Don Antonio hablaba con su hijo Marcelo
- ¡Debemos tener cuidado de que no aparezcan nuestros enemigos en la boda de tu hermana queriendo vengarse por alguna situación! -
- ¿Te parece padre? Respondió Marcelo un poco preocupado.
- ¡Nunca se sabe de dónde puede saltar la liebre, así que debemos tener nuestras espaldas cubiertas! -
- ¿Y cómo lo haremos para que nadie se dé cuenta de lo que está sucediendo? -
- ¡Lo estuve pensando! - dijo Antonio mientras se acariciaba la barbilla en señal de preocupación – no podemos hacerlo al descubierto, porque eso haría sospechar a Mendieta y eso es lo que no quiero que suceda! - hace una pausa mientras da vueltas en la habitación, vuelve a dirigirse a su hijo - ¡estuve pensando en el zurdo! -
- ¿En el zurdo, para qué? -
- ¿Cómo para qué, has perdido las neuronas, Marcelo? - y en seguida -¿qué es lo único qué sabe hacer el zurdo? -
- ¡Matar! -dijo Marcelo con tranquilidad
- ¡Perfecto! - exclamó Don Antonio
- ¿Y? - peguntó Marcelo, todavía sin e