— Vanessa, basta— dice mientras toma la mano de la mujer con fuerza y la detiene. Al estar a una cierta distancia del resto del grupo quienes se encuentran esperando su turno para cruzar, Emil sabe que puede hablar sin que los demás escuchen—. ¿Por qué te quieres forzar a hacer algo que sabes que te aterra? —pregunta, y aunque su tono se mantiene bajo, la molestia que le genera ver a Vanessa forzándose es clara.Bajando su mirada, Vanessa piensa en una respuesta lógica que le pueda dar, pero simplemente no existe una, o por lo menos, no una que le haga sentir confianza de expresarla. ¿Quiere cruzar por obligación, o quiere cruzar porque en realidad le emociona la idea de compartir esa experiencia con él? Vanessa siempre fue una fanática de pasar tiempo en la naturaleza, y cuando era niña pudo disfrutar de momentos así muchas veces, pero a medida que fue creciendo, estas aventuras fueron quedando atrás y ahora, después de mucho tiempo de no tener espacio para nada más que su trabajo,
El grito de Emil vuelve su miedo palpable. Sus nervios se vuelven mayores cuando el cuerpo de Vanessa se desvanece, y lo único que evita que esta caiga en el puente es el agarre que él ejerce en sus brazos, tratando de sostenerla mientras lucha por mantener su equilibrio en el puente que sigue oscilante. Los guías, alertados por lo que está ocurriendo, se apresuran en acercarse a Emil, y aunque sus expresiones muestran su preocupación, tienen cuidado al acercarse a ellos para no causar un movimiento mayor en el puente. Richard llega primero, seguido de cerca por Austin, mientras el resto del grupo observa desde los bordes del puente lo que está pasando.—¿Está bien? —pregunta Richard, mirando con preocupación a Vanessa mientras se arrodilla a su lado.Emil siente que su corazón va a salir de su pecho debido a la fuerza con la que se encuentra palpitando, por ello, apenas puede encontrar las palabras para responder.—Tuvo un ataque de pánico. El puente se movió y… —sus palabras se corta
Cuando sus miradas se encuentran, en ese instante es como si el tiempo se detuviera para ellos; ambos parecen quedar envueltos en una burbuja donde pueden dejar salir su complicidad y la atracción mutua que ambos intentan ocultar. En ese momento, cualquier rastro de tensión o preocupación se desvanece, dejando solo espacio para la conexión intensa que existe entre ellos.Emil deja que su mano acaricie un poco más la mejilla de Vanessa; su mirada se pasea entre la profunda mirada de ella y sus labios. Cerrando los ojos, se deja llevar por el deseo que siente y cuando está a punto de inclinarse para besar a Vanessa, la voz de Richard los saca de su ensimismamiento y se apresuran en separarse y tratar de recomponerse.—Disculpen, ¿ya todo está bien por aquí? —pregunta Richard, interrumpiendo el momento que comenzaba a tornarse romántico con una sonrisa amigable—. Vanessa, ¿te sientes mejor?Vanessa y Emil se separan incómodamente, ambos sintiendo el rubor subir a sus mejillas mientras int
La luz de la linterna ilumina el camino que les lleva por medio de los árboles. Emil y Vanessa caminan uno junto al otro mientras hablan de cualquier cosa que se les ocurra. A medida que avanzan, el cielo se oscurece gradualmente, y la noche cede el paso a las estrellas que comienzan a brillar con intensidad sobre ellos.Les toma unos quince minutos más de caminar el llegar al lugar que les fue indicado. En el momento que emergen en el claro, lo primero que los recibe es una brillante luna nueva en el horizonte. El cielo ya se encuentra totalmente oscuro y está siendo cubierto poco a poco por cada vez más y más estrellas.Vanessa se dice a sí misma que, de no ser por la oscuridad del lugar y que prefiere no arriesgarse en tener una caída, ya estaría dando brincos y carreras de emoción ante lo hermoso de la vista. Al estar en el centro del claro, Emil y Vanessa se detienen, dejando caer sus bolsos en el suelo. Colocan la linterna de forma que puedan alumbrarse y comienzan a arreglar sus
Al escuchar la seguridad con la cual Vanessa afirma esas palabras, Emil se queda en silencio, sintiendo un nudo formándose en su garganta al entender que ella está hablando de su propia situación, del matrimonio arreglado entre él y Tatiana. No puede evitar sentirse abrumado por la tristeza, al comprender el sacrificio que ella está dispuesta a hacer por sus padres y su hermana.Emil no puede engañarla, tal vez por no haber sido claro desde un principio es que todo está pasando. Esa noche que volvió a verla debía hablar sobre lo que en realidad quería, decir cuál era su verdadera intención e interés. Esa noche debió negar el compromiso con Tatiana y pedir a Vanessa como su prometida. ¿Y después? Después tuvo otra oportunidad de corregir todo, esa oportunidad fue el momento exacto en que Tatiana misma pidió suspender la boda, pero no, prefirió jugar al idiota y ahora simplemente, todo está más enredado que antes.Vanessa sabe lo que él siente, o por lo menos eso es lo que él cree, pero
—¿Ya pasan de las 11:30 de la noche? En ese punto, el frío comenzó a hacerse notar con más intensidad. Emil envuelve a Vanessa en su brazo, atrayéndola hacia él con delicadeza, mientras ambos comparten la misma manta para resguardarse del fresco de la noche. Vanessa se acomoda de mejor manera sobre el pecho de Emil, sintiendo paz por el latido constante y acompasado de su corazón, mientras continúan contemplando el cielo estrellado.El suave murmullo de Emil y sus caricias sobre su cabello le brindan una sensación de paz a la que bien podría acostumbrarse. Por primera vez en su vida, se siente protegida y querida en los brazos de un hombre, mismo que ha logrado robar su corazón.—Emil, ¿alguna vez has deseado que el tiempo se detenga? —pregunta en un susurro. La mano que está entrelazada con la de Emil deja suaves caricias con el pulgar en la piel del mayor, mientras sus palabras salen sin que aparte la mirada del cielo estrellado.Emil escucha la pregunta de Vanessa y, sin dejar de a
Vanessa abre los ojos lentamente, parpadeando varias veces mientras se ajusta a la luz que se filtra a través de la tela de la tienda de campaña. Las telas, aunque la mantienen abrigada, aún permiten el paso del frescor del aire matutino y el suave murmullo de las conversaciones que se están sosteniendo afuera. Estirando sus brazos y piernas, busca desperezarse antes de sentarse y apartar la cremallera de la tienda con un suave zumbido.Al salir de la tienda, el paisaje que se despliega ante ella es de una belleza serena y acogedora. Los primeros rayos de sol tiñen de dorado el claro del campamento, y el aroma de café recién hecho y tocino chisporroteando llena el aire. A su alrededor, el grupo ya está despierto; algunos se encuentran en la zona reservada para el aseo y otros ocupados en los preparativos del desayuno.Richard y Austin están cerca de la fogata, volteando una sartén llena de huevos y otra de tocino al tiempo que disfrutan de una humeante taza de café. Junto a ellos, pue
El canto de los pájaros se deja escuchar por entre las copas de los árboles, mismo que sirve como compañía del grupo en su caminar. Todos participan en animadas conversaciones entre los pequeños grupos que se han formado.El grupo se mueve lentamente por las laderas del parque, avanzando en su propio y divertido orden mientras siguen el sendero de tierra que serpentea entre los árboles. El sol brilla alto en el cielo, bañando el paisaje con su luz y haciendo brillar fuertemente las verdes hojas de los árboles. La brisa fresca lleva consigo el aroma de los árboles mezclado con el de tierra húmeda, hojas frescas y flores silvestres.Vanessa camina junto a Emil, tomando su mano y sintiendo la emoción aumentar con cada paso que dan. El sendero se muestra sumamente empinado en algunos tramos, pero caminando con cuidado, se cuidan y ayudan mutuamente. Diane y Frank, la pareja de recién casados que camina a su lado, comparten las risas producto de su conversación animada.A medida que se acer