Jean Carlo miraba a su esposa con ansiedad, Anabella se encontraba sentada frente a él, al parecer el enojo iba pasando poco a poco, pero sus ojos se encontraban fijos en él; sentía celos era la primera vez que los sentía, bueno no la primera.

— ¿sigues molesta? — comento Jean Carlo, mientras comenzaba a comer con tranquilidad —

— No, solo que, si me dolió un poco la cabeza, pero ya está pasando — ella lo miro con amor —

— ¿te sientes mal? — la miro con angustia el hombre — ¿quieres algo? —

— Jean Carlo, me siento bien, no te preocupes es solo que, si me moleste bastante, pero creo en tú completamente — Anabella lo miro con tranquilidad — sé que me porte un poco celosa un tanto irracional, me siento un poco triste por eso, no quiero ser una esposa celosa y extremadamente controladora, pero no quiero que le vuelvas a responder a esa mujer — Anabella hizo un puchero —

— No le volveré a hablar, ni responderé sus mensajes, quiero que te encuentres tranquila — el homb