Inicio / Romántica / CONTRATO; INFIERNO TENTADOR / Capítulo 4; futura esposa
Capítulo 4; futura esposa

CONTRATO; INFIERNO TENTADOR.

CAPÍTULO 4; Futura esposa.

—CLAUDIA—

Aparto la mirada de mi padre para mirarlo y tiene una sonrisa descarada, me escuchó hablar mal casi toda la noche del que yo creía que no había venido y resulta que es él. ¡Es un puto loco! Hubiera sido más fácil que me dijera que él no era el chef cuando lo confundí, pero él me siguió la corriente. Trato de disimular mi enojo.

—¿Cómo la pasaron?

—Divinamente, papá, el… señor Betancourt cocinó, aunque todo estaba medio feíto y crudo, pero aceptable —finjo una sonrisa—. ¿Puedo irme a mi habitación? Estoy cansada.

—Claro que sí, despídete de Harrison.

Aprieto mis labios para no renegar.

—Nos vemos, cuídate.

Estoy por irme y me toma del brazo.

—Esa no son maneras de despedirte, en dos días vamos a vivir juntos —me pega a su cuerpo y le doy un pisotón con toda la intención—. ¿Sigues pensando en dejarme plantado para ver mi cara arrugada mientras te ríes? Qué cruel eres, Claudia —me susurra en medio del abrazo para que mi padre no escuche.

—Eres un descarado, me hiciste pensar que eras alguien más.

—Tú me confundiste, yo aproveché la oportunidad, querida futura esposa.

Me alejo.

—Hasta mañana.

No digo nada más y me retiro, es que Dios no tiene compasión conmigo, hizo que yo hablara mal de alguien que sin saber estaba frente a mí, pero es que mi padre todo el tiempo se refería a Harrison Betancourt como un señor, yo estaba segura de que era un viejo lleno de arrugas a punto de morir, en cambio, es un atractivo chico que pudo buscar otra esposa donde quisiera por todo el dinero que debe tener, y encima de eso me parece atractivo. Es un puto mentiroso.

Voy a morir cremada por las vergüenzas que me hace pasar la vida, y es que nunca me callo, me gusta hablar, y por eso me atreví a quejarme de la vida con el que yo por mensa creí que era el chef que habían contratado.

—¿Así que viejo con arrugas? No esperaba que mi futura esposa fuera tan hipócrita para hablar mal de su prometido a sus espaldas —me quedo tiesa al escuchar a Harrison detrás de mí.

Volteo a verlo.

—Deja de decir que soy tu futura esposa, eso es tan ridículo —giro los ojos con molestia—. Vete de mi habitación, no te invité a pasar y no me gusta que los desconocidos se sientan con el derecho de entrar —me mira con una sonrisa y se acerca—. ¿Eres retrasado? Que te vayas

Sigue sin hablar y baja su mirada por mi cuerpo.

—¿Por qué me escogiste a mí para casarte? Ni siquiera me conoces, y yo a ti tampoco, mucho menos me quiero casar, me estás arruinando la vida —me atrevo a preguntar—. No sabes nada de mí, únicamente haces esto porque te aprovechas que mi padre necesita tu mugre dinero.

—¿Y tú por qué aceptaste casarte conmigo si pudiste negarte? —se acerca más y me quedo callada—. A ti también te conviene casarte conmigo, no eres tan tonta y sabes que tendrás todos los lujos que quieras y todas las tonterías que les interesan a las mujeres.

—Qué poco me conoces.

Me alejo.

—¿Te vas? Quiero descansar.

—Quiero conocerte.

—¿Te vas?

Le repito la pregunta con una nota de molestia.

—Tendré un año para conocerte, espero que valga la pena.

—Lo que no valdrá la pena será estar a tu lado, de eso estoy segura.

Me da una sonrisa llena de cinismo y sale de la habitación sin objetar. No lo conozco, pero parece la clase de persona que nunca se queda callado y para todo tiene una respuesta. Apenas lo conozco y ya presiento que mi vida será un completo caos en cuanto comience a vivir a su lado.

Nunca pensé que un error del pasado me llevaría a este punto, porque por ese error es que complazco a mis papás con lo de la boda, ellos no la pasaron nada bien cuando nos tocó irnos de la que era nuestra casa por todo lo que yo causé y de lo que me voy a arrepentir toda la vida, porque por mi inmadurez perdí todo lo que yo creí que nunca se iría, todo lo que estaba seguro se derrumbó y la única que terminó mal fui yo por no medir las consecuencias.

«Tal vez en otra vida sí soy feliz y mis errores del pasado no pesan tanto como ahora».

[…]

Solemos hacer cosas para complacer a los demás, aunque en el fondo sepamos que eso no es lo que queremos, sin embargo, lo terminamos haciendo porque nos sentimos en la obligación de cumplir todo lo que digan; Sí, esa soy yo que cumplo todos los caprichos de mis padres. Sí me molesta hacer lo que me digan, pero no tengo muchas opciones de dónde escoger como para ponerme enfrente de mis papás y decirles que no quiero hacer lo que me piden.

Aceptar casarme no ha sido fácil, más si en dos horas llegará el juez que hará la boda civil porque no queremos muchos invitados, o, por lo menos, así lo pidió Harrison. Una idea muy sensata para alguien tan estúpido. No he estado tranquila desde que me desperté, estoy nerviosa y siento que no dije las condiciones para aceptar toda esta locura, debo hablar con Harrison antes de la boda o no me casaré, y sé que mis papás me matarían si no lo hago, pero no me importa, si me voy a casar va a ser bajo mis propias condiciones.

—Mamá, ¿tienes el número de Harrison? —entro a la habitación y ya se está arreglando. Ella está más emocionada que yo.

—Sí, ¿lo llamarás? —agarra su celular y me lo pasa para que saque el número—. No me digas, ¿estás ansiosa por la boda y quieres que te calme? Qué tierna, cariño.

—No hay que romantizar una llamada, por favor, mamá, compórtate. Y si estoy ansiosa es porque no quiero casarme con un hombre que prácticamente me está comprando.

Le dejo el celular en la cama y salgo. Odio que quiera poner todo color arcoíris cuando me conoce y sabe que estoy odiando que todo esto sea tan apresurado. Marco el número de Harrison y no responde, sigo insistiendo mientras camino de un lado a otro en el pasillo.

—Querida, ¿tanta falta te hice en estos dos días que no hablamos? —su fastidiosa voz se escucha del otro lado de la línea.

—¿Puedes venir a mi casa? Debemos hablar sobre la tontería que estamos por cometer —hablo con seriedad, ignorando su chiste sin gracia.

—¿Pretendes que vaya cuando faltan menos de dos horas para la boda? Olvídalo, el novio no puede ver a la novia antes de la boda, es de mala suerte.

—Si no dejas de hacerte el chistosito y no vienes en media hora te aseguro que no me casaré contigo, y no soy tan estúpida como para no darme cuenta de que detrás de esta boda apresurada únicamente no está en juego el dinero que le darás a mi padre. Así que si no vienes no hay boda.

—No te atreverías a desilusionar a tus padres.

—No sería la primera vez.

No lo dejo responder y cuelgo la llamada. Estoy arriesgando mucho, no sé si vendrá, pero debía jugar mis cartas de la mejor manera. Lo que necesito hablar con él es importante y si no viene no estaré tranquila.

Me miro en el espejo y me puedo dar cuenta de lo horrible que estoy, cualquiera me podría confundir con un mapache por mis enormes ojeras, y es que no he dormido bien por estar pensando en todo lo que está pasando, y es que no ha pasado ni una semana y todo está vuelto un horrible caos.

Mi vida está por convertirse en el mismo infierno.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo