La pregunta que le había hecho Enzo supo que, tal como él lo suponía, su imaginación podría estarlo llevando a lugares que no era para nada agradables. No podía permitir ese tipo de cosas.Sobre todo porque no era lo que deseaba. Lo que más deseaba era una relación donde no hubiera malos entendidos, donde la confianza fuera mutua, eso era lo que deseaba Christian, por lo que debía de contarle esa parte de su vida.—Si al menos mis padres con tus abuelos si lo eran, yo no lo era tanto con tu padre, él es unos años mayor que yo, por lo que solo nos saludábamos de lejos o si nos encontrábamos de frente en compañía de nuestros padres.En ese punto, Enzo trataba de no desesperarse, porque lo que estaba pensando en ese momento le hacía querer no solo golpear a su prometido, quien se encontraba ahí en ese momento, sino también a su padre por no decirle la verdad.Pero por lo que Christian le estaba contando parecía que ellos dos no se conocían del todo o eso era lo que estaba entendiendo de
—Ahora que has hablado y me has pedido perdón Christian, debo decir que si extrañe a mi amigo, no me dolió tanto que me quitaras a la novia en la universidad como el que no me hubieras dicho lo que te pasaba conmigo— externo con cierto tono de nostalgia Eros.—No me digas, ¿qué empezó a alejarse y a evitar hablarte y cuando te hablaba parecía que todo era tu culpa?— mencionó Enzo quien en ese momento abrazaba tanto a su padre como a su prometido.—Eso mismo ocurrió— mencionó Eros, quien siempre se había enojado porque Christian parecía no querer escuchar el por qué de sus molestias — cada que deseaba decirle que me molestaba la forma que se comportaba. Él decía que tenía derecho a ser como era y que si él no se quejaba de mi forma de ser, yo no debería de quejarme de la suya.—Si es típico de los Mars parece ser, verás padre, cuando yo lo conocí fue en un barco y justo tres días antes que el barco atracara en el último destino empezó a actuar raro, como si me tratara de evitar y cuand
—¿Qué es lo que ocurre, madre?— le pregunto a su madre Jareth—Solo, quería decirte que lo siento, realmente siento haber sido una mala madre para ti.No había necesidad de que ella se escudara, sabía que no había sido una buena madre, por lo que le pidió disculpas de esa manera, de manera franca y haciendo que su hijo se quedara sin nada que decir o al menos eso creía.—Si lo sabes, ¿entonces porque lo sigues siendo? —Disculpa— respondió Geraldine de pronto al escuchar a su hijo.Ella esperaba un “está bien madre, acepto tu disculpa” o que le preguntara el por qué lo había sido con él; sin embargo, Jareth le decía por qué seguía siéndolo.—¿Por qué sigues cometiendo los mismos errores que cometiste conmigo con Alessandra?Ella no sabía a qué era lo que se refería, con Alessandra jamás se había ido, siempre estaba ahí, es más, influye tanto en su vida que se encargaba de asegurarse que fuera perfecta para que así nadie la hiciera a un lado. Por eso se portaba de esa manera con ella,
Tres días habían pasado desde que se habían limado las asperezas; sin embargo, una cosa era volver a ser amigos, Christian y él y otra muy distinta el entregarle a su hijo. —Necesitas más que venir por mi hijo y besarlo frente a mí para que me convenzas de que lo amas— menciona Eros, quien se encontraba en esos momentos sacando un tablero de ajedrez.—¿Así? Quieres que te lo demuestre ¿De qué modo?— le preguntó Christian a su suegro, sentándose justo enfrente de él.—Deberás ceder todas tus acciones de tu imperio a mi hijo.—Eres consciente de que mi imperio son solo algunas acciones, la mayor parte de mi imperio arquitectónico está entre mi hijo y su esposa— respondió Christian.—No confías en que mi hijo te ama cómo para darle lo que debería de ser tu jubilación como un regalo de bodas— pinche Eros a Christian ante su respuesta.—Confío, con mi vida en tu hijo, así que haré lo que me pides, ¿aunque no debería de ser él quien me lo pida?—Pero no lo hará, mi hijo, es demasiado bland
Enzo tomó su vaso de café antes, evitando con eso decir algo que fuera ofensivo y que diera a entender que se encontraba en esos momentos no solo enfadado sino celoso de lo cercanos que habían sido su padre y su prometido.—Dime, ¿qué se quedaron haciendo?— le preguntó Geraldine a su hijastro.—Jugando ajedrez — mencionó sin poder evitar su enojo en ese momento.—Disculpen, ya estoy aquí — se disculpó la organizadora de eventos que habían contratado, pese a que se veía como una de las Olsen en sus años mozos, se decía que era la mejor en toda Italia.—Aquí tengo los muestrarios que me habían pedido sobre manteles y arreglos de mesa, también necesito que me digan si será una boda en algún lugar al aire libre o en un hotel. Tengo exclusividad en casi todos los cinco estrellas de Italia, así que solo deben de elegir.En ese momento se dio cuenta de que no había acordado ni con Jareth, ni con Enzo o su suegro dónde es que se llevaría la boda.—¿Ustedes deben ser los novios y usted la madr
—Antes sí odiaba que Enzo fuera diferente, pero era algo más por lo que diría la gente. Sentía que había fallado en algo, que tal vez debí haber estado más con él, o haberlo tratado con más mano dura. Un sin fin de preguntas saltaron a mi mente, hasta que de pronto Geraldine me dijo algo que aunque no era su intención ayudarme, me hizo entender que si realmente amaba a mi hijo debía de amarlo tal cual era. Que no era mi vida, sino la suya.—Así que Geraldine te hizo entender que si amabas a tu hijo, debías de quererlo tal cual era.—Sí, eso ocurrió. Geraldine, aunque no creas, es una buena mujer— mencionó Eros dejando que los pequeños halaran de sus manos para ir a jugar.—Eso lo sé— mencionó viendo como Eros se dejaba llevar por sus hijos.Sus hijos siempre habían conocido solo un abuelo en Christian y a un abuelo ausente en su padre, ahora ya tendrían dos abuelos presenciales y muy consentidores con el padre de EnzoJareth se acercó a Claire quien observaba a los dos abuelos peleand
—Se dice que un matrimonio es como una llamada en plena noche, primero suena el timbrazo y luego te despiertas, El príncipe Jareth y la princesa Claire tuvieron ese llamado la primera vez hace 8 años y despertaron, o mejor dicho volvieron a dormirse justo tres años después cuando la princesa Claire tomó sus maletas y se marchó dejando tras de sí la hoja de divorcio firmada. Pero si creen que su historia terminó ahí, están equivocados.—¿Entonces qué fue lo que pasó?— preguntaron los niños quienes se encontraban en ese momento viendo como su abuelo se arreglaba la chaqueta que complementaba su traje de príncipe.A lado de ellos se encontraba también su hijo Jareth y Enzo quienes terminaban de alistarse listos para la gran boda que se llevaría a cabo en menos de una hora.—Lo que ocurrió, es que el príncipe Jareth fue a por la princesa Claire, para pedirle perdón, pero no solo la encontró a ella sola. La princesa, con el fin de proteger a los pequeños del príncipe frío y gruñón que se h
Pero ese día Enzo pretendía que fuera un día muy especial, así que simplemente asintió y sonrió sinceramente y con cariño.— Lo tendré en cuenta, Geraldine, gracias a ti por amar a mi padre y por darme una hermana. Anda ve, la novia debe estar ansiosa.Ella asintió marchándose de ahí y caminando a la habitación donde la novia ya estaba siendo arreglada por un equipo sofisticado de estilistas que ella se encargó de hacerle llegar.Claire estaba ansiosa, si no fuera por la maquilladora, ella ya se estaría mordiendo esas uñas tan perfectas que le habían hecho, estaba segura de que no duraría con ellas intactas hasta llegar a la boda y que en algún momento tendrían que atarle las manos porque su ansiedad amenazaba con apoderarse de ella.— Ya relájese, señora Mars debería estar tranquila, no es como si fuera la primera vez que se casa.— es que la maquilladora no entendía cómo era que si aquella mujer ya estaba casada se volvía a casar haciendo un paripé, en una gran boda de cuento de hada