-Luca-
Era consciente de que Nina esperaba mucho de mí; y yo, sintiéndome por primera vez débil, accedí a sus pedidos. ¿Qué la hizo querer apiadarse de alguien como yo, que no tenía nada que ofrecer a nadie? ¿Qué es lo que veía en mí? ¿Qué fue lo que hice para merecer su comprensión? Pues en efecto no merecía nada, y menos si venía de ella.
Observé que intentó ayudarme por la noche impidiendo que siguiera. Vi el rostro de Jack decepcionado por su actitud y me sorprendí; ignoraba que ella se encontraba allí. Quizás, de haberlo sabido, habría intentado «portarme bien» aunque más no fuera por un corto tiempo. En realidad, meditándolo mejor, era conveniente que las circunstancias se hubiese
-Nina-Las nubes parecían jugar con el sol: de a ratos dejaban que el astro se luciera, pero por momentos cubrían la luz y todo se volvía de un tenue gris.«¿Quién eres, Luca?» –era el permanente cuestionamiento de mi cerebro.Siempre tan misterioso e impenetrable como una fortaleza a la que pocos podían atravesar, en caso de animarse… Desde que lo conocía apenas sabía su edad, su nombre y un par de otras simples deducciones sacadas por los comentarios de las personas más “cercanas” a él. Luca era raro, muy distinto de un chico normal de su edad, y en consecuencia, prefería ocultarse; a veces sentía que no deseaba demostrar lo que en realidad era, mientras yo me empeñaba en descubrirlo. Él encar
-Luca-En segundos atraje a mi mente su suave parpadear cuando la rocé con mis dedos; aunque fueron solo unos instantes, esa imagen me envolvía la piel de extrañas emociones. Por la mañana siguiente decidí irme; antes de ello, verifiqué que Nina estuviese en su cuarto. No había necesidad de hacer aquello, pero con el tiempo me di cuenta de que disfrutaba incluso de verla dormir.Ajusté la gorra a mi cabeza. Desde que había salido de casa me sentía incómodo, no lograba describir qué me ocurría; a pesar de ello, era indudable que una sensación extraña comenzaba a turbarme.–Luca –la voz de mi padre se hizo presente, vestía un sobretodo negro impecable.Llevaba meses sin reunirme co
-Nina-Recostada en mi cama, mirando la aguja del reloj despertador moverse y contabilizando los minutos, el llamado de Duncan captó mi atención.–¡Nina!Él se hallaba en la sala. Me levanté con rapidez y me asomé por el pasillo.–¿Sí?–Muchacha, tienes una visita.Cuando dijo eso fruncí el ceño: ¿una visita?—Está en la puerta, esperándote —agregó.–Bien, iré en un segundo –Duncan asintió y se alejó.Acomodé mi cabello y me dirigí afuera; debo admitir q
-Nina-De noche, Dublín era lo bastante colorida como para motivar los sentidos de cualquiera. Observé los incontables edificios y sus fachadas gregorianas antiguas que, combinadas con pequeños toques modernos, le conferían una exquisita particularidad al recorrido. Pasamos por el río Liffey, que cruzaba la ciudad por completo, dividiéndola en dos. Ya era bien entrada la noche, pero todo el mundo andaba en la calle. Una cantidad enorme de pubs y bares poblaban cada esquina por la que transitábamos, y el movimiento de gente resultaba llamativo; había música en vivo, lo cual me levantó el ánimo. Sin dudas, para ellos y para nosotros la noche era joven.Atravesamos un par de carreteras y entramos en una zona plagada de automóviles y motocicletas. Hab
-Nina-Debí abordar dos buses para llegar al centro de la ciudad. Bajé del último autobús al despuntar el amanecer. La mañana era fresca, así que subí el cierre de mi campera y levanté con pesar mi bolso, que cargué hasta la siguiente parada. Era indispensable comprar un boleto en el subterráneo de la ciudad para ir al aeropuerto. Durante el trayecto había pensado qué iba a decirle a mi tío, y me cuestioné un par de veces la conveniencia de contarle la verdad. Juraba que no daría crédito a mis palabras, habían pasado tantas cosas… que una mentira idiota sería más creíble que la propia realidad.Aún era temprano y andaba cerca del parque. El puente de piedra que atravesaba el lago motivó mi curiosidad, así q
-Luca-Esperé a que Nina se fuese para poder hablar con Duncan. El muy necio había estado haciendo de las suyas; se sentó en el sofá de la sala, León maulló ante mi presencia y su cascabel sonó con suavidad.—Si vienes a regañarme, hoy no es el día —se adelantó.Yo me ubiqué en una silla contigua, estiré mis piernas y lo observé: cada día perdía fuerzas, se lo notaba más débil y exhausto que de costumbre.—Si no fuera por mí, estarías muerto —dije con seriedad.—A veces me sorprendes. Aun sabiendo lo de tu maldición, te considero tan humano como yo, y bueno… ¿qué quieres que te
-Nina-Abrí mi mano extendiendo los dedos y la apoyé con extremo cuidado en su pecho, como aquella noche. Era el mismo lugar. Pude sentir su corazón y lo observé. A medida que pasaban los segundos, su pecho mostraba una aceleración creciente en la respiración. Me estremecí. Aparté la mano sentándome en la silla con la velocidad de un rayo, y lo miré calmarse de a poco; el ritmo respiratorio volvió a ser tranquilo y pausado. Su rostro se calmó y su cuerpo se serenó. Él había vuelto a la normalidad; en cambio, yo estaba turbada y confundida. Mis rodillas rozaban la cama. En eso, la enfermera entró de nuevo para darme una manta.La estiré y lo tapé evitando tocarlo. Simplemente me quedé en vela la noche entera custodiando su sueño. Duran
-Nina-Observé a Luca y a Darrel irse con esos tipos, desaparecieron entre la oscuridad, con Caden nos quedamos allí esperando, pero no pasaba nada.— ¿Crees que vuelvan?—pregunté, él me miro encogiéndose de hombros.— No creo—contestó, conteniendo un grito porque una rata se había colgado de su camiseta—. ¡Odiosas de ratas!— chilló enfadado sacudiendo su camiseta, y se la puso rápidamente.Comencé a mirar hacia uno de mis costados para salir de allí. La única salida que conocíamos era por donde habíamos entrado, Caden me miro y cayó en lo mismo que yo.S