Delfina en su dormitorio mientras estudiaba, pensaba en ese chico tan misterioso de Santino, era guapo, pero hay que tener cuidado, como Le decía su hermano y su madre siempre¡Nadie sabe que se esconde detrás de cada rostro, bello o no! Solían decirle.Por eso ella iba a ir con cuidado con el tal Santino, justo suena su dispositivo, lo mira era Camila- ¿Hola en qué andas?Delfina - ¡Estudiando! -Risas de Camila - ¡tú no cambias más! - y enseguida ¡tienes que encontrarte un novio! Risas de las dos amigas.Delfina, está en dudas de contarle a su amiga acerca de Santino, es su mejor amiga, se pregunta porque no contarle. Al final opta por no hacerlo, va a esperar un poco y después ve.-¡Bueno quizás tengas razón, tendré que buscarme un novio, pero lejos de aquí! - dice con firme
Delfina prepara su ropa de la escuela y también el traje de natación, mientras va pensando que al día siguiente tiene que ir a clases de piano. En su cabeza ronda la imagen de Santino, hoy va a ir a verla en sus prácticas de natación y de seguro querrá invitarla a tomar un café, debe de estar preparada. Piensa también en la invitación de los Sotelo y en el pedido que le hizo su hermano para que asistiera, no lo puede defraudar por más que Antonella no le caiga nada bien, pero debe ir para acompañar a la familia. Mientras toma su mochila se acerca a su madre para despedirse de ella- ¡Me voy mamá, hoy le pido al chófer para que me lleve a la escuela no tengo ganas de manejar!-Su madre le dice - ¡ten cuidado hija, avisa para cuando tenga que ir a buscarte! -- ¡por supuesto madre! - y se acerca y le da un beso cari&ntil
Santino espera a Delfina fuera de las piscinas de natación, Rocío ve al chico desde lejos y codea a Delfina preguntándole - ¿Has visto quien está allí? Y señala hacía donde estaba Santino, pero este ya había desaparecido. Delfina se hace la que no sabe y responde con una pregunta- ¿Quién? Sabiendo el nombre que iba a salir de su boca- ¡El chico rubio, que vino el otro día ¿lo recuerdas? - Delfina frunce el ceño, como tratando de recordar, su amiga se adelanta- ¿Cómo era su nombre? - y Rocío trata de recordar haciendo un ejercicio con su memoria - creo que Santos, Sant… ah, Santino, Santino ese era su nombre! Dice agitadaDelfina se hace la que lo recuerda y exclama- ¡Sí, Santino, el chico rubio! - y agrega - Él me acompañó y me inv
Delfina llega a su casa casi corriendo, tiene que volver a ducharse, pensó todo el camino en esa ducha relajante, en su bañera con bastante espuma, acostada con la nuca apoyada en un pequeño almohadón contra agua. Pensó también en Santino, le caía bien el chico, pero lo encontraba un poco seductor, como que jugaba con la seducción, quizás estaba acostumbrado a hacerlo.Delfina era una chica muy madura para su edad, la pérdida de su padre a una edad muy temprana le causó mucho dolor, ella era muy mimada por su papá, cuando el falleció ella sintió que una parte de su vida se fue con él. Por suerte su hermano Marcos estuvo ahí para suplir esa falta y lo hizo muy bien, pero durante mucho tiempo extraño mucho a su papá, incluso lo veía en sueños y a veces sentía su presencia en su habitación. Ella se levantaba muy despacio y lo buscaba y no lo encontraba, sentía el olor a su perfume tan especial que nunca más se le irá de su naricilla. Hasta que un día dejó de buscarlo porque ente
Llegó el gran día de la cena con los Sotelo, en la casa de los Mendieta se respiraba un cierto aire de ansiedad y de nerviosismo, había que dar una buena imagen a los Sotelo por haberlos invitado, para que no se sabía, pero bueno imagen es imagen.La más obsesiva era Delfina que no sabía que ponerse, tenía un closet repleto de todo tipo de vestidos, pero ese día justamente no sabía que vestir. Maldita Antonella justo tu familia tenía que ser la de la invitación. Tenía que hacer un buen rol, sabía que Antonella la iba a sacar de quicio, la iba a molestar, le iba a buscar la boca como siempre lo hacía. Que querría esta familia que no tenía nada que ver con la suya. En el correr de la noche y durante la cena lo sabrían. Buscaba un vestido, se lo probaba se miraba al espejo, luego tomaba otro y así sucesivamente. No se d
La mansión de los Sotelo quedaba alejada de la de los Mendieta, en otra zona residencial, así que demoraron más o menos una media hora en llegar, el tráfico no era el problema, era la distancia. Cuando llegaron a la calle que los dirigía hacia la mansión de los Sotelo Marcos le dice a Miguel el chofer - ¡Está alerta, lo llamare para que venga a buscarnos! - - ¡Si señor! Contesto Miguel. Miguel era chofer de los Mendieta desde que estaba el padre de Marcos y ahí se quedó, era un hombre de confianza para la familia. Se acercan a la casa de los Sotelo y Miguel va observando la numeración, pero Marcos dice - toma ese camino y sube la colina, la casa que está encima es la de los Sotelo - - ¡Esa es dice con confianza, su hermana lo mira sorprendido y pregunta - ¿Y tú como la conoces? - - ¡Porque hace algunos meses atrás vine aquí invitado a una fiesta, tipo cena o algo as! - adujo el
Delfina quería que aquella maldita cena se terminara de una buena vez, pero parecía imposible Don Antonio parecía querer continuarla, así que optó por relajarse. Escucho la voz de Ruth la mamá de Antonella que decía- ¡Delfina querida quizás quieras deleitarnos con algo de música después de la cena, cuando estemos bebiendo un café o un té! - y al momento - ¿nos daría ese privilegio? - y continuo – siempre quise que Antonella estudiara piano y hasta compré uno, tomó algunas clases, pero nunca le dio demasiada importancia -.Ruth iba a continuar, pero la cortó Antonella - ¿Y tú no te preguntaste o me preguntaste acaso si me gustaba? -Ruth la mira desafiante y responde - ¡pensé que a todas las niñas bien les gustaba el piano! - finalizaAntonella la mira con un odio que
- Bueno, Marcos Mendieta, ¡quiero proponerte la mano de mi hija como tu esposa! - se hace un silencio casi sepulcral, Delfina contuvo la respiración y pensó esto no es posible, y posó sus ojos sobre Antonella quien la miraba con una sonrisa de triunfo. Ella ladeo su cabeza buscó la mirada de su madre y la vio tan sorprendida como ella. Luego Antonio habló - ¡bueno esto siempre y cuando Marcos Mendieta lo desee, él es quien tiene la última palabra! - Marcos estaba tan sorprendido como todos, se tomó la nuca en señal de un cansancio inexistente y responde- ¡Pues no sé qué decirle Don Antonio, me toma usted por sorpresa! - finaliza al instante - ¡además no sé qué piensa Antonella al respecto! - y dirigiéndose a Antonella pregunta - ¿tú qué piensas Antonella? - Antonella lo mira un poco con burla, un poco con enojo y responde - ¡Yo no pienso nada, ya han pensado por mí! finaliza con cierta rabia en su voz - ¿Cómo es eso? - dice Marcos