-Luca-
Después de meses de aquel suceso no tuve visiones, yo tomaba ese tiempo como unas vacaciones, una persona normal, disfrutaba viajando o haciendo lo que para cualquiera fuese motivo de descanso, yo sentía tranquilidad cuando mi maldición no violentaba mi mente de esa manera tan retorcida, si algo odiaba de todo eso, es que esa extraña sensación de no tener visiones me incomodaba, estaba tan acostumbrado a mi maldición que no tenerla me ponía a la defensiva por lo que pudiese pasar.
De a poco mi maldición se encargaba de regresar y todo volvía a ser lo mismo. Una tarde cuando regresaba a casa, entre a mi habitación, estaba en penumbras, solo el gran balcón abierto de par en par iluminaba todo allí, a un costado estaba Lanz sentado en una silla, esperándome, estaba ebr
-Vera-Había pasado una semana buscando algo que me llevase a entender todo, pero no conseguía nada, absolutamente nada que me acercase al pasado de Luca. Llamar a mi tío para preguntar sobre él, podía ser muy arriesgado, levantar alguna sospecha era lo que menos deseaba hacer en esos momentos.Llegue a cuestionarme si todo aquello no era producto de mi mente, quizás estaba sufriendo alucinaciones y todo aquello no era más que un horrendo producto de mi mente.Si me mente me estaba poniendo a prueba entonces, lo hacía muy bien, erguí suavemente mi cabeza hacia delante mientras bajaba por las inmensas escalinatas de launiversidad, el día estaba extrañamente soleado, desde que había llegado allí solo
-Luca-Alexia caminaba entre los cadáveres con total tranquilidad, lo hacía como lo haría la princesa del mundo de los muertos, Fred luchaba con su guante de látex, sus dedos eran muy gruesos para entrar en esa goma tan ceñida, yo me puse mis guantes mientras Alexia revisaba las pequeñas etiquetas amarillas de cartón que colgaban de uno de los dedos del pie de los cadáveres.—Helen Thinks—anuncio con tranquilidad sacando el cadáverde la cámara frigoríficaque lo conservaba, todo el lugar estaba lleno de tétricos azulejos blancos, el fuerte olor a los líquidos que usaban habitualmente parecían filtrase por cada poro de la piel, viciando el aire de manera densa y desagradable. Indudablemente era el aroma a la muerte.
-Nina-—No…no…puedo seguir… —balbuceó Danna, finas y frágiles lágrimas caían sobre sus mejillas, yo estiré mis manos y tomé las de ella, ni siquiera yo deseaba en eso momentos que ella continuase, todo aquello era muy duro.—Puede detenerse, todo está bien—le aseguré con cariño, la anciana asintió con suavidad meneando su cabeza para dispersar ese recuerdo doloroso.—A Gabrielle y a mí, nos gustaban las tulipanes, habíamos decidido que el día que nos regalásemos un ramo de esa flores seria porque deseábamos que la otra fuese feliz, cuando murió, lleve un ramo para ella, con el tiempo entendí, que para Gabrielle quizás todo aquello fue una doloro
-Nina-Moví mi cabeza, sentía la punta de la nariz muy fría, un suave «miau» termino por despertarme, me erguí y encontré a León sobre la cama de Luca observándome mientras se movía, su cascabel sonaba, yo tenía frío mucho frío, el inmenso ventanal de la habitación estaba abierto de par en par, inmediatamente o por producto del frío descubrí que tenía una gruesa frazada que me cubría, la tomé y me envolví en ella cuando me puse de pie, caminé hacia la sala.Encontré a Duncan cerrando uno de los inmensos ventanales, observé que había trozos de troncos cerca de la chimenea.—Duncan…— balbucí temblorosamente.&mdash
-Nina-Desde aquel entonces, no volví a tocar el tema sobre mi destino, ya que no podía asimilar todo aquello que solo podía remitirse a un delirio, admitiendo quemi cuerpo no reaccionaba de la misma manera cerca de él, en vez de perecer bajo su presencia, vivía, y con una intensidad envidiable.Duncan, cada vez estaba peor, varias veces tuvimos que llamar al médico, alguna que otra taquicardia inestable solían invadirlo de la nada, se negó a que lo llevásemos a un hospital, «necesito estar solo, y si ustedes están aquí, no van a perderme pisada, realmente lo necesito» había dicho Duncan, asegurándonos una y otra vez que estaría bien, Luca y yo decidimos hacer lo que nos pedía.Miré po
-Nina-Me encontraba una vez más frente al computador de la universidad, la encargada me había advertido un par de veces que debía salir, ya que había gente de mantenimiento trabajando y pronto cortarían la luz para realizar algunas refacciones.Rápidamente busqué el nombre de Laurent Cornicova, pero no obtuve nada que fuese de ayuda, habían muchos Laurent, y nada que diese con el perfil de ese hombre, borré el apellido Cornicova, cambiándolo por Sjulik y como si aquel apellido fuese una mágica palabra, mis ojos se abrieron expectantes y sorpresivos ante la primer fotografía, un hombre de impecable traje y sonrisa perfecta, aparecía saludando a una muchedumbre de gente, a su lado le acompañaba una rubia mujer delgada tan elegante como él.
¿Estaba frente a un asesino?Deje el auricular apoyándolo con suavidad. No podía pensar en tener calma, voltee mi rostro hacia ese hombre que me sonreía suavemente, me obligue a hacer lo mismo.—Gracias—susurré a duras penas, casi tropiezo pisándome los cordones de mi zapatillas, el asesino me tomo del brazo sosteniéndome, yo ahogue un grito espantada.—¿Te asuste?—No, para nada, son los truenos, las tormentas me dan algo de miedo—aduje agachándome para anudar el cordón de mi zapatilla.—Entonces deberías apurarte pronto lloverá—me advirtió el sujeto mientras yo terminaba de anudar mi zapatilla.
-Nina-Moví mi cabeza despertando con rapidez, al oír voces, me levanté de un salto, un sobre blanco se deslizo sobre mis piernas, lo tome, mientras caminaba hacia la puerta de entrada de la casa de Duncan que estaba abierta, voltee hacia su sofá y él ya no estaba allí, nos habíamos quedado dormidos esperando a Luca, caminé hacia la puerta y me detuve sin pasar el umbral, Alexia hablaba con Duncan lucía preocupada, llevaba un maletín que sostenía fuertemente.—Duncan, ¿guardaste su revólver?—sí, fue lo primero que hice a penas se fue—confirmo Duncan de manera pensativa y seria.—Temo por él…—aseveró Alexia bajando las escaleras del pórtico