Uno a uno los alphas de las manadas dominantes se pusieron de pie y votaron a favor, en otro momento habría resultado hasta cómico que las manadas más vulnerables fueran las que aún no tomaban la decisión.
—¿Y ustedes? —Derek quería conocer la razón de la negativa, eran los más vulnerables para ser cazados por la Hermandad y ahora se negaban a recibir el apoyo que esta unión les ofrecía.
—Nosotros —el alpha de las ratas fue el que dio la cara por los demás —Derek, tienes que entender.
—Que carajos quieres que entienda Enzo, pretendes que me quede con los brazos cruzados o que les dé la espalda cuando los centinelas vengan por ustedes.
—No es eso.
—¿Entonces qué es?
—Cualquiera de ustedes son el premio mayor para la Hermandad, si nos asociamos en el sentido que sea, vendrán por n
Derek estaba molesto. Molesto con la situación que había permitido que se le fuera de las manos, con Liesel por ser tan terca al querer mantenerse alejada de su lado, pero sobre todo con él, por haber esperado demasiado para hacer su reclamo. Él era Derek Von Steiger, CEO de una de las empresas más grandes del país y alpha de la manada de lobos Dark Night, él protegía a su gente, cuidaba de los suyos, pero con Liesel había permitido que se la arrebataran y ese error le había costado la vida a su hijo, era algo que no se perdonaría nunca, pero dejarla ir, permitirle marcharse, eso jamás. Ella era suya, suya para amarla y cuidarla, protegerla y adorarla y ahora ella sabría lo que era ser amada por un lobo alpha.Derek había escuchado el rápido latido de su corazón, sabía que Liesel estaba despierta, pero no entendía por qué seguía acostada.
Derek la besó con ternura, ahora que se habían reconciliado podía ser paciente, tenían toda la vida para amarse, pero quería que está noche fuera especial, entonces comenzó a bajarle los tirantes de la bata que llevaba puesta y acariciar su piel.—No sabes cuánto tiempo llevo deseando esto, cuántas veces he soñado contigo. —Sus manos no podían dejar de tocarla. —Te deseo.—Yo también te deseo, y también he soñado con esto, cada noche —El tiempo separados solo había logrado que lo deseara más. Liesel comenzó a desabotonar la camisa.Él la besó en el cuello y acercó su boca al oído.—Te amo más que a mi vida Liesel, ahora y para siempre.—Y tú eres mi vida.Un segundo después, Liesel tenía ante sí
Liesel frunció los labios y le tiró un beso. —Sí. —Su consentimiento lo llevó a ascender por su cuerpo para darle un beso pausado y sensual que la hizo gemir en su boca. Ella se frotó contra él tal como había imaginado, incitándole, dándoles placer a los dos. Él deslizó las manos bajo su trasero. —Esto fuera. —Estaba demasiado absorta besándole para no escuchar nada. Él le mordió el labio inferior y ella le correspondió de igual modo. Fue una lucha muy sensual, pero ganó él… porque también ella quería sentir la piel de Derek contra la suya. Por todas partes. Desligó las piernas de la espalda de Derek, alzó el trasero y dejó que él trazara con el dedo los bordes de encaje de sus braguitas. Separándole las piernas, le lamió la parte interna de un muslo. Liesel se aferró a un cojín mientras su cuerpo se retorcía con un placer más intenso del que jamás había sentido. Entonces él lamió el otro muslo y aquel placer se propagó con una fiebre. Pero en todo momento fue consciente de él, de
Ya era media mañana cuando Liesel despertó de nuevo, llamó a Derek, pero este ya se había ido, solo encontró un mensaje en su celular."Te invito a almorzar"Liesel se dejó caer de nuevo sobre el colchón recordando las caricias y sensaciones que el hombre de ojos negros le había hecho sentir la noche anterior. Agitó la cabeza y se puso de pie, debía prepararse si quería llegar a tiempo para el almuerzo con Derek.Cuando Liesel llegó al restaurante, Derek ya la estaba esperando. De inmediato se puso de pie y fue hasta ella, entonces él hizo algo que ella no se esperaba. Derek tomó su rostro entre sus manos y la besó, un beso suave y tierno que terminó cuando él mordió su labio inferior.—Hola —dijo en forma de saludo mientras la ayudaba a sentarse.—Hola —Liesel sonrió mientras se llevaba las manos a las mejillas que sentía calientes.Los demás comensales murmuraban y susurraban, seguramente comentando lo que acababan de presenciar. Derek Von Steiger y Liesel Dunham. Estaban seguros de
Natasha llegó con su invitado a la casa de seguridad que habían preparado, Liam ya la estaba esperando, solo faltaba que Derek hiciera acto de presencia para comenzar con el interrogatorio.—¿Le llamaste a tu novio? —Quiso saber Liam. Una sonrisa velada en sus labios.—Si por novio te refieres al minino, —ella hizo un gesto con la mano para restarle importancia a su pregunta —si le llame. Pero por favor no me difames, que van a pensar los soldados, que he perdido mi buen gusto.Ambos rieron la broma y se dispusieron a esperar el arribo de su alpha.Derek dejó a Liesel en su casa, no quería tener que despedirse de ella, pero Liam le había mandado un mensaje para informarle que el invitado estaba en la casa, así que había asuntos que atender.—¿Te veo esta noche? —hizo la pregunta solo por educación, porque independientemente de la respuesta iba a venir por ella.—Claro que sí —ella se puso sobre las puntas para darle un beso en los labios.—¿Toco el timbre o espero a que se hayan dormi
La información que Antón les había proporcionado, era para ser utilizada de inmediato, no podían perder el tiempo y exponerse a que la gente de la Hermandad se enterara de que ellos tenían a Lister, así que se pusieron manos a la obra, el rescate de Gerónimo tendría que ser ahora o nunca.La noche había llegado muy pronto y Derek tenía una cita a la que no podía faltar, Liesel estaría esperándolo en su casa, había tenido la intención de llegar para la hora de la cena, pero no le fue posible. Entró por el balcón como la vez pasada como un ladrón que venía el aprobar el tesoro más preciado, ella lo estaba esperando, aun cuando la habitación estaba en penumbras ella seguía despierta, sentada en uno de los mullidos sillones, con la lamparilla encendida como única compañía.—Llegas tarde —no era un reclamo, solo la constatación de un hecho.—Lo lamento, tuve una reunión que no podía esperar.Él se acercó hasta ella y la tomó de las manos para ayudarla a ponerse de pie, Derek se sentó en e
Derek llegó cuando aún no despuntaba el alba, Liesel estaba dormida sobre su cama y vestida con una bata de seda en color negro; el departamento se había impregnado con su aroma, sin saberlo ella había marcado su territorio. La noche anterior le había llamado para decirle que lo lamentaba pero que no lograría llegar a tiempo, pero que se lo compensaría con creces. Con esa promesa que no podía dejar de cumplir se fue directo a la regadera, necesitaba quitarse el peso de la noche anterior para amar a su mujer como ella se lo merecía.Salió de la ducha únicamente vestido con la toalla que colgaba de su cintura, busco en el cajón de la mesita de noche algo que había estado guardado durante mucho tiempo y que había llegado la hora de ser entregado, no había mejor momento que ahora, se dijo, así que sacó una cajita de terciopelo negra y se recostó con Liesel en la cama.Con cuidado tomó su mano y colocó la argolla en el dedo anular, después de eso colocó su cabeza en el cuello de ella y cer
Liesel descansaba entre los brazos del hombre que había amado desde que era una dulce y tierna adolescente, nunca se imaginó que algún día podría estar así con él, por años lo había anhelado tanto que cuando estuvieron juntos por primera vez fue como tocar el cielo. Pero ahora tenía miedo de no ser suficiente para él, para el alpha de una manada de lobos, pero esta vez no se quedaría callada.—¿Algún día te cansaras de mí?—Como se te ocurrió siquiera pensarlo —Derek la estrechó más fuerte entre sus brazos.—Es que no puedo creer que estés aquí a mi lado, así.—Es por qué estoy profundamente enamorado de ti, futura señora Von Steiger.—Aun pienso que es un sueño del que voy a despertar en cualquier momento.—Tu eres mi sueño, y voy a comerte a besos para que veas que esto es de verdad, está es nuestra realidad.A Liesel le hirvió la sangre de deseo y el pulso le atronó en los oídos, cómo no hacerlo cuando él era capaz de decir aquellas cosas tan románticas.—¿Si sabes que puedo olerte