Santino se encontraba emocionado, por aquel regalo de sus padres, sus ojos brillaron al observar el auto que se encontraba estacionado frente a la casa.—Gracias a los dos, sin duda alguna este es el mejor día de toda mi vida —dijo Santino mientras que sus ojos se humedecieron—. Sé que este auto les debió costar demasiado esfuerzo y sacrificio, así que lo cuidaré como lo más preciado —Enzo tomó la mano de su esposa y entrelazó los dedos. —Mereces esto y mucho más, lamentamos que sea un auto usado, pero te lo damos con todo el amor de nuestros corazones —dijo Hanna con su voz entrecortada. Santino fue directo a ellos y los abrazó con fuerza.—Prometo que cuando sea un profesional y tenga un buen sueldo trataré de devolver todo lo que han hecho por mí —aseguró Santino.—No nos debes nada, somos nosotros los afortunados de tener un hijo como tú —le dijo Enzo fijando la mirada en la suya. —Recuerda que estaremos esperándote para brindarte una cena especial —Santino asintió. —Me iré, no
Luego de aquel accidente Santino continuó con su camino, el tiempo corría en su contra y cada vez iba más tarde, estacionó el auto y fue directo al auditorio.—Pero mira nomás lo tarde que has llegado, acaso has olvidado que esta presentación es demasiado importante y tiene gran importancia en la nota final, no creas que porque es tu cumpleaños el profesor será flexible el día de hoy —reclamó mía, la amiga de Santino. —Lo sé, ha sido un día caótico, lo único bueno que tuve fue el despertar de mis padres, luego de ello todo ha sido un completo caos —respondió Santino mientras caminaba dando pasos largos con su frente sudorosa. Santino ingresó al auditorio y expuso su trabajo de la mejor manera posible, al observar el rostro del profesor sintió gran tranquilidad, era un excelente estudiante y en esta ocasión también lo demostró. Al terminar la jornada de clase, tomó la mano de Santino y la apretó con fuerza, él giró su cabeza y fijó la mirada en ella.—Ha sido una jornada de clases b
Santino no era un hombre de peleas, Enzo y Hanna habían hecho de él un hombre correcto alejado de las cosas malas, y al estar presente en aquel lugar entendió que algo no andaba bien ya que en el mismo lugar se encontraba la mujer con la que había estrellado el auto. —¿Qué te sucede, por qué has quedado congelado? —le preguntó Mía alzando el tono de su voz debido al alto volumen de la música.—Todo se encuentra bien, iré a la barra por unos tragos, sigue disfrutando de la música regresaré pronto —dijo Santino tratando de ocultar lo que sucedía. —Perfecto, aprovecharé el momento para ir al baño y retocar el maquillaje —agregó ella y luego besó su mejilla. Santino dando pasos cortos se dirigió a la barra mientras que la mirada se encontraba fija en aquella mujer, a pesar de que deseaba salir de aquel lugar para evitar los problemas, él decidió continuar allí únicamente para declarar su amor a Mía.Santino tomó asiento y pidió dos tragos, no se sentía seguro de sí mismo y tenía bastan
Emma se acercó a Dante, se ubicó a su lado y llevó la mano hasta su brazo, ella fijó la mirada en Santino y sintió compasión de aquel miserable hombre que claramente no tenía dinero para responder por los daños causados. —Amor ya déjalo, en verdad pretendes hacer que trabaje este hombre contigo, mira nomás la diferencia que hay entre él y los demás hombres, parece un pequeño cachorro a punto de morir en medio de feroces leones —Dante levemente giró la cabeza y la observó a través de rabillo del ojo. —No he pedido tu maldita opinión, así que hazte a un lado y no pretendas defender a esta copia barata de mí —respondió Dante de manera despectiva hacia Santino.—Basta Dante, solo es un maldito auto, tienes muchos más, eso sin hablar que tienes tanto dinero que los daños causados por este hombre son insignificantes —ante las palabras de Emma, Dante se dio vuelta quedando frente a ella. —¿Acaso crees que lo que me interesa es el maldito auto? —preguntó Dante de manera desafiante a su nov
Santino se sentía completamente indispuesto, no era para menos ya que había atravesado la peor experiencia de toda su vida, se sentó al lado de la barra y pidió un trago doble mientras que Mía lo observaba fijamente. —¿Por casualidad tienes conocimiento sobre las personas que se encuentran en la parte superior de este lugar? —preguntó Santino sin rodeos. —¿Por qué lo preguntas? —respondió ella con otra pregunta—. Eres un hombre bueno y diferente a los demás, mereces continuar llevando una vida tranquila y por ello te sugiero que no hables de las personas que se encuentran allí —Santino al escuchar aquella respuesta de inmediato levantó la cabeza y fijó la mirada en su amiga. —¿Los conoces verdad? —Mía dio un sorbo largo a su trago y luego asintió.—Ya es demasiado tarde y debes regresar a casa —comentó ella tratando de cambiar el tema. Mía se encargó de pagar la cuenta y luego salieron de aquel lugar, antes de atravesar la puerta principal Santino llevó la mirada hacia la parte su
Enzo caminaba de un lugar a otro, se mostraba bastante impaciente, luego fue directo hasta donde se encontraba Hanna, estiró los brazos y tomó sus manos. —No crees que ha llegado la hora de decirle la verdad a Santino, por temor de lo que le llegara a sucederle a Dante terminamos huyendo, iniciamos una nueva vida manteniéndonos distante de todo lo que éramos, pero antes de ir a la tumba me gustaría poner al tanto a Santino. »Han sido veinte largos y difíciles años ocultando la verdad a ese muchacho, no sé por cuanto más logre resistir, lo único que deseo es poder tener a mi hijo de regreso sin importar lo que suceda con mi vida —aseguró Enzo mientras que sus ojos se humedecieron. —No importa lo que nosotros queramos, lo único que importa es que Dante se encuentre con vida, aunque muero de ganas por verlo con mis propios ojos, hay que tener presente que si llegáramos a sacar todo a la luz en medio de un ataque desesperado por encontrar a nuestro hijo, podemos ser los responsables de
Hanna al igual que Enzo se encontraban demasiado preocupados por su hijo Santino, sin importar lo apresurado que él estuviera, siempre solía compartir el desayuno con ellos, con aquella acción les dió a entender que algo no estaba bien. Mientras tanto, Santino conducía a toda prisa directo a la universidad, claramente el miedo se encontraba apoderado de aquel inocente muchacho, quien se esforzaba por ser lo más correcto posible. Santino detuvo el auto frente a la universidad, fijó la mirada hacia su alrededor, al pasar unos cuantos minutos sintió gran tranquilidad ya que Dante no había hecho presencia y por primera vez disfrutó que todo se trataba de una broma... eso hasta que golpearon el cristal de la ventana. Santino bajó el vidrio y fijó toda la atención en aquella persona, su sorpresa fue aún más allá al observar de quién se trataba. —Toma el paquete y márchate ahora mismo de este lugar, dentro de pocos minutos Dante se pondrá en contacto contigo y te dará las indicaciones e
Santino no lograba comprender la reacción de Emilio, lo único que deseaba era que le recibieran aquel paquete y le entregaran el dinero para hablar con Dante y así de una buena vez solucionar aquella situación lo más antes posible.—¿Qué sucede, acaso usted no es Emilio? —preguntó Santino. —Sí, ese soy yo —respondió Emilio, quien no podía retirar la mirada de Santino.—¿Cuál es tu nombre? —preguntó Emilio con gran curiosidad. —Mi nombre no importa, lo único que necesito es que me entregue el dinero —respondió Santino mostrando su disgusto. A pesar de que Emilio deseaba hablar con Santino, debido a la presencia de su jefe no podía correr el riesgo de poner su vida en peligro. Emilio tomó un maletín con dinero y se lo entregó en la mano a Santino. —Espero que pronto nos podamos ver y poder hablar tranquilamente y no estés igual de molesto —Santino gruñó al escuchar aquellas palabras. —Está equivocado al asegurar tal barbaridad, esta es la primera y última vez que me prestó para ha