¡EMILY QUISO CORRER! Apenas sus ojos azules vieron al CEO Robinson frente a ella. La mujer pelirroja retrocedió. Su corazón latiendo aceleradamente. Su mirada se volvió hacia atrás, y ahí, firme y con una expresión fría. Estaba el asistente del CEO, Jack Smith. El hombre rubio dejaba claro que… ¡No podría huir de nuevo! —Deja de actuar como una niña y portate como la m@ldita mujer madura e inteligente que se supone que eres —dijo ese hombre con crueldad. Emily sintió las lágrimas deslizándose por sus mejillas, las secó torpemente con sus manos, pero era inútil, más caían y más le dolía el corazón. —Vete al diablo… —susurró ella. Intentando sonar firme, aunque su voz estaba quebradiza. Clavó su mirada en Franklin nuevamente—. ¡NO VOY A ABORTAR! ¡No me harás perder a mi bebé! ¡Yo quiero un bebé! Franklin cerró los ojos por un momento. Un intento de controlar toda la furia en su interior que estaba a punto de explotar. Él caminó hacia ella, el sonido de su bastón, y l
—¿Él está enfermo…? —preguntó Emily, con una expresión llena de preocupación a la niñera de Freddy. —Está bien, ¿no es así, joven Robinson? —le preguntó la niñera al bebé de tres años. El niño tosió, pero en su inocencia asintió. —Sí —dijo haciendo un puchero mientras se sentada en la silla. Franklin clavó su gélida mirada en la niñera. —¿Eres estúpida o quieres que te despida? ¡La mujer abrió sus ojos de par en par, viendo al CEO, con nerviosismo!, de inmediato negó varias veces con la cabeza. —No señor Robinson… Yo no quise decir, es solo que… —¡LLAMA A PATRICK! ¡YA! —alzó la voz Franklin. La mujer dio un saltito del susto y salió casi corriendo—. Si señor. De inmediato. Mientras la niñera se marchaba. Franklin volvió a ver a su hijo y se levantó con ayuda de su bastón acercándose a la silla donde estaba Freddy. Los ojos azules de Emily viéndolos detenidamente. Franklin comenzó a checar al niño a ver si no tenía fiebre o estaba sudando helado, Freddy parecía est
✧✧✧ Esa tarde. En la mansión del CEO Robinson. ✧✧✧ En el salón principal, Franklin yacía sentado en un sillón individual. Su mirada fija en la mujer que tenía delante. La niñera de Freddy. —Se lo juro señor. Fue la señorita Sinclair la que me entregó ese jarabe, me dijo que era un jarabe vitamínico, que él necesitaba más fortaleza, si iba a estar constantemente en la piscina aprendiendo a nadar —explicaba la mujer, con seriedad, con una calma y seguridad que lo hacía parecer totalmente cierto. Sin embargo, la penetrante mirada de ese hombre la analizaba, sin dejarse llevar tan fácilmente. No creía que Emily Sinclair fuera capaz de lastimar a su hijo… Pero, tampoco la creyó capaz de engañar a Jack Smith y no tomarse la pastilla abortiva. El CEO suspiró, confundido, llevando a su boca la copa de whisky que sostenía en su mano. —Vete. No verás a Freddy hasta que todo esto quede aclarado. —Sí señor —asintió la mujer, yéndose de inmediato, sus tacones resonando en el pulido
Emily se encontraba sentada a la mesa. Frente a ella su tío paterno, Erik Sinclair. —Puedes cenar si gustas. No me molesta —hizo el hombre un gesto con su mano. Emily negó lentamente. —No. Estoy bien, ¿puedes decirme qué es eso importante que quieres hablar conmigo? —preguntó Emily, sus ojos azules fijos en ese hombre, con gran seriedad. A pesar de ello, bajo la mesa, sus manos sobre su regazo estaban entrelazadas con inquietud. —Sabes que la elección del señor Robinson como tu futuro esposo, no es algo que hice al azar junto a tu madre, ¿no? Emily arqueó una ceja, la mención de Franklin, capturó su atención. "Lo sabía… Hay un motivo detrás de ello…" Pensó Emily, que suspiró y tomó la copa de agua en la mesa, tomando un sorbo. —¿No lo eligió porque son conocidos de negocios y sabía que él buscaba una esposa? —comentó Emily, siendo ese el motivo principal, por el que pensó, ella terminó en una "cita" con el CEO Robinson. —No. Él se acercó a mí primero, siendo consciente
¡PUM! —¡AAAAHH! —gritó Scarlett al ser empujada abruptamente por Emily. La mujer pelirroja, tambaleándose, se quedó mirando a Scarlett tirada en el suelo del pasillo. Clack~ La puerta de la oficina del CEO Robinson se abrió. Emily volvió la vista en esa dirección, su prometido estaba de pie bajo el marco, imponente como siempre. Franklin se acercó hacia Scarlett, mirándola desde arriba con total indiferencia. —Levántate. Deja de hacer escándalos en mi casa o te echaré sin pensarlo. Emily, furiosa, apretó los puños. —¡Ella quiso golpearme! —gritó la pelirroja en su defensa—. ¡La empujé porque me defendí! ¿Y qué es eso de que soy un monstruo y lastimé a su bebé? ¡No le he hecho nada a Freddy! Es un niño dulce y no tiene la culpa de tener una madre como… —¡Cierra la boca, Emily! —gritó Franklin, su mirada fría y despectiva—. Entra a la oficina. Emily se sorprendió por la frialdad y el desprecio en su voz. ¿Quién demonios se creía ese hombre para gritarle así? ¡Al diablo! ¡Emi
Emily empacaba sus cosas dentro de una maleta. Mientras sus lágrimas caían por sus mejillas, nublando su vista. De prisa las secaba con una de sus manos, un acto inútil, pues rápidamente volvían a emerger. Dentro de la maleta roja, una que pertenecía a ese hombre, ya que por supuesto, llegó sin nada y él le compró todo, guardó solo lo más necesario. Trato de calmarse, inhaló y exhaló varias veces, sentándose en la cama, e inclinando su cabeza. Estaba preocupada por Freddy. Por lo que Scarlett era capaz con tal de sacarla a ella, de la vida de Franklin Robinson. —Pues que se lo quede todo ella… —susurró Emily para sí misma. Tratando de reconfortarse con la idea de que no necesitaba de ese hombre. Sin embargo… ¿A donde iría si se iba de ahí? ¿A la casa de playa que él le dio? —No… Ahí es uno de los primeros lugares donde me buscaría… —reflexionó la mujer pelirroja. ¿Siquiera había un lugar en todo Los Ángeles o el país entero, donde pudiera ocultarse de su poder e inf
Emily Sinclair caminaba rápidamente por los pasillos, dirigiéndose a las escaleras, a duras penas, cargando la maleta. En el vestíbulo, Scarlett Evans charlaba con la enfermera, fingiendo preocupación, la ex-esposa del CEO Robinson, hacía como si estuviera llorando, desconsolada, preocupada por su bebé. —Todo es culpa de esa maldita perra… Desde que Freddy vino a quedarse, estaba preocupada. Sabía que ella algo tramaría para quitarnos del medio como la familia de Franklin, y quedarse ella y hacer su propia familia… —decía entre quejas con vos temblorosa, Scarlett, mientras limpiaba las lágrimas que caían por sus mejillas con un pañuelo de mano. —No diga eso, señora Evans. El niño está fuera de peligro, estará bien —sonreía la enfermera, haciendo un gesto al mayordomo para que trajera una vaso con agua a Scarlett. Pero… Justo en ese momento, vieron a Emily bajando rápidamente las escaleras con la maleta roja a rastras, y su rostro empapado de lágrimas, su pecho subiendo y baja
El vehículo oscuro se detuvo frente a un motel. Jack Smith, al volante, apagó el motor. En la parte trasera, el CEO Robinson miraba incrédulo, con las piernas cruzadas y el ceño fruncido. —¿Es una broma? —No, señor. Esta es la dirección que nos dieron los de telefonía al rastrear el móvil de la señorita Sinclair —respondió Jack. Se desabrochó el cinturón de seguridad, salió del automóvil y luego abrió la puerta para el CEO. Franklin soltó un suspiro de resignación y se apoyó en su elegante bastón. "¿De verdad esa tonta se metió en un lugar así?" Pensaba, observando el motel con desdén. —Espero que estés armado. Aquí podría haber cualquier tipo de locos —comentó Franklin a Jack mientras avanzaban. —Sí, señor Robinson. Siempre —asintió Jack, siguiéndolo de cerca. ………….. Mientras tanto, dentro de una habitación, la mujer pelirroja se encontraba sentada en la cama, aún vestida con la ropa con la que había huido. Su mirada estaba perdida en el vacío. No traía más dinero, su telé