Liesel no podía esperar a su amiga, la charla con Raoul la dejó muy ansiosa, así que le llamó para cancelar la cita, pagó la cuenta y se fue de inmediato. Lo único que quería era estar en la seguridad de su habitación y ver a Derek, pero él se encontraba lejos de ella. Sufrió en silencio por la separación.«Al diablo la fiesta, vayamos simplemente al juzgado y listo» se dijo a sí misma.Cuando subió al coche quería gritar por los recuerdos que vinieron a su mente, porque tenía que haber visto de nuevo a ese hombre, porque tuvo que toparse con él. «Para que la había buscado, con qué sentido», La cabeza iba a explotar del dolor que la estaba martillando, era como si su cuerpo tuviera la necesidad de sacar esa energía acumulada, pero ¿Cómo?Entonces se dio cuenta, pero no podía hacerlo en plena calle, debía estar en un lugar seguro, hacerlo en la comodidad de su casa.Manejó a toda velocidad y no paró hasta encontrarse a solas en su habitación, cerró la puerta con llave y tomó una lámp
Liesel estaba a punto de bajar para encontrarse con Derek, pensaba echarle bronca por irse sin despertarla, pero de pronto vio el sobre que le había entregado Raoul el día que se encontró con él en el restaurante. Lo tomó con toda la intención de echarlo a la basura, pero no pudo, le intrigaba lo que pudiera contener ese sobre, pero a la vez le daba miedo abrirlo y conocer su contenido. Así que decidió guardarlo en un cajón y dejarlo para después cuando decidiera lo que haría con él.Derek la esperaba en la sala, estaba más guapo que nunca, los trajes hechos a la medida le sentaban más que bien, pero ese look de hoy, de aspecto relajado, como si fuera un hombre común lo hacía verse como Derek siendo el animal salvaje que moraba en su interior. Llevaba unos jeans oscuros y una playera manga larga y encima una gabardina corta en color negro también, se veía definitivamente muy masculino y extremadamente peligroso. El cabello le había crecido un poco más de lo habitual y se moría por hun
Derek y su padre tenían horas hablando en la habitación de este último, eso intrigaba a Liesel sobre manera, no se imaginaba sobre que podían estar charlando.Así que ella caminaba de un lado a otro de la habitación como fiera enjaulada.Acababa de sentarse cuando llamaron a la puerta.—Adelante —respondió sin ganas.—Así recibes a tu futuro esposo.La voz de su hombre de ojos negros la sobresalto.—Derek —Liesel se levantó y corrió hasta cerrar el espacio que la separaba del hombre que la hacía la mujer muy feliz, en más de un sentido. —¿De qué tanto hablaban papá y tú?—De ti y de mí, de nuestro futuro, de los planes para la vida que hemos hecho.—No hay muchos planes que hacer, siempre seremos solo tú y yo.
Natasha había sentido que necesitaba eso, el compañerismo, la fraternidad... comenzaba a sentirse nuevamente como ella. Después de reír un poco más ambas mujeres se pusieron serías.—Y cuál es ese reto que tienes para mí.—Necesito encontrar a una persona.—Nena, sabes que encontrar gente es mi negocio.—Esta es una persona que no quiere ser encontrada y que ha cubierto muy bien sus huellas.—Sabes que nada es imposible para Dorothea Lewis.—Lo sé, por eso recurrí a ti.Natasha le dio el nombre y la información que le había proporcionado Liesel, le contó un poco sobre la historia de esa familia, el por qué y sobre todo la importancia de hallar a esa mujer.—Ella es una pieza esencial en este juego de ajedrez Thea, no me falles.—Cuando lo he hecho. —La morena le gui
Liam le dio a Jacob la oportunidad de asimilar y procesar la información que acababa de contarle. Ahora entendía un poco la actitud de Antón Liester, si él hubiera participado en esas atrocidades tampoco podría perdonarme, es por eso que el doctor sufría de depresión y consumía drogas, su conciencia, aunque fuera poca, no le perdonaba lo que había hecho dentro de esos laboratorios.—Lo que no entiendo, es como nuestro amigo el doctor, sabía sobre esto, me imagino que los consejeros de la Hermandad no van por ahí contando sus planes a todos sus empleados.—Antón trabajó por un tiempo en ese proyecto, pero después lo dejó.—Y los consejeros le permitieron dejar un proyecto de esa magnitud, así como así, me parece muy raro.—Estuve investigando rápidamente en internet un dato que compartió
Estaban en medio de la conversación cuando Liesel recibió una llamada. Era Natasha, se levantó y se alejó un poco del grupo, no quería tener que explicar la conversación.—Hola.—Tengo noticias, Dunham —fue la fría respuesta de su nueva amiga.—Tú me dices dónde y cuándo podemos vernos.Liesel no había visto a Natasha desde la última vez que se encontró con ella en el gimnasio, después de ese día Nat, ella había cancelado las clases de defensa personal, y no había querido darle una explicación y con lo poco que llevaba conociéndola, sabía que de nada iba a servir intentar persuadir para que se lo explicara.—En el museo de arte mañana —la rubia consultó su reloj y como ya tenía una cita no podía quedar de verse con Liesel el dí
Derek estaba inquieto, sentía una fuerte punzada en su corazón, como si de pronto le faltará el aire, tenía la sensación de que debería salir corriendo de ahí, pero Liam estaba tardando más de lo previsto y era importante que hablara con los tres.Estaba por llamar a su amigo cuando timbro su celular. De inmediato lo sacó del bolso de su chaqueta y miró la pantalla. Su llamada no era de Liam como esperaba, sino del doctor George Müller. Contestó de inmediato y ahora sentía un hueco profundo donde debería sentir el palpitar de su corazón.—Pasó algo George.—Sí, es Liesel, vino a mi consulta y se ha sentido un poco mal, no quise llamar a su casa para que Lysa o Eliot se preocupen por nada, ella está físicamente bien, es solo que aún le es difícil hablar de ciertas cosas.—Es por el niño &i
El cielo vespertino cambiaba de color, y en lugar de mostrar su característico tono azul, el crepúsculo pintaba las cercanías del horizonte de tonalidades amarillentas, anaranjadas y rojizas.En una elegante oficina, un hombre vestido completamente de negro con un traje de diseñador hecho a la medida, escondía en lo más profundo de su ser la fiereza que gobernaba en su corazón, nada tenía que ver ese hombre perfectamente acicalado con la criatura salvaje que moraba en su alma.Esa tarde, el hombre de ojos negros esperaba la llegada de otro hombre que también contenía a una criatura casi igual de fuerte, pero que, a diferencia de él, este último no había forjado su carácter desde el dolor de saberse impotente ante la muerte de uno de sus padres.Derek Von Steiger, estaba parado y con las manos dentro de los bolsillos del pantalón, frente a la venta