Ruth trataba de calmar a su esposo, Antonella escuchaba los gritos de histeria de su padre, y estaban poniéndola nerviosa. Así que se apuró en sus aprontes para bajar y enfrentar al monstruo de su padre. Se colocó un fino vestido de mangas largas que le llegaba hasta las rodillas de color azul piedra, y salió con rapidez de su habitación.

- ¡Dile a tú hija que baje inmediatamente o la voy a buscar a su habitación! -gritaba Antonio

- ¡Cálmate no le hará bien a tu salud! - insistía Ruth

- ¡La que me va a matar es esta mocosa, engreída y arrogante de nuestra hija! - se da vuelta y con rostro lleno de ira se vuelve a Ruth

- ¡Es tu culpa que esta chiquilla se comporte así! - dice mientras camina a la sala de estar y se sirve un wiski. Sale nuevamente a la sala de entrada y mira hacía la escalera que lleva a las habitaciones del piso superior, cuando ve a Antonella bajar por ella, elegante, bella como siempre pensó, pero tan tonta como su madre, meneo la cabeza. Es que en verdad An