Antonella bajo con rapidez las escaleras del dormitorio y espero a Marcos abajo mientras tomaba una bebida fuerte, para poder enfrentar el momento. Aquello no iba a estar muy bien que se dijera, sabía que su esposo se iba a negar y la que tendría que pagar el pacto seria ella.Vuelo 627 desde Nueva York está por aterrizar” anunció la joven por el alto parlante, además de que Amelia ya se habían fijado en las pantallas, estaba nerviosa. Se acerco al lugar por donde llegan los pasajeros. A la media hora vio salir a Delfina y a todo su grupo por el corredor y corrieron hacía ella. Delfina vio de lejos a su madre y corrió, necesitaba de su madre, necesitaba abrazarla, besarla, apretarla. Necesitaba de su madre como nunca lo había hecho en su vida, se encontraron y se abrazaron y se fundieron en un abrazo.- ¡Mama! -- ¡Delfina! -El grupo las observaba sorprendido el amor que había entre madre e hija. Delfina lloraba, su mama pensaba que su llanto era por la emoción del momento.
En algún lugar del planeta, en una ciudad super poblada. El joven Marcos de treinta y siete años, entra furioso se le nota en su rostro, no ha sido uno de sus mejores días, en realidad pensó por un momento desde un tiempo a esta parte no ha tenido un buen día. Se dirige al bar que tiene en la habitación decorada con gran finura, con una alfombra persa traída desde esa región expresamente por él en uno de sus viajes de negocios. Se coloca hielo, se sirve un poco de wiski piensa por un instante si tomarlo puro o cortarlo y toma la decisión de apuro diciéndose en voz alta- de que vale cuidarse, al final o te mueres de una penosa enfermedad o de tanto trabajar como bruto con gente inepta- y de dos tragos se toma su wiski, casi no le siente el sabor y por eso decide tomarse otro, al cual saborea con cierta lentitud mientras piensa en el rumbo que tomó su vida. Cuando dejo que su vida quedara en manos de su esposa de su madre de su cuñado y Encima enfrentado a la justicia por corrupció
La fiesta siguió su curso, Antonella era una niña rica acostumbrada a hacer o que deseaba. No conocía la palabra No, tampoco sabía de límites, el mundo para ella, era su mundo, era egocéntrica, al grado de narcisista y la vida de los demás poco interesaba. Sus amigas, bueno eran muchas, pero si al grado de que si algo apocalíptico ocurriera en su vida quedaría no mas allá de dos, peroeso ella no se cuestionaba, lo único válido para ella era el presente, el futuro no existíaporque quien sabe que puede pasar decía comúnmente.Tampoco cuestionaba su vida moral y hablar de ética con ella era una pérdida de tiempo. Su madre, no era su madre poco menos era su sirvienta, a quien ella tenía al alcance de su mano para sus obsesiones. No poseía límites ni tampoco los conocía, pretendía creer que las personas eran simples títeres manejados por su belleza su estatus y el padre que poseía: Don Antonio Sotello un hombre de sesenta y siete años, robusto y sumamente soberbio altivo igual q
En otro lado de la ciudad en ese momento una mujer de no más allá de treinta y pocos años inicia su divorcio por infidelidad, la joven Lorenz se lo acaba de decir a su esposo- pronto te llegaran los papeles del divorcio y lo firmas así puedes continuar tu vida con la amiguita que elegiste – el hombre detenido al otro lado de la habitación que mira por la ventana hacia la nada, no parece escuchar, por eso la joven vuelve a repetir- ¡me escuchaste mañana...-- sí, ya lo escuché - dice el hombre, era joven igual a Lorenz, su pelo color castaño caía sobre sus ojos, obligándolo a pestañar a cada rato.El hombre se da vuelta y pregunta - ¿por qué debemos de separarnos, dime por qué? - y continua – solo fue un desliz, no fue nada, no significó nada – se pasa la mano por el cabello y continua – ya ni siquiera nos vemos -Lorenz – lo que ustedes hagan no me interesa, ustedes ya son libres de hacer lo que quieran -El joven intenta hablar – pero…- ¡No me interesa Daltón, nada me interes
Marcos se desnudó, su cuerpo era verdaderamente el de un Adonis, alto, delgado, esbelto. Tres veces a la semana por lo menos salía a correr y hacía ejercicios. Su espalda era pura fibra, tenía un lunar muy hermoso el mismo decía su madre que tenía su padre. Su vientre plano sin una gota de grasa quizás por la edad. Era un hombre sumamente atractivo a los ojos de las mujeres, cuando estas lo veían quedaban embelesadas con él, si a esto le agregamos su sencillez y simpatía se armaba un muy buen combo. Se metió en el jacuzzi colocó una especia relajante jabón de baño que hiciera espuma y fuera bueno para la piel, se sirvió una copa de champán y se metió al agua, estirando y relajando cada parte de su cuerpo, mientras esperaba que legara Clara. Su mete voló hacía la figura de Antonella quien lo tenía hechizado por completo. Marcos se conocía y lo sabía. Pensó en ese día que estuvo con la chica, recorrió mentalmente la piel de la chica con su mente. Le parecía tan sedosa, quiz
Antonella- ¡Ay por Dios chico parecía que no legabas nunca!, ¿qué diablos te pasó? -Diego – estaban los chicos del equipo en casa tratando de ver cómo y cuándo le hacemos el cumple años de Esteban que es dentro de una semana- suspira – no podía terminar porque sí la reunión aludiendo que tu venías para aquí, recuerda que fue lo que más me pediste – y hace un gesto con la boca y prosigue – no entiendo el porqué, hasta hace unos días todo estaba bien y ahora me pides eso! - exclama Diego, poniendo una cara de cómo no entiendo nada.Ella lo mira por el rabillo del ojo y no dice nada, se levanta un silencio entre los dos hasta que al fin Diego lo interrumpe - ¿tienes a alguien en la mira? - Antonella se mueve un poco inquieta en el cómodo asiento del coche y luego con la mejor de sus caras y de su actuación, ya muy utilizada por ella le responde en modo de ofendida - ¡ay chico qué dices! - de inmediato – conduce y deja de dar la “lata” por favor! - Diego la mira, él sabe que Antone
Dalton sabe que se equivocó, que lastimó a Lorenz hasta el hueso, que le rompió el corazón. Pero él la amaba, y eso no era suficiente para obtener su perdón. Sería capaz de tener la fortaleza para ver en un futuro cercano o lejano a Lorenz, su amada y querida Lorenz, en una relación con otra persona. Reír con otra persona, andar del brazo con otra persona, hacer el amor con otra persona, esto último, fue como un puñal en su corazón. Y pensar que aquella chica no significó nada para él, como pudo ser tan tonto. Mientras pensaba todo eso, escucho la voz de Lorenz que le llegaba como de lejos – Te amé mucho, como para perdonar esa infidelidad, si te perdono una vez tú lo seguirás haciendo- calla, lo observa – así que es mejor terminar todo ahora y de una vez para siempre. Tú continua con tu vida y yo continuo con la mía – agacha la cabeza con sensación de derrota, levanta y lo mira a los ojos con profundidad – será lo mejor para todos, para ti, para el niño y para mí - Dalton l
Lorenz trabaja permanentemente en su canción día y noche, tratando de colocarle música a esa letra que para ella es la mejor que ha creado en los últimos tiempos. Como no va a hacer la mejor, habla de sus sentimientos de cómo se derrumbó su mundo su felicidad su vida, todo por lo que ella luchó. Una lágrima rueda por su mejilla. En el otro dormitorio escucha la voz dulce y de ángel de su pequeño hijo que juega con la chica que lo cuida. Pone atención en el balbuceo de su hijo, lo adora, es lo único verdadero y con peso que quedó de la relación de Dalton y ella el niño – me das mi autito -, y hace con su boca ruido a motor - -juguemos a la pelota ¿te parece? - ¡sí, claro! -la voz juvenil de la chica, se escuchan los ruidos de la otra habitación, sonríe para sus adentros – continúa tratando de sacarle música a las cuerdas de su guitarra, cuando es interrumpida por su niño quien pregunta - ¿y papá? ¿va a venir? - Ella no sabe que decirle al momento y una pena inmensa hunde su co