Anabella le daba vueltas la cabeza, ya se encontraba en su habitación, les habían dicho que su padre se encontraba bien y que por la mañana cuando regresaran se encontraría en una habitación privada, eso le causaba tranquilidad a la joven mujer.
Miraba el celular las fotos de los vestidos que su madre le había enviado, en su bolso se encontraba la tarjeta de crédito que le había dado Jean Carlo, tenía que comprar todo lo que usaría en la boda, y pensó en algo peor, la noche de bodas.
El día siguiente llego muy rápido, eran casi las seis de la mañana cuando la madre de Anabella entro en la habitación que se encontraba utilizando la mujer; al parecer ya se encontraba bañada y arreglada. ¡DESPIERTA! — le grito su madre con voz dura —tenemos mucho que hacer, al parecer Jean Carlo, logro que nos abrieran la tienda de vestidos a las diez de la mañana, así que iremos al hospital, veremos a tu padre un momento, después compraremos el vestido, para más tarde regresar con tu padre, y por la tarde ir a elegir y probar el menú — dijo la mujer, anda niña, levántate —le jalo el edredón con fuerza — báñate y arréglate. Anabella se despertó abruptamente y con un gesto de enojo se levantó, en verdad tenía mucho sueño aún, había dormido unas cuantas horas, pero no las suficientes para que pudiera recuperar las horas de sueño, ni alcanzar el descanso acostumbrado. Cuando salió del baño llevaba una bata de algodón y toalla sobre el cabello, su rostro se miraba hermoso, aunque co
¡es hora de irnos,Anabella! — dijo la madre de la chica — más al rato regresaremos, Gerald — se acercó la mujer y le dio un beso en la frente a su esposo — me alegra en verdad verte aquí — dijo con sinceridad y cariño la mujer a su esposo — ¡vamos niña! — apuro a su única hija — igual tenemos que enviar invitaciones, aunque eso dijo, Jean Carlo que se encargaría, tenemos casi los mismos amigos, así que no será problema — hablo con sencillez. Anabella suspiro, en verdad tenía que ir y sabía que era algo que no podía postergar, así que asintió y se levantó del sillón en el cual se encontraba ya sentada — te dejaremos un par de horas, papá, tengo que ir a elegir ese vestido, regresaremos a tu hora de la comida o antes — dijo la chica. Ve con cuidado, cariño, elige un vestido bonito, digno de una princesa — hablo el hombre — me da tristeza no acompañarte a elegirlo, pero sé que lo veré el día de la ceremonia — el hombre sonrió y cerró los ojos —¡vayan!, no se preocupen, tengo que desca
al llegar al restaurante las mujeres bajaron, en la entrada el capitán de meseros ya se encontraba ahí esperándolas, al parecer había recibido órdenes directas del gerente que las colocara en uno de los privados exclusivos del lugar. Jean Carlo ya se encontraba esperándolas, en verdad se miraba atractivo y guapo, iba vestido con un saco sport y una camisa sin corbata, se levantó al verlas entrar y las recibió con una sonrisa —buenas tardes, Annie, Señora Connor, abuela, ¿la puedo llamar abuela? — pregunto con respeto dirigiéndose a Katherine Connor. Claro que sí, querido — hablo la mujer mientras tomaba asiento — en unas semanas te convertirás en mi nieto, al casarte con Anabella, eres un buen partido y no como esos noviecitos que tuvo durante su adolescencia, guapo, inteligente — la abuela lo elogiaba — me da gusto que te conviertas en el esposo de Anabella. El hombre sonrió al escuchar las palabras de la abuela, pero sonrió mucho más al ver que Anabella le dirigió una mirada — to
Los dos entraron a la joyería, en la tienda de pasteles, fue rápido, eligieron un pastel de cuatro pisos, dos de ellos de fresas con crema y los otros de chocolate de chocolate con crema, con cobertura blanca y unas bellas flores de azúcar. Probaron ambos pasteles y algunos otros, pero terminaron eligiendo sus dos favoritos, al entrar en la joyería, los recibió uno de los empleados del lugar, al parecer Jean Carlo igual había hecho cita para poder elegir los anillos que usarían. Buenas tardes — hablo el empleado — me dijo el señor Johnson que vendría junto a su prometida señor Andollini, el día de hoy estoy a su completa disposición para ayudarlos a elegir el modelo que más les agrade — el hombre sonrió y cedió el paso a la joven pareja. Miraron las vitrinas donde había elegantes argollas de matrimonio, algunas completamente lisas, unas de oro amarillo y unas de oro blanco, unas con diamantes hermosos incrustados. Creo que deberíamos elegir unas que hagan juego con tu anillo de
La mujer se encontraba en su departamento, se encontraba realmente sentía enojo y molestia, Jean Carlo la seguía rechazando, creo que eso del matrimonio iba en serio, lo que no comprendía, ¿Por qué tenía que ser la chica de los Connor?, ¿Qué tenia de especial Anabella Connor? ¡Fanucci! — hablo Brassi a su hombre de confianza —¿Qué has investigado acerca de lo que te pregunte? — miro al hombre con enojo — espero que lo hayas hecho, necesito saber acerca de ese matrimonio — el tono era demandante y que no aceptaba negativas y mucho menos errores. Fanucci miro a la joven a la que servía y debía lealtad y asintió — pude averiguar con uno de los ex choferes del señor Connor, al parecer — trago saliva —el señor Connor se encuentra en la bancarrota y que debe a muchos acreedores, o algo así, es el chofer y es lo principal que pude averiguar este día, otras personas me darán más informes el día de mañana, algunos aún no saben de qué la señorita Connor y el señor Andollini se encuentren comp
Jean Carlo, hizo un corto camino a casa, en verdad necesitaba hablar con su padre, quería platicar con él acerca del matrimonio, de lo hermoso que miraba el anillo de compromiso en la mano de Anabella e igual mostrarle las argollas de matrimonio. Al entrar en casa una de las enfermeras de su padre lo saludo con amabilidad, al parecer el viejo señor Andollini se encontraba durmiendo, al parecer la quimio terapia le había caído muy pesada, se sintió un poco culpable, puesto que casi todo el día se había encontrado ocupado con Anabella. ¿Cómo se encuentra? —pregunto Andollini —¿le hizo mucho daño, esta nueva quimio? — se veía realmente preocupado — no comprendo, pensé que ya no quería tratamiento — miro una de las enfermeras. Su padre hablo con el médico — dijo la enfermera — al parecer, quiere volver a intentarlo, quiere ganar tiempo para disfrutar si usted le da un nieto — la enfermera murmuro con pena y algo de tristeza; llevaba trabajando desde que la madre de Andollini se encontr
A la mañana siguiente,Anabella se sentía completamente adolorida, pero llevaba una sonrisa en el rostro, el haber tenido relaciones con Jean Carlo había sido de lo más normal que en verdad lo había disfrutado por completo. Su abuela se levantó, al Al parecer la anciana había dormido de manera maravillosa y se miraba muy contenta por la situación, al bajar a desayunar se encontró que su nieta se ya se encontraba ahí. Buenos días, querida, ¿Cómo dormiste? — pregunto la abuela — espero que hayas podido descansar, yo caí muerta — la mujer comenzaba a tomar unos cuantos sorbos del café caliente que tenía en la taza — terminando de desayunar, iremos a ver a tu padre —hablo Katherine — y creo que deberíamos guardar en secreto la visita de Jean Carlo te hizo por la noche, no queremos causarle otro infarto a tu padre — hablo como si nada la anciana logrando que la joven se sonrojara de manera visible. Anabella decidió que era mejor no decir o negar que Andollini estuvo en su habitación ca
Ethan Smith entro en su departamento, realmente iba furioso, Anabella se las pagaría, saco su celular, el nombre de Jean Carlo Andollini,se le hacía muy familiar, así que lo puso en el buscador y miles de imágenes comenzaron a salir del empresario italiano, información sobre él, dueño de doce restaurantes, de una empresa de seguros y otra de bienes raíces. ¡Maldición! — exclamo Ethan, cuando escucho el nombre sabía que era alguien conocido, pero no que en realidad fuera ese hombre, en algunas conversaciones con Anabella, ella lo había mencionado, al parecer era amigo de su hermano y de la familia, pero nunca imagino que ella se llegaría a casar con ese hombre, eso quería decir que ella le había sido infiel todo este tiempo, o como en muchas familias de alta sociedad, eran matrimonios arreglados. El hombre siguió mirando las fotos y demás, busco en revistas de sociedad, pero nunca encontró alguna nota que el heredero Andollini estuviera comprometido con Anabella Connor, quizás fuera