Es mi hermana

Narra Dylan

Cuando Helen me dijo que los niños no estaban con la payasa sentí que mi cuerpo comenzó a tensarse, mis manos comenzaron a temblar y las palpitaciones de mi corazón eran lentas.

Salí corriendo al interior de la mansión para buscarlos por todas partes desesperado, mientras agarraba mi cabeza con frustración abrí a una a una las veintidós habitaciones que tenía mi casa y no estaban ahí, no estaban en ningún lado, mis hijos ¿Qué le diría Helen? Como la miraba a la cara para decirles que los habían secuestrado.

Comencé a gritar como loco llamando al jefe de seguridad.

—¡Los quiero a todos buscando a los niños, a todos, tienen que aparecer, no es posible que se los hayan llevado en sus malditas narices ¡por Dios! —grite al mismo tiempo que tomaba mi cabeza con frustración, escuchaba las voces lejos y un dolor en mi pecho no me dejaba respirar..

—Dylan mis hijos, ¿Dylan dónde están?—su semblante está pálido, y a mí me parte el alma verla de aquella forma.

Cómo le digo a mi mujer
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