Vanessa abre los ojos lentamente, parpadeando varias veces mientras se ajusta a la luz que se filtra a través de la tela de la tienda de campaña. Las telas, aunque la mantienen abrigada, aún permiten el paso del frescor del aire matutino y el suave murmullo de las conversaciones que se están sosteniendo afuera. Estirando sus brazos y piernas, busca desperezarse antes de sentarse y apartar la cremallera de la tienda con un suave zumbido.Al salir de la tienda, el paisaje que se despliega ante ella es de una belleza serena y acogedora. Los primeros rayos de sol tiñen de dorado el claro del campamento, y el aroma de café recién hecho y tocino chisporroteando llena el aire. A su alrededor, el grupo ya está despierto; algunos se encuentran en la zona reservada para el aseo y otros ocupados en los preparativos del desayuno.Richard y Austin están cerca de la fogata, volteando una sartén llena de huevos y otra de tocino al tiempo que disfrutan de una humeante taza de café. Junto a ellos, pue
El canto de los pájaros se deja escuchar por entre las copas de los árboles, mismo que sirve como compañía del grupo en su caminar. Todos participan en animadas conversaciones entre los pequeños grupos que se han formado.El grupo se mueve lentamente por las laderas del parque, avanzando en su propio y divertido orden mientras siguen el sendero de tierra que serpentea entre los árboles. El sol brilla alto en el cielo, bañando el paisaje con su luz y haciendo brillar fuertemente las verdes hojas de los árboles. La brisa fresca lleva consigo el aroma de los árboles mezclado con el de tierra húmeda, hojas frescas y flores silvestres.Vanessa camina junto a Emil, tomando su mano y sintiendo la emoción aumentar con cada paso que dan. El sendero se muestra sumamente empinado en algunos tramos, pero caminando con cuidado, se cuidan y ayudan mutuamente. Diane y Frank, la pareja de recién casados que camina a su lado, comparten las risas producto de su conversación animada.A medida que se acer
El sol está en lo más alto del cielo, bañando el claro en una luz cálida. Los árboles que rodean el área ofrecen una sombra refrescante, pero el verdadero centro de atención es el grupo que se encuentra allí, llenando el espacio de energía y entusiasmo.En ese momento, todos se encuentran reunidos en el claro cercano al río, riendo y animándose unos a otros mientras participan en una mini competencia. El juego es simple, pero es lo que tiene a todos llenos de emoción: hombres contra mujeres en una especie de versión improvisada de "captura la pelota". El juego es bastante simple, pero no evita que el espacio esté lleno de algarabía mientras se animan unos a otros para robar la pelota y eliminarse entre ellos.Emil no puede evitar contemplar a la pelinegra con adoración, su mirada sigue cada uno de sus movimientos. Y es que, aunque Vanessa y Emil se encuentran en equipos opuestos, y ambos están decididos a ayudar a su equipo a ganar, hay una chispa especial en el aire que los envuelve
Emil y Vanessa al igual que el resto del grupo, se encuentran caminando por su propio lado. tomados de la mano, siguen un sendero arbolado, el suave crujir de las hojas bajo sus pies y el canto de los pájaros es lo que acompaña su paseo. —Tienes que estar exagerando—comenta mientras no puede parar de reír al escuchar las historias de Emil sobre su tiempo en la universidad. —De verdad que no lo hago—responde en el mismo tono divertidoVanessa le mira y dejando ese tema de lado, prefiere preguntar por algo más, algo que está segura que llegó a pasar y que seguramente será algo desastroso. —Entonces, ¿alguna vez te metiste en problemas en la universidad? —pregunta con una sonrisa traviesa estando totalmente segura de que la respuesta es un sí.Emil ríe, apretando suavemente la mano de Vanessa mientras recuerda una de sus “travesuras” más notables y más conflictiva.—Bueno, hubo una vez en mi segundo año en el que casi me expulsan —comienza, sus ojos brillando con picardía.Vanessa est
Ioana camina tras Radu, sus pasos apresurados resonando en la grava del estacionamiento. Cuando finalmente lo alcanza, lo encuentra con los nudillos ensangrentados y respirando pesadamente, la furia aún visible en sus ojos.—Radu, déjame ver tus manos —Ioana hace su petición con un tono de voz suave mientras se acerca más a él.Radu sacude la cabeza, apartándose ligeramente.—Estoy bien, Ioana. No es nada —responde con un tono brusco, todavía molesto por la situación vivida.Ioana frunce el ceño, más aún por el tono con el cual el rubio le responde a su preocupación. Importándole poco lo que él dice, se termina de acercar a él.—No me importa, en ningún momento te pregunté si estás bien o no. Lo que dije fue que me dejes ver tus manos —insiste, esta vez con más determinación en su voz.Radu mira a otro lado, intentando controlar su respiración y sus instintos. Aunque sigue sin entender qué es exactamente lo que pasó, lo único cierto es que aún puede sentir toda la adrenalina que corre
Vanessa disfruta de la sensación del agua recorriendo su cuerpo y de la paz que esta le da. De fondo, la caída del agua se siente como un arrullo para sus oídos, pero hay una extraña sensación en su pecho que no entiende a qué se debe. Al principio, creyó que era solo la mezcla de emociones que estaba sintiendo, pero ahora que ha logrado calmarlas, se da cuenta de que no es una emoción que tenga relación alguna con las demás que está sintiendo.¿Tal vez sea culpa? No. Aunque sabe que las cosas no están pasando de la forma más correcta y que al volver tendrá que dar muchas explicaciones y buscar la mejor forma de resolver todo para todos, no es culpa lo que siente. Sorprendentemente, en su mar de emociones, es la primera vez en mucho tiempo que la culpa está totalmente ausente.Tal vez, ¿podría ser miedo? Analizándolo un poco, también termina por descartarlo. La sola presencia de Emil le sirve para dejar de tener miedo, o por lo menos para calmarlo y volverlo manejable. Entonces, ¿qué
Radu se encuentra sentado dentro del auto, pero sus piernas están hacia la parte externa del vehículo. Con su cabeza apoyada en el respaldo del asiento, sus ojos permanecen cerrados mientras espera que Ioana regrese. Se habían detenido en una de las tiendas de camino por exigencia de ella, quien ya lleva cerca de cinco minutos dentro de la tienda y aún no ha regresado.Ya había pasado poco más de una hora desde el incidente en el merendero, pero en realidad no han avanzado mucho. Después de que abrazara a Ioana, a esta le tomó cerca de media hora dejar de llorar y calmarse. Él, por su parte, no ha logrado concentrarse en el camino como debería, por lo que el auto viaja por el carril lento, prefiriendo evitar un accidente.El sonido de pasos en la grava le avisa que alguien se acerca al auto, pero el perfume a lavanda y rosas silvestres también le indica de quién se trata, así que sigue sin abrir los ojos.—¿Encontraste lo que buscabas? —pregunta mientras escucha cómo los pasos de Ioan
En ese momento el sol ya está en su punto más cercano al ocaso. En el parking del parque, el grupo sigue tan alegre y platicador como lo estuvieron durante todo el camino de regreso. Los autos están estacionados en casi que uno junto al otro, y los miembros del grupo intercambian despedidas y risas mientras guardan sus bolsos en los maleteros.Vanessa y Emil están junto a su coche, organizando sus cosas en el maletero. Vanessa se ríe mientras intenta cerrar su mochila que parece estar más llena de lo que recuerda, algo normal pues ella al igual que es resto, aprovechó los pequeños quioscos del parque para comprar recuerdos y dulce que llevar a sus amigos y familias. Emil, con una sonrisa, la ayuda y toma la mochila para sacar algunas cosas y pasarlas a su propio bolso.—No puedo creer cuánto puede llegar a caber en una mochila si esta le pertenece a una mujer —comenta Emil, divertido—. ¿Cómo diablos hacen?—Es un talento especial —responde, guiñándole un ojo.Cuando finalmente está tod