La habitación estaba sumida en una calma reconfortante, iluminada por la suave luz que se filtraba por las cortinas entreabiertas. Me encontraba recostada en la cama, sosteniendo a mi precioso bebé, Thomas, cuyo cuerpecito cálido se aferraba al mío con una ternura indescriptible. Sus respiraciones suaves y regulares llenaban el espacio. Observaba con amor el pequeño rostro de mi hijo, iluminado por la luz tenue, sus labios rosados formando una pequeña ventanita mientras se aferraba a mi pecho con ansias, buscando el alimento que le ofrecía. Al bajar las escaleras con Thomi en mis brazos, sentí la familiar sensación. Al llegar al comedor, vi a los señores Harrington y a Paula esperándome con sonrisas cálidas y acogedoras. Coloqué a Thomi en su sillita y lo observé con una mezcla de orgullo y asombro mientras exploraba con curiosidad los alimentos ante él. Paula se acercó con una bandeja de frutas frescas y una taza de té humeante, y me saludó con un abrazo afectuoso. —¡Buenos
Ese hombre no dejaba de mirarnos mientras se acercaba y vio que Álvaro y yo nos estábamos besando. Él se veía molesto. Finalmente, se detuvo a unos pasos de distancia y nos miró fijamente. —¿Qué está pasando aquí, Álvaro? —dijo con voz firme y autoritaria. Su tono me hizo sentir una mezcla de culpa y confusión. —¿Y tú quién eres? —pregunté, apartándome de Álvaro. —Soy Adrián Fontana —respondió, mirándome intensamente—. Natalia, por favor, trata de recordarme. Mi corazón latía con fuerza mientras trataba de procesar lo que estaba sucediendo. Ese nombre, Adrián Fontana, resonaba en mi mente, pero no lograba ubicarlo. —Lo siento, pero no te recuerdo —dije, sintiéndome incómoda bajo su intensa mirada. Adrián suspiró, claramente afectado por mis palabras. Dio un paso hacia adelante, sus ojos llenos de una mezcla de tristeza y esperanza. —Natalia, hemos pasado por mucho juntos. Tú y yo... Álvaro miró a Adrián con desafío en sus ojos. —Ustedes son cuñados porque Natalia es
Había tenido sueños tan intensos que parecían reales, especialmente aquel en el que hacía el amor de forma apasionada con él. Después de desmayarme tras hablar con Emir, esos sueños aún resonaban en mi mente, confundiéndome más que nunca.Mientras intentaba procesar la situación, los recuerdos del sueño se agolpaban en mi mente, sumergiéndome en una confusión abrumadora. ¿Quién era ese hombre que aparecía en mis sueños con tanta intensidad? Me sentía desconcertada por las emociones que había experimentado, emociones que aún palpaban en mi pecho.Al bajar a desayunar y encontrarme con mis padres, un torbellino de emociones se desató en mi interior. Jamás había imaginado conocer a mis padres biológicos.— Anoche te desmayaste, cariño. ¿Estás bien? —preguntó mi madre, su voz cargada de preocupación.Asentí con una sonrisa forzada, intentando disipar las dudas y confusiones que me abrumaban.— Sí, mamá, estoy bien. Fue solo un pequeño susto —respondí, tratando de tranquilizarla.Mis padre
Estaba completamente desconcertada mientras cenábamos. Aún no podía creer que tenía a una mujer idéntica frente a mí y mucho menos a ese hombre. Durante la cena, solamente él y Emir hablaban tranquilamente de negocios, mientras yo intentaba procesar toda la información que acababa de recibir. Después de la cena, cargué a Thomas, quien estaba súper inquieto, y me dirigía hacia las escaleras para llevarlo a su habitación. Sin embargo, en ese momento, Adrián tomó mi brazo. Automáticamente, el bebé extendió sus brazos hacia él, como si lo reconociera de alguna manera. La situación me dejó aún más desconcertada, preguntándome cómo era posible que Thomas tuviera una reacción así hacia Adrián. —Lo siento, el bebé es muy inquieto. — Me disculpé —Tranquilo, campeón, no hagas pasar malos ratos a mamá.— Él pronuncia mientras acaricia el cabello de Thomi. —Tu abuelo siempre habló mucho de ti. Él te amaba mucho.— Afirmé —Mi abuelo era un hombre muy sabio.— Él acarició mi mejilla y acomo
Cuando abrí los ojos, me encontré en una cama rústica dentro de una cabaña. Mis primeros impulsos fueron levantarme y buscar a Thomas, pero al intentarlo, me di cuenta de que estaba esposada. En ese momento, Adrián entró con una bandeja de comida y la dejó a un lado de la cama. — ¿Dónde está Thomas? ¿Qué me has hecho, Adrián? Mi papá debe estar buscándome —exclamé, sintiendo el pánico crecer en mi pecho. — Nunca nos encontrarán, y no grites, me costó mucho trabajo hacer dormir a Thomi —respondió con una calma perturbadora. — Estás loco —murmuré, luchando contra las lágrimas que amenazaban con escaparse. — Estoy loco por ti, Natalia. Me vuelves loco desde la primera vez que te vi. No lo recuerdas, pero nos amamos. Yo fui el primero y el único en tocarte —sus palabras resonaron en el aire, llenas de obsesión y posesión. Traté de mantener la compostura, a pesar del miedo que se apoderaba de mí. — Amo a Álvaro —afirmé con firmeza, aunque mi voz temblaba ligeramente. — Intent
Cuando me desperté, me sentía muy confundida. Poco a poco, comencé a recordar algunas cosas. Me acordaba de Adrián, de que había sido mi esposo y de que habíamos hecho el amor muchas veces, pero había detalles que no recordaba totalmente como el embarazo de Thomas. Sin embargo, él no me daba tiempo de pensar porque me tenía agarrada de la cintura y, mientras dormía, había esposado mi muñeca a la suya. —Buenos días, preciosa —dijo, despertando al notar mi movimiento. —Adrián, ¿qué estás haciendo? —pregunté, tratando de mantener la calma mientras mi mente se aclaraba. —Solo me aseguro de que no te escapes, amor —respondió con una sonrisa tranquila, como si fuera la cosa más natural del mundo. —Esto no está bien —protesté, sintiendo un nudo en el estómago. —Lo que no está bien es que te hayan lavado el cerebro en mi ausencia —dijo, su tono cambiando a uno más serio—. Necesitamos estar juntos para que recuerdes todo. —Pero... —intenté hablar, pero él me silenció con un beso
Estaba observando cómo Natalia alimentaba a Thomi. Ella estaba molesta porque la había secuestrado, pero pronto entendería que todo lo que hago lo hago por nuestro amor. —Me amas, Nat, lo sé. — Le dije mientras ella desviaba la mirada, concentrada en nuestro hijo. —Te odio. — Respondió con firmeza, aunque sus ojos delataban una mezcla de emociones. —Pronto entenderás que todo esto lo hago por nosotros. — Me acerqué a ella, acariciando su rostro con ternura. — Todo lo que hago, lo hago por nuestro amor. —¿Nuestro amor? — Suspiró, claramente agotada. — Esto no es amor, Adrián. —Lo es, Nat. Solo necesitas recordarlo. — Me incliné y besé su frente, esperando que algún día ella volviera a sentir lo mismo. Cuando el bebé se durmió nuevamente, lo colocamos en su cuna. Me encargué de vestir a Natalia al menos con su ropa interior y una bata. No confiaba en dejarla desnuda mientras tenía que salir. —¿A dónde irás, Adrián? —preguntó ella, su voz cargada de desconfianza y curiosid
Cuando llegué a casa, la confusión me envolvía. Mamá, tras abrazarme, se llevó a Thomas a dormir. Mientras tanto, yo permanecía en la sala, perdida en mis pensamientos, mientras Emir intentaba hablarme. Poco a poco, los recuerdos volvían: su actitud hostil, sus desprecios y la ocasión en que me chantajeó para que dejara a Adrián. —Natalia, no lo escuches —insistió Emir, su tono firme, pero con un rastro de preocupación. —Lo recuerdo —dije, interrumpiéndolo—. Tú querías que Adrián se casara con tu hija Clara. Me insultaste y me amenazaste varias veces. Emir frunció el ceño, pero no negó mis palabras. —Nat, lo hice por tu bien. Adrián no era el hombre adecuado para ti. —¿Por mi bien? —respondí, la indignación creciendo en mi voz—. Me obligaste a separarme de él, a vivir una mentira. —Nat... —intentó decir, pero yo no lo dejé continuar. —No tienes idea del daño que has causado. —dije, las lágrimas llenando mis ojos—Todo fue una manipulación tuya. —Hice lo que creí mejor