Ludmila:—No, no, no. ¿Es que no lo entiendes, puta?-protesta mi Amo.- nada de vestidos negros hasta los tobillos, quiero ropa provocativa. Cuero y látex, busca otra vez.Me da una fuerte nalgada, enviándome de regreso a las perchas.Llevamos horas dando vueltas.Primero se compró decenas de conjuntos de ropas y luego zapatos, lo guardó todo en el maletero del coche y condujo por espacio de media hora hasta llegar a este lugar.Checo nuevamente las perchas y me voy hacia él con otro par de vestidos negros y largos, por los tobillo.Su rostro enrojece, me quita las perchas y las lanza al suelo.Toma mi collar y tira de él, hasta pegarme a su cuerpo.—¡Si no fuera porque me gusta como mueves el coño te pegaría un tiro aquí mismo!- brama colérico.Por suerte no hay gente que pueda oírnos porque ha mandado cerrar la tienda y le ha dicho a las dependientas que salgan.Tira de mí, llevándome consigo hasta quedar frente a las perchas.—Por aquí debe haber algo de lo que hablo.- Dice, pasando
Sofía:—¿Estoy soñando?- sollozo teniéndolo encima.—¿Sueñas conmigo?Comenzó a morderme el mentón y yo comprimí los labios.—No.- Susurré.—Ahí tienes tu respuesta, Italiana.Hago un puchero y me muerde los labios, notando la venda en su antebrazo.—¿Te heriste?- susurro, acercando mi mano al vendaje.—Fue un arañazo sin importancia.—Ha oído decir, que cuando una persona tiene sexo estando heridaz esa herida puede infectarse.—Me arriesgaré, baranina.—¿Qué significa eso?- interrogo mirando a sus ojos azules.- ¿que significa “baranina”?Ríe, acariciándome las caderas mientras me lame el cuello.—Significa “ corderito”.¡Oh!Se pone a juguetear con mis pechos y río a carcajadas, no puedo evitarlo.Me mira ceñudo, comenzando a enojarse.—¿De qué carajos te ríes?—Es tu barba. Me hace cosquillas.Pone cara de malote y ya me está doliendo todo de la cintura para abajo.—¿Ah, sí? ¿ Cosquillas, eh?- susurra, arañándome los muslos en lo que sube, lentamente en busca de lo que le ofrezco al
Hay sangre.Roja, espesa y tibia en mis manos.Hay sangre en mi ropa, y en mi cabello y en el bate que sostengo.En el suelo hay tres hombres inmóviles, ellos sangran y yo causé sus heridas.Quiero soltar el bate y salir corriendo.Quiero gritar que alguien me detenga, por favor.Quiero tirarme al suelo y llorar, o mejor, llevar a esos hombres a un hospital para que los atiendan pero en vez de eso regreso a golpearlos, esta vez con más fuerza y roña.—¡Brava! ¡Digna mujer del Don!- exclamó y aplaudió el demonio.- Familia, les presento a Bianca Ivanova.***Sofía:La pesadilla me ha puesto nerviosa.Porque sé que no es una pesadilla del todo, sino un recuerdo.Es algo que había reprimido de mi memoria por un tiempo.Salgo de la cama de un salto y me voy corriendo al baño, a arrodillarme delante del váter y a vomitar las bilis porque eso es lo único que tengo en el estómago.Todo mi cuerpo está tenso y estoy sudando frío.Las palmas de mis manos están húmedas, y me recorre un temblor fr
Sofía:—He venido a mi cita con el doctor Besikis.- anuncié y la recepcionista me miró como si yo tuviese tres cabezas.—Perdón, Señora, pero no tenemos en nuestro staff a ningún doctor con ese nombre.Me mordí el labio, apretando la cartera entre mis manos.¡Maldición!¿Recordaba mal el nombre o el imbécil de el mafioso de mierda e hijo de la gran puta me lo había dado mal?Bufé exasperada y lo intenté de nuevo.—Mire, vengo a ver a un siquiatra, es húngaro y sabe hablar muy bien el inglés.La recepcionista volvió a mirarme con cara de harpía, y me dirigió una sonrisa más falsa que mis extensiones.—Si no recuerda el nombre del médico no podré ayudarla.Rechiné mis dientes.En ese momento quería estampar la cabeza de la rubia plástica contra el mostrador las veces que fueran necesarias hasta sacarle los ojos con el contén.Respiré profundamente, y lo intenté desde otro ángulo.—Mira, cretina estúpida.- mascullé, quitándome las gafas y poniendo cara de mafiosa asesina.- mi nombre es S
Sofía:Los profesores del curso en línea me felicitaron por mis notas y buen desempeño.¡Había terminado!¡Finalmente he conseguido mi título de bachiller!Si tuviera serpentinas las haría estallar.Me enviaron el título y la certificación de notas al correo, saqué una copia de ambos y me fui corriendo escaleras abajo en busca del despacho del Don.Sin dudas, él tendrá una impresora por ahí.—¿Y qué planeas hacer con respecto a esto?- la voz de Yelana me llegó alta y clara a través de la puerta del despacho.—Absolutamente nada.—¡No me lo puedo creer!- chilla la Koroleva, insultada.- ¿Cómo es posible que no hagas nada, Alexis? ¡Tres hombres murieron anoche!¡¿Qué?!Di un paso hacia atrás, espantada. —Se interpusieron en el camino de un ladrón cuyo objetivo era mi caja fuerte, por desgracia perecieron cumpliendo su trabajo, por suerte hirieron al maleante y este se vio forzado a escapar. Fin del asunto.—¿Y no planeas aumentar la seguridad de la mansión? ¡¿Quién dice que la próxima v
¿Esta listo lo que te pedí? —Pfff, sí. Desde hace semanas. Realmente no comprendo para qué lo quieres pero… —¿Lo mandaste traer de la Ciudadela? Eván me responde con una mueca. —¿Qué tan irresponsable crees que soy?- farfulla burlón.- lo traje conmigo cuando vine, por supuesto. Alexis se sirvió un trago de vodka, relamiéndose los labios. —Cuéntame. —Es un híbrido. Carrocería de un Ferrari con el motor de un Mustang, doble placa y cristalería antibalas, GPS, localizador, sistema de eyección y autodestrucción a distancia. Una verdadera monstruosidad. Construido en nuestra fragua bajo tus especificaciones. Único en su tipo en todo el mundo. —¿Color? —Rosado fucsia. El Don asintió. —Perfecto. —¿Qué piensas hacer con él, Alex? —Será un regalo. Eván lo miró con perplejidad. —¿Se lo enviarás a Vitorio Visconti? —Quisiera, pero no conozco su dirección. Tengo en mente utilizarlo más adelante. ¿El detonador? —Aquí.- respondió Eván, sacando del bolsillo un llavero que contenía la
Alexis: Anoche escogí muy bien el sitio al que la llevé, ese restaurante es un imán para las celebridades y los paparazzi siempre andan rondando por allí. Es natural que ahora varias fotos nuestras se encuentran en la portada de revistas de cotilleo internacionales. Imagino que a Vitorio Visconti le encantará ver lo bien que trato a su hermanita. Mi favorita de entre todas las fotografías es la mía besando su mano, la pulsera de diamantes bien visible y ella, mirándome con esos ojitos , que en vez de a punto de llorar parecían mirarme con todo el amor y la admiración que una recién casada siente por su marido. Estuvo perfecta. Si ella hubiese conocido el plan, las cosas no hubiesen salido tan bien. Estoy seguro de que alguna de esas revistas irá a parar a manos del Padrone, tarde o temprano. Por otro lado, anoche me llamó el viejo cretino de mi contador. Por suerte, las cuentas bancarias en Islas Caimán, Fiji, Guam y Palau también están a nombre de Sofía. A pesar de que le dij
Sofía: Alexis me explicó el itinerario. Estaremos haciendo un tour por varias islas debido a asuntos de negocios, y como la agenda es apretada solo estaremos una semana en cada lugar. Me siento como una recién casada en su luna de miel. Comenzamos por Guam. Nos hospedamos en una especie de bungalós hechos de madera y con techos de paja, en apariencia sencillos pero dentro contenían aire acondicionado, baño y ducha, e incluso un mini bar. Mi naturaleza curiosa me llevó a pedir la comida tradicional del lugar, la cuál es muy variada y exótica. Pero debo decir, que mientras yo probaba los platillos característicos de la zona, él me devoraba a mí. Lamió salsa FINADENE (a menudo se sirve con barbacoa) de sobre mis pechos , comió Kelaguen (pollo picado, jugo de limón, coco rallado y pimientos picantes) de encima de mi pubis. Disfrutó el Apigigi (postre de leche de coco y tapioca que se envuelve y a la parrilla en una hoja de plátano) de sobre mí abdomen. Mordió las Mahha titiyas (tort