Perseidas: Es la lluvia de estrellas más conocida. Su pico máximo de actividad es la noche del 12 al 13 de agosto, cerca del día de San Lorenzo, cuando se puedan ver hasta 100 meteoros por hora.
La luz de la linterna ilumina el camino que les lleva por medio de los árboles. Emil y Vanessa caminan uno junto al otro mientras hablan de cualquier cosa que se les ocurra. A medida que avanzan, el cielo se oscurece gradualmente, y la noche cede el paso a las estrellas que comienzan a brillar con intensidad sobre ellos.Les toma unos quince minutos más de caminar el llegar al lugar que les fue indicado. En el momento que emergen en el claro, lo primero que los recibe es una brillante luna nueva en el horizonte. El cielo ya se encuentra totalmente oscuro y está siendo cubierto poco a poco por cada vez más y más estrellas.Vanessa se dice a sí misma que, de no ser por la oscuridad del lugar y que prefiere no arriesgarse en tener una caída, ya estaría dando brincos y carreras de emoción ante lo hermoso de la vista. Al estar en el centro del claro, Emil y Vanessa se detienen, dejando caer sus bolsos en el suelo. Colocan la linterna de forma que puedan alumbrarse y comienzan a arreglar sus
Al escuchar la seguridad con la cual Vanessa afirma esas palabras, Emil se queda en silencio, sintiendo un nudo formándose en su garganta al entender que ella está hablando de su propia situación, del matrimonio arreglado entre él y Tatiana. No puede evitar sentirse abrumado por la tristeza, al comprender el sacrificio que ella está dispuesta a hacer por sus padres y su hermana.Emil no puede engañarla, tal vez por no haber sido claro desde un principio es que todo está pasando. Esa noche que volvió a verla debía hablar sobre lo que en realidad quería, decir cuál era su verdadera intención e interés. Esa noche debió negar el compromiso con Tatiana y pedir a Vanessa como su prometida. ¿Y después? Después tuvo otra oportunidad de corregir todo, esa oportunidad fue el momento exacto en que Tatiana misma pidió suspender la boda, pero no, prefirió jugar al idiota y ahora simplemente, todo está más enredado que antes.Vanessa sabe lo que él siente, o por lo menos eso es lo que él cree, pero
—¿Ya pasan de las 11:30 de la noche? En ese punto, el frío comenzó a hacerse notar con más intensidad. Emil envuelve a Vanessa en su brazo, atrayéndola hacia él con delicadeza, mientras ambos comparten la misma manta para resguardarse del fresco de la noche. Vanessa se acomoda de mejor manera sobre el pecho de Emil, sintiendo paz por el latido constante y acompasado de su corazón, mientras continúan contemplando el cielo estrellado.El suave murmullo de Emil y sus caricias sobre su cabello le brindan una sensación de paz a la que bien podría acostumbrarse. Por primera vez en su vida, se siente protegida y querida en los brazos de un hombre, mismo que ha logrado robar su corazón.—Emil, ¿alguna vez has deseado que el tiempo se detenga? —pregunta en un susurro. La mano que está entrelazada con la de Emil deja suaves caricias con el pulgar en la piel del mayor, mientras sus palabras salen sin que aparte la mirada del cielo estrellado.Emil escucha la pregunta de Vanessa y, sin dejar de a
Vanessa abre los ojos lentamente, parpadeando varias veces mientras se ajusta a la luz que se filtra a través de la tela de la tienda de campaña. Las telas, aunque la mantienen abrigada, aún permiten el paso del frescor del aire matutino y el suave murmullo de las conversaciones que se están sosteniendo afuera. Estirando sus brazos y piernas, busca desperezarse antes de sentarse y apartar la cremallera de la tienda con un suave zumbido.Al salir de la tienda, el paisaje que se despliega ante ella es de una belleza serena y acogedora. Los primeros rayos de sol tiñen de dorado el claro del campamento, y el aroma de café recién hecho y tocino chisporroteando llena el aire. A su alrededor, el grupo ya está despierto; algunos se encuentran en la zona reservada para el aseo y otros ocupados en los preparativos del desayuno.Richard y Austin están cerca de la fogata, volteando una sartén llena de huevos y otra de tocino al tiempo que disfrutan de una humeante taza de café. Junto a ellos, pue
El canto de los pájaros se deja escuchar por entre las copas de los árboles, mismo que sirve como compañía del grupo en su caminar. Todos participan en animadas conversaciones entre los pequeños grupos que se han formado.El grupo se mueve lentamente por las laderas del parque, avanzando en su propio y divertido orden mientras siguen el sendero de tierra que serpentea entre los árboles. El sol brilla alto en el cielo, bañando el paisaje con su luz y haciendo brillar fuertemente las verdes hojas de los árboles. La brisa fresca lleva consigo el aroma de los árboles mezclado con el de tierra húmeda, hojas frescas y flores silvestres.Vanessa camina junto a Emil, tomando su mano y sintiendo la emoción aumentar con cada paso que dan. El sendero se muestra sumamente empinado en algunos tramos, pero caminando con cuidado, se cuidan y ayudan mutuamente. Diane y Frank, la pareja de recién casados que camina a su lado, comparten las risas producto de su conversación animada.A medida que se acer
El sol está en lo más alto del cielo, bañando el claro en una luz cálida. Los árboles que rodean el área ofrecen una sombra refrescante, pero el verdadero centro de atención es el grupo que se encuentra allí, llenando el espacio de energía y entusiasmo.En ese momento, todos se encuentran reunidos en el claro cercano al río, riendo y animándose unos a otros mientras participan en una mini competencia. El juego es simple, pero es lo que tiene a todos llenos de emoción: hombres contra mujeres en una especie de versión improvisada de "captura la pelota". El juego es bastante simple, pero no evita que el espacio esté lleno de algarabía mientras se animan unos a otros para robar la pelota y eliminarse entre ellos.Emil no puede evitar contemplar a la pelinegra con adoración, su mirada sigue cada uno de sus movimientos. Y es que, aunque Vanessa y Emil se encuentran en equipos opuestos, y ambos están decididos a ayudar a su equipo a ganar, hay una chispa especial en el aire que los envuelve
Emil y Vanessa al igual que el resto del grupo, se encuentran caminando por su propio lado. tomados de la mano, siguen un sendero arbolado, el suave crujir de las hojas bajo sus pies y el canto de los pájaros es lo que acompaña su paseo. —Tienes que estar exagerando—comenta mientras no puede parar de reír al escuchar las historias de Emil sobre su tiempo en la universidad. —De verdad que no lo hago—responde en el mismo tono divertidoVanessa le mira y dejando ese tema de lado, prefiere preguntar por algo más, algo que está segura que llegó a pasar y que seguramente será algo desastroso. —Entonces, ¿alguna vez te metiste en problemas en la universidad? —pregunta con una sonrisa traviesa estando totalmente segura de que la respuesta es un sí.Emil ríe, apretando suavemente la mano de Vanessa mientras recuerda una de sus “travesuras” más notables y más conflictiva.—Bueno, hubo una vez en mi segundo año en el que casi me expulsan —comienza, sus ojos brillando con picardía.Vanessa est
Ioana camina tras Radu, sus pasos apresurados resonando en la grava del estacionamiento. Cuando finalmente lo alcanza, lo encuentra con los nudillos ensangrentados y respirando pesadamente, la furia aún visible en sus ojos.—Radu, déjame ver tus manos —Ioana hace su petición con un tono de voz suave mientras se acerca más a él.Radu sacude la cabeza, apartándose ligeramente.—Estoy bien, Ioana. No es nada —responde con un tono brusco, todavía molesto por la situación vivida.Ioana frunce el ceño, más aún por el tono con el cual el rubio le responde a su preocupación. Importándole poco lo que él dice, se termina de acercar a él.—No me importa, en ningún momento te pregunté si estás bien o no. Lo que dije fue que me dejes ver tus manos —insiste, esta vez con más determinación en su voz.Radu mira a otro lado, intentando controlar su respiración y sus instintos. Aunque sigue sin entender qué es exactamente lo que pasó, lo único cierto es que aún puede sentir toda la adrenalina que corre