva sí quería superar el problema que estaba presentando, no le era suficiente con el envío que hacía de manera camuflada entre las exportaciones de su empresa. El lugar se encontr
«Un estruendo se escucha, llevo la mirada de un lugar a otro, no observo a nadie, no sé porque, pero me encuentro corriendo a toda prisa, de repente unos cuantos disparos hacen que me detenga, llevó la mirada atrás y ahí se encuentra él, Valentino Santos completamente ensangrentado camina directo a mí estira sus brazos y me quiere tomar de la ropa, por más que intento alejarme de él no lo consigo».Hanna despertó completamente asustada luego de aquella terrible pesadilla, trató de moverse pero no lo consiguió, inclinó la cabeza tratando de quitar la venda de sus ojos para observar en que sitio se encontraba, era imposible. Hanna se encontraba atada a una silla, en los intentos para tratar de retirar la venda de sus ojos lo único que conseguía era lastimar sus manos, aplicó fuerza para conseguir liberarse, pero claramente era imposible, tenía demasiada sed y bastante mareo.—Ayuda, ayuda... —gritaba con fuerza Hanna.La puerta se abrió, Hanna tan solo podía escuchar los pasos de algui
Mientras que Hanna se encontraba entre la espalda y la pared, Enzo sostenía en la mano un vaso con whisky, no podía dejar de pensar en la jugada que le había hecho Hanna, había sido burlado y de la peor manera, por su cabeza pasaban cientos de cosas, por supuesto ninguna de ellas era buena. Sentado en el sofá, Enzo dejaba ver que se encontraba al borde de estallar de la furia, había pasado tanto tiempo buscando lo que era suyo, que había quitado la mirada de las personas que se encontraban a su alrededor, en Hanna especialmente.No quedaba duda alguna que Enzo era una persona fría y capaz de cometer cualquier barbaridad a quien se metía con él, pero acabar con la vida de los padres de Hannah no se encontraba dentro de sus posibilidades para hacer que Hanna regresara. Directamente él sabía que había sido culpable por haber confiado en ella, porque de lo contrario los hombres que se encontraban a cargo de cuidar de ella en estos momentos estarían sin vida. El teléfono móvil de Enzo s
En el momento en que Hanna escuchó aquel primer disparo quedó congelada, ella ya se encontraba libre de las ataduras, pero con el corazón destrozado ya que no había tenido de otra salida más que tomar el maletín que había sobre sus piernas y salir huyendo, tal y como aquel hombre le había exigido para mantener a salvo las vidas de sus padres.—¡Mierda, nos han descubierto las autoridades! —exclamó aquel hombre preparándose para abrir fuego y poder lograr escapar—. Espero que tomes el pu.to maletín y desaparezcas ahora mismo, porque de lo contrario ya sabes que sucederá, y pobre de ti si abres la boca con las autoridades —le dijo el hombre que la había secuestrado y luego dio inicio con su huida. Enzo al ingresar y observar que ella se encontraba sola, estiró el brazo y tomó aquel maletín, lo abrió y observó el dinero que se encontraba en su interior, apretó los labios y luego exhaló con fuerza, lo lanzó en contra de su cuerpo. —Muy bien, ha llegado la hora de hablar tú y yo con la v
Hanna regreso junto con Enzo a casa, se ubicó en la sala, tomó asiento mientras que se encontraba completamente distraída, sin importar el ruido que provocaba Enzo con sus gritos al discutir con sus hombres ella lo ignoraba de por completo, no era para menos, aquel hombre le había asegurado atacar a sus padres si no hacía lo que él quería.Pero ya no había vuelta atrás, lo poco que había descubierto de Enzo era que él era bastante terco y ella estaba más que segura que no le iba a permitir salir del país, de cierta manera se sentía segura porque él le había prometido cuidar a sus padres, pero al mismo tiempo no confiaba en él.En el pecho de Hanna había un enorme vacío, se encontraba sola, triste y desesperada, eso sin importar que a su alrededor hubieran tantas personas como nunca antes, Hanna había pasado de ser una aburrida esposa que permanecía en casa a una mujer que llevaba al extremo su día a día. Hanna inclinó la cabeza, fijó la mirada en sus manos notando que se encontraban
Luego de aquella fuerte impresión que se ha llevado Enzo con la presencia de Hanna, ella solo apretó los labios y al mismo tiempo levantó las cejas. —Espero que esté cumpliendo con sus expectativas, porque soy Hanna Smith, la esposa del más poderoso y temible mafioso que ha existido —comentó ella en tono de burla, Enzo al escucharla tan solo bufó. —Si ya has terminado de reírte, espero que tomes las cosas con la seriedad que se merece, no vamos a un puto juego, tenemos asuntos importantes por resolver como para estar perdiendo el tiempo con cosas insignificantes como prestarte atención —Enzo se dio vuelta yendo directo a la salida.—Asuntos importantes, eso suena emocionante, algo me dice que hay que acabar con varias vidas, mover tu “mercancía” —comentó ella yendo atrás de él sin perder la oportunidad para tratar de burlarse de él.Enzo al instante se detuvo y se dio vuelta, ella levantó la mano y colocó su dedo índice sobre la boca, luego guiñó uno de sus ojos.—Ya no diré nada, n
Hanna luego de actuar como Enzo le sugirió, ingresó a la oficina, se sentía incómoda ya que no estaba acostumbrada a tratar de aquella manera a las demás personas, pero si lo debía hacer para estar a salvo y ayudar a sus padres no lo iba a dudar. —Siéntate y ponte tranquila, aún no le has disparado a nadie —comentó Enzo en tono de burla. —Me siento mal conmigo misma, Caroline no me ha hecho nada malo para que le hubiese hablado de aquella manera, lo mejor es que me disculpe —Enzo negó con la cabeza, colocó dos vasos sobre el escritorio y sirvió whisky en ellos. —Bebe un par de sorbos, no te hará sentir mejor, pero sí te ayudará a estar más tranquila —Hanna negó con su cabeza. —No puede pretender que de un momento a otro actúe como usted, ya es suficiente con que esté intentando ser arrogante, pero ir más allá no será nada fácil para mí —Enzo apretó los labios y negó con la cabeza.—Tú decides si quieres un cambio en tu vida o simplemente quieres continuar siendo la misma mujer déb