-Nina-
Recostada en mi cama, mirando la aguja del reloj despertador moverse y contabilizando los minutos, el llamado de Duncan captó mi atención.
–¡Nina!
Él se hallaba en la sala. Me levanté con rapidez y me asomé por el pasillo.
–¿Sí?
–Muchacha, tienes una visita.
Cuando dijo eso fruncí el ceño: ¿una visita?
—Está en la puerta, esperándote —agregó.
–Bien, iré en un segundo –Duncan asintió y se alejó.
Acomodé mi cabello y me dirigí afuera; debo admitir q
-Nina-De noche, Dublín era lo bastante colorida como para motivar los sentidos de cualquiera. Observé los incontables edificios y sus fachadas gregorianas antiguas que, combinadas con pequeños toques modernos, le conferían una exquisita particularidad al recorrido. Pasamos por el río Liffey, que cruzaba la ciudad por completo, dividiéndola en dos. Ya era bien entrada la noche, pero todo el mundo andaba en la calle. Una cantidad enorme de pubs y bares poblaban cada esquina por la que transitábamos, y el movimiento de gente resultaba llamativo; había música en vivo, lo cual me levantó el ánimo. Sin dudas, para ellos y para nosotros la noche era joven.Atravesamos un par de carreteras y entramos en una zona plagada de automóviles y motocicletas. Hab
-Nina-Debí abordar dos buses para llegar al centro de la ciudad. Bajé del último autobús al despuntar el amanecer. La mañana era fresca, así que subí el cierre de mi campera y levanté con pesar mi bolso, que cargué hasta la siguiente parada. Era indispensable comprar un boleto en el subterráneo de la ciudad para ir al aeropuerto. Durante el trayecto había pensado qué iba a decirle a mi tío, y me cuestioné un par de veces la conveniencia de contarle la verdad. Juraba que no daría crédito a mis palabras, habían pasado tantas cosas… que una mentira idiota sería más creíble que la propia realidad.Aún era temprano y andaba cerca del parque. El puente de piedra que atravesaba el lago motivó mi curiosidad, así q
-Luca-Esperé a que Nina se fuese para poder hablar con Duncan. El muy necio había estado haciendo de las suyas; se sentó en el sofá de la sala, León maulló ante mi presencia y su cascabel sonó con suavidad.—Si vienes a regañarme, hoy no es el día —se adelantó.Yo me ubiqué en una silla contigua, estiré mis piernas y lo observé: cada día perdía fuerzas, se lo notaba más débil y exhausto que de costumbre.—Si no fuera por mí, estarías muerto —dije con seriedad.—A veces me sorprendes. Aun sabiendo lo de tu maldición, te considero tan humano como yo, y bueno… ¿qué quieres que te
-Nina-Abrí mi mano extendiendo los dedos y la apoyé con extremo cuidado en su pecho, como aquella noche. Era el mismo lugar. Pude sentir su corazón y lo observé. A medida que pasaban los segundos, su pecho mostraba una aceleración creciente en la respiración. Me estremecí. Aparté la mano sentándome en la silla con la velocidad de un rayo, y lo miré calmarse de a poco; el ritmo respiratorio volvió a ser tranquilo y pausado. Su rostro se calmó y su cuerpo se serenó. Él había vuelto a la normalidad; en cambio, yo estaba turbada y confundida. Mis rodillas rozaban la cama. En eso, la enfermera entró de nuevo para darme una manta.La estiré y lo tapé evitando tocarlo. Simplemente me quedé en vela la noche entera custodiando su sueño. Duran
-Nina-Observé a Luca y a Darrel irse con esos tipos, desaparecieron entre la oscuridad, con Caden nos quedamos allí esperando, pero no pasaba nada.— ¿Crees que vuelvan?—pregunté, él me miro encogiéndose de hombros.— No creo—contestó, conteniendo un grito porque una rata se había colgado de su camiseta—. ¡Odiosas de ratas!— chilló enfadado sacudiendo su camiseta, y se la puso rápidamente.Comencé a mirar hacia uno de mis costados para salir de allí. La única salida que conocíamos era por donde habíamos entrado, Caden me miro y cayó en lo mismo que yo.S
-Luca-Ver a Duncan esperándonos en casa era signo de que algo ocurría, seguramente eso tenía que ver con mi padre y con mi ausencia.— ¡Hasta que llegaron!— dijo Du recorriendo con su mirada nuestro aspecto. Nina me miro y me sonrió al parecer le producía cómica la reacción de Duncan ante nuestro deplorable estado.Yo tenía el jean mojado hasta las rodillas, y Nina hasta los tobillos, estábamos llenos de moho y apestábamos, el olor de es alcantarilla era el perfume más denso y asqueroso de todos, lo llevábamos prendido en nuestra piel de una manera muy significativa.—Realmente dan asco— se atrevió a decir Duncan frunciendo la nariz.—Dunca
-Luca-Mi piano era el último vestigio que quedaba de mi turbulento pasado, desprenderme de aquello era algo doloroso, pero mi maldición me lo había predicho, corría con la suerte de tener algo de tiempo para preparar mis sentimientos, aunque a veces me costaba mucho, después de todo era un simple humano con una inmensa carga.Blue, era coleccionista con mi piano llegaría a las mil piezas de instrumentos.—Me sorprende que te hayas decidido a venderlo— comentó Blue, mirando mi piano, lo había llevado hasta su negocio en la camioneta de Duncan.—Fue solo cuestión de tiempo— comenté serio, mientras lo observaba sonreír satisfecho.— Ésta sin lugar a dudas
-Nina-Cerca de Luca, sentía que mi corazón giraba suavemente como en una caja musical, él era la música que hacía mover mi corazón dando suaves giros.No había venido a casa desde hacía más de dos semanas. Tomé mi bolso, y salí hacia afuera, la mañana estaba gris, cubrí mi cuello con mi cárdigan, había descubierto que el otoño en Irlanda se sentía más indiferente o quizás era yo quién estaba congelada en el frío de su ausencia.— Señorita— me voltee sobre mis talones, un hombre de cabello negro de unos cuarenta y ocho años, de zapatos bien lustrados, pantalón negro, llevaba un abrigo grueso de color marrón y una bufanda que le cubría el cuello,