Henry

Nunca había entendido porque mis momentos de felicidad siempre eran destruidos para hacerme sentir miserable, para volver mi vida tan insignificante con cada cosa que hacían.

Mi padre siempre había querido que fuera infeliz ya había sido por cualquier momento feliz que tenía, nunca lo entendí y jamás lo voy a entender, jamás voy a entender porque le gustaba ver infeliz a su propio hijo.

Nunca me había sentido tan feliz hasta que Taylor apareció en mi vida, era un chiquillo de dieciséis y ella me hacía sonreír con solo verla, ella había llegado a iluminar mi vida a mi corta edad y hacerla reluciente con cada gesto que tenía conmigo.

Había mantenido en secreto nuestra relación, bueno era más un secreto a voces porque los únicos que no sabían eran mis familiares, nunca la habían conocido, nunca la había mencionado por miedo a que mi papá también me arruinara eso a que mi único momento feliz se fuera a la borda.

Sus padres habían sido demasiado amables conmigo y también se habían comportado como unos padres para mi, realmente me habían querido tanto como si fuera su hijo tanto así que se habían convertido en la familia que siempre deseé tener, incluso a ellos los extraño demasiado

Cuando mi padre se enteró lo primero que me dijo era que debería tener cuidado pero no había entendido porque, primero comenzaron los rumores en las revistas, se dio a conocer que estábamos juntos, ella no le veía nada de malo pero yo comenzaba a tener miedo sabía que nuestra relación no estaba tan visible para los demás porque si no nos conocían era difícil que se dieran cuenta que éramos novios.

Después comenzaron a decir que la engañaba, habían salido fotos mías tomado de la mano con alguien más, esas eran fotos mías con mi ex, ella misma las había visto antes entonces no tuvimos ningún problema, mi papá al ver nada de lo que estaba haciendo nos separaba comenzó a amenazarme.

Primero fue con mi futuro, que no me molestaba tanto, cuando cumplí los dieciocho me dieron una tarjeta con la herencia que mis abuelos paternos habían dejado para mi, después había sido con los caballos, esos hacían años estaban bajo mi cargo gracias a que también tenía una propiedad.

Cuando tocó la vida de los padres de Taylor fue mi límite, no quería que a ellos les pasa algo mal por mi culpa porque sabía que mi padre era capaz de llegar lejos para obtener lo que quiere.

No sabía cómo pero al ser alguien de influencia y dinero podía hacer lo que fuera para hacer las cosas sin dejar rastro alguno de lo que hizo.

Siempre sospeché que el había hecho algo contra el tío Andrew, el abuelo tenía demasiado dinero el cual había dividido a la mitad para sus dos hijos, de repente el había comenzado a estar enfermo y cuando iba al doctor le decían que no tenía absolutamente nada, hasta que un día simplemente dejó de respirar.

Nunca encontraron nada, nunca hubo al menos una prueba de que estaba enfermo aun si le hicieron dos autopsias.

El había creído que mis abuelos le habían dejado todo a el, lo había escuchado alardear sobre recibir aún más dinero de lo que tenía pero se sorprendió cuando resultó ser que mis abuelos habían dejado todo a mi nombre, la única que podía manejar mi cuenta era mi mamá pero solo si se mostraba que era solo para cosas escolares.

Cuando murió podía sentir un alivio de que no estuviera cerca para que le hiciera daño a Taylor o a sus padres, todos esos años solo me había sentido vacío sin ningún motivo porque había perdido a lo único que me hacía feliz, era lo único que quería tener y no podía.

No podía estar con el amor de mi vida, aun si el ya no estaba ella estaba saliendo con alguien más, mi sangre había hervido al darme cuenta que estaba en los brazos de alguien más, que alguien más estaba besando lo labios que siempre me habían gustado besar y que siempre pensé que me pertenecían.

Siempre había buscado las noticias que tenían que ver con ella, siempre compraba las revistas que hablaban de lo buena en su trabajo, había sido testigo de lo mucho que soñó estar en una de las portabas más famosas y ahí había estado dos veces.

Me duele no compartir sus logros, como también me duele no poder ser parte de su vida, nunca quise perderla de vista, habría querido estar en cualquier lugar con ella pero ahora había tenido que darme por vencido porque no se si algún momento pueda tener otra oportunidad con ella.

No me iba a rendir si se llegaba la oportunidad, no iba a dejar que otra vez la alejaran de mis brazos para hacernos a ambos infelices y mucho menos dejare que esta vez se valla si yo no soy el que la acompaña.

Aun sigo sintiendo el mismo anhelo por tenerla cerca mío, cada latido de mi corazón le pertenecía, casa suspiro y de mi mente jamás había desaparecido, el nunca había dejado de amarla y lo haría, ella es mi único amor y aun si existieran miles de motivos para dejarla de amar jamás lo haría.

Ahora no había nadie que pudiera separarnos, no había alguien que me hiciera volver a dejarla otra ves, había visto demasiadas fotos de ella donde se veía realmente hermosa, donde se veía su verdadera belleza, me moría de ganas de verla frente a mi.

De verla sonreírle a los caballos tanto como ella le sonreía a su caballo Golden, solo quiero volver a tenerla conmigo, realmente lo había anhelado desde que nos separáramos.

Se que ella puede tener resentimiento hacia mi, claro estaba le había dejado solo una carta porque no había podido darle la cara a ella o a sus padres.

Aun sigo fantaseando con la primera vez que la vi, quisiera que eso se volviera a repetir y así explicarle cada m*****a cosa qué pasó.

Anhelo una segunda oportunidad pero no estaba seguro cuando llegaría pero me aseguraría de estaría listo para cualquier cosa que llegara a pasar.

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