Cuando los padres de Claudia se casaron, tardaron siete años en concebir un hijo. En aquella época, el señor Alberto la quería tanto que no le preocupaba su incapacidad para tener hijos.Cuando llegó Claudia, él se sintió feliz. Los dos eran felices. Las amaba con todo lo que tenía, pero el giro drástico comenzó cuando Claudia cayó enferma y necesitó una transfusión de sangre.La madre de Claudia hizo hasta lo imposible para impedir que él la donara, pero fue en vano. Cuanto más intentaba impedírselo, más deseaba él saber qué ocultaba. Nunca pensó que cuando saliera la prueba, ni siquiera sería pariente de su queridísima hija.Aquel día, para salvarle la vida, tuvieron que conseguir sangre de los bancos del hospital. Su padre no quería creer la verdad, rechazaba las respuestas que le daba su cerebro.Una hija a la que había amado durante años. Ni siquiera quería saber la verdad, se negaba a hacer preguntas. Pero aquella fatídica noche, volvió borracho y arremetió contra su madre.Exig
Claudia, todo es culpa mía. No odies a tu papá y no lo culpes, yo lo traicioné y te tuve con otro hombre. Él no es tu padre biológico.En ese momento, Claudia se derrumbó en el suelo. Las manos que sostenían la carta le temblaban mientras los ojos se le llenaban de lágrimas. La vista se le nubló y no pudo seguir leyendo la carta.«¿Por qué mi vida es tan triste? No tengo yo derecho a sonreír un poco, aunque sea por unas horas. ¿No puedo creer que el hombre con el que he vivido toda mi vida no es mi padre? ¡Mi existencia es una mentira! ¿Por qué mi madre me hizo esto? Entonces, ¿quién es mi padre biológico?». No podía contener las lágrimas, esto era gravemente insoportable. Mientras pensaba en ello, recogió la carta que había caído al suelo y continuó desde donde se había detenido.“Cometí un error que sé que es imposible de corregir. Sé que le fallé a tu padre pero como dije no me arrepiento de haberte tenido. En cuanto a tu padre biológico, murió dos años después de que nacieras, por
El viernes...Claudia vio cómo enterraban a su madre. El sacerdote pronunció unas palabras que a ella ni siquiera le interesaron.A su padre le habían dado el alta dos días antes, cuando regresó a casa, ella se había asegurado de no encontrarse con él. Siempre estaba encerrada en su pequeña habitación. No iba a trabajar, pero por las tardes salía para reunirse con amigos.Se había preparado para el funeral de su mujer y se lo había contado a los vecinos y familiares. Así que el día del funeral había una pequeña multitud. Algunos lloraban, otros consolaban a los que lloraban. En general, todos estaban tristes. Claudia no lloraba, llevaba gafas de montura negra y agachaba la cabeza.Aunque la gente venía a su alrededor para decirle palabras de aliento, ella ni siquiera los miraba, al tiempo dejaron de venir. Después de enterrar a su madre, su padre entretuvo a los invitados. Se compadecieron de él antes de marcharse a sus distintos hogares.A las cuatro de la tarde, la multitud ya se ha
Hablaron un rato antes de que Estela le enseñara la casa. Tras una hora de visita, subieron al piso de arriba. La primera habitación que le enseñó a Claudia fue la suya. Cuando la abrieron, se encontró con un espectáculo que la sorprendió.Claudia se quedó estupefacta. Entraron y echaron un vistazo a la habitación. Su bolso ya estaba guardado a un lado, pero no fue eso lo que la sorprendió. Era que la habitación era muy lujosa. Su cama era King Size, su armario estaba lleno de vestidos, el zapatero apilado con diferentes zapatos y sandalias. El tocador tenía cremas y aceites caros. Tardó mucho en darse cuenta de que aquello era el cuarto de una criada.-Señorita, ¿este es realmente mi cuarto? -preguntó Claudia, con cara de desconcierto.La habitación estaba demasiado amueblada y lujosa para su gusto.-Sí Claudia, ¿pasa algo? ¿No te gusta?-¡No!, en absoluto, es sólo que... es demasiado para mí.Estela le sonrió, entendía lo que quería decir.-Claudia, cualquier cosa que no quieras aqu
Al mismo tiempo...-Gabriel, esto no está bien. ¿Por qué siempre vienes de noche? ¿Eh? Hoy casi mi mamá se da cuenta -Sabrina gruñó mientras caminaba hacia Gabriel dando pisotones.Él iba todas las noches. Aunque se había prometido no bajar a verle si volvía a venir por la noche, siempre se le aceleraba el corazón cuando la llamaba y le decía que la estaba esperando fuera.-Jaja, no podía dormir. Eres mi somnífero, ¿no lo sabías? Deberías mudarte conmigo, si no quieres que me pase por aquí -le sonrió mientras se acercaba.-¡Oye!, ¿qué hago contigo?-Bésame.Al oír eso, Sabrina que acababa de llegar frente a él, le fulminó con la mirada, con las orejas enrojecidas por sus pervertidas palabras.-Jaja, Dulce, eres tan linda cuando te enfadas. Ya, sabes que estaba bromeando. ¿Estás libre mañana? Vamos de compras -le dijo mientras le pellizcaba ligeramente las mejillas.La mirada de ella se transformó en una suave sonrisa mientras le golpeaba en el pecho.-Ir de compras es una buena idea,
El incómodo silencio del coche se estaba yendo de las manos. Sabrina, que había estado recordando el incidente de la noche anterior, no pudo evitar soltar una leve risita al ver la cara sonrojada de Gabriel.«No puede ser que siga avergonzado por lo de anoche, ¿verdad?»-¿Es la primera vez que te besa una mujer? -preguntó Sabrina mientras se giraba para mirar a Gabriel, cuya atención estaba puesta en la carretera.Él, que había permanecido callado todo el tiempo, ya esperaba que Sabrina sacara a colación el incidente de anoche. Se volvió para mirarla y ella se echó a reír a carcajadas.-¡Gabriel!, no está mal que te afecte, soy guapa y despampanante después de todo. Eres muy afortunado de que una chica como yo te bese. Pero sabes, no esperaba que fueras tan tímido, quiero decir que sólo fue un beso nada más -le dijo con picardía.-Si pronuncias otra palabra detendré este coche y conocerás de lo que soy capaz -Gabriel interrumpió, sin apartar los ojos de la carretera ni un segundo.Sab
Mientras tanto...Ricardo regresó antes de lo habitual, aunque era domingo, Kim le había dicho que normalmente volvía tarde.Así que cuando vio a alguien subiendo las escaleras, se sorprendió al ver a Ricardo. Le saludó rápidamente y le abrió la puerta, cerrándola en silencio. Después de prepararle el baño, se apresuró a bajar a ponerle la mesa.Mientras colocaba la última bandeja en la mesa, vio a Ricardo bajando las escaleras solemnemente.«¡Majestuosamente! Parece todo un rey».La última vez, cuando él terminó de bañarse, ella no lo había mirado bien porque estaba ansiosa por dormir, pero ahora, ante ella estaba un ser impresionante y hermoso. Tenía la piel un poco bronceada y el pelo un poco mojado.Como acababa de darse un baño, sus ojos eran más seductores y penetrantes. Si se hubiera acercado a la mesa, no habría pasado nada, pero se quedó mirando fijamente a Claudia, lo que hizo que a ella le diera un vuelco el corazón.-Su comida está lista, señor Ricardo -Claudia apartó rápi
El cuerpo de Ricardo se puso rígido al oír lo que acababa de decir. Hizo una pausa, pero enseguida volvió a teclear.-Fue muy estúpido por mi parte hablar así y sacar conclusiones sin pensar. Lo siento mucho, Señor, por favor acepte mis disculpas.«¿Por qué se disculpa de repente? Yo sólo quería que me hiciera compañía, ¿pensaba ella que estaba enfadado por lo de aquella noche? No que al revés», pensamientos aleatorios pasaron por su mente mientras pasaba a la siguiente página del documento que tenía delante.Claudia se quedó mirando a Ricardo, él no había dicho nada y ella no podía discernir lo que estaba pensando porque su rostro era tan indiferente como siempre.Decidió seguirle la corriente y que creyera que actuaba así por que le había molestado su actitud aquella noche.-Disculpa aceptada.Respondió finalmente Ricardo. Pensando en ello, supuso que tal vez ella sería un poco más libre con él si actuaba como si no le gustara. Se alegró de que ella hubiera malinterpretado sus inten