96- ELLA ERA SUYA.En la habitación, Rodrick estaba de pie, apoyado en una esquina con los brazos cruzados, sin apartar la vista de la puerta. No hablaba, no se movía, solo observaba.Kendra se había sentado en el filo del sofá, con la espalda recta y las piernas tensas. Tenía las manos entrelazadas, pero los dedos se movían sin parar. Le temblaban. Cada cierto tiempo tragaba saliva como si algo le quemara por dentro.Y Ursula, como siempre, era la única que parecía estar cómoda. Tenía una pierna cruzada sobre la otra, cuando la puerta se abrió con un chirrido seco.El padre de Kendra entró sin prisa y cerró la puerta con un golpe seco. No saludó, no miró a nadie en particular. Fue directo al grano.—¿La estúpida de Odette cayó en la trampa?Ursula soltó una risita suave, sin levantar la mirada. Se examinó una uña, ladeó la cabeza y habló.—Sí. Para este momento, Zayden debe estar destripándola.Rodrick sonrió y los ojos se le encendieron, literalmente. Brillaron con una chispa casi i
C97- ADICTIVA VASHEL.Zayden le respondió al beso con hambre contenida, con fuego. La rodeó con los brazos, aferrándose a su cintura mientras ella, sin soltarlo, se acomodaba encima suyo. Sus piernas lo envolvieron sin miedo y sus manos se perdieron en su cabello.Odette lo miró por un segundo, con los labios hinchados y los ojos encendidos. Entonces, sin decir nada más, volvió a besarlo. No había más palabras que decir. Solo deseo. Solo vínculo. Uno que ya no podía romperse. Y ambos lo sabían.―¡Zayden!Odette jadeó cuando, de repente, él la empujó con fuerza contra el frío suelo. Un gemido escapó de sus labios mientras se estremecía. Porque los dientes de Zayden rasgaron su piel tierna, sus labios se aferraron a su cuello con avidez, succionando con un hambre que la hizo arder. Mientras tanto, una de sus manos se deslizó hasta su frente, dominándola por completo.Los botones del escote de su vestido saltaron violentamente bajo sus dedos, y ella gimió cuando sus palmas exploraron el
C98- AVENTURA EN EL BOSQUE.Odette lo notó el leve temblor en la mandíbula de Zayden. —¿Qué pasa con Úrsula? —preguntó.Zayden exhaló, largo y hondo, y se pasó la mano por el cabello con un gesto tenso. —Úrsula no podía saber que yo estaría aquí… a menos que… —Zayden evitó su mirada. Como un lobo acorralado.Pero Odette lo miró fijamente y le giró el rostro, obligándolo a mirarla. —¿Quién más sabía tu secreto?Él tragó saliva. Ya lo sabía, su mujer se iba a enojar. Pero no podía seguir ocultándolo. —Kendra… —dijo finalmente.Odette arqueó una ceja y el enojo le calentó la sangre. —¿Kendra? Claro. Lo olvidé… tu amiga. —Le soltó la cara con desdén y se levantó de golpe, fue hacia donde había dejado su ropa y empezó a vestirse con movimientos rápidos y torpes.Zayden maldijo por lo bajo y fue tras ella. —Vashel, no es lo que crees. Yo no le dije nada… Ella… ella me siguió. Lo descubrió sola.Odette se giró con la ropa en la mano y la mandíbula tensa. —Ah, ¿sí? ¿Y también "conectó"
C99- DESTIERRO.Ursula intentó ocultar el temblor en su mandíbula, pero no pudo evitar que su rostro palideciera aún más. Sus labios se abrieron, torpes, temblorosos, tratando de encontrar una excusa que no sonara como lo que era: una mentira. —Zay... Zayden... yo...Pero el aura alfa de él la envolvió como una garra invisible y sofocante. —¿Tú qué? ¿Eh? —gruñó con un tono que heló el aire—. ¿Te das cuenta de que pusiste en riesgo al heredero de esta manada? ¿O es que eso era lo que querías?El corazón de Ursula se agitó en su pecho como un animal enjaulado. El sudor frío le perló la frente mientras su mente se desbordaba de una sola pregunta: «¿Por qué no está muerta? ¿Por qué Zayden no la mató si es la bestia? ¿Acaso esa estúpida de Kendra mintió? ¡Maldit4 sea, estoy acabada!»—E-Ella te estaba buscando... y yo... —balbuceó, buscando desesperadamente una salida.Pero justo cuando estaba por continuar, Rodrick dio un paso al frente. —¿Acusar a mi madre? ¡¿De verdad, Zayden?! —esp
C100- NO TENGAS MIEDO, SOLO AMAME.Las cortinas de lino se movían con la brisa, dibujando sombras danzantes en las paredes. Odette estaba de pie frente a la cama, con un camisón blanco que se ceñía suavemente a su figura, justo cuando Zayden entró.Él no dijo nada.Cerró la puerta tras de sí y se acercó con pasos lentos y al llegar a ella, la tomó del rostro con ambas manos y la besó. No fue un beso salvaje ni urgente, fue uno cálido, profundo... de esos que decían "te necesito" sin una sola palabra.Después, se sentó al borde de la cama y soltó un suspiro bajo. Y Odette lo siguió, se acomodó a su lado y lo abrazó por la cintura, recostando su cabeza en su hombro. El calor de él, su olor, todo en Zayden tenía el poder de hacerla sentir segura... incluso cuando él mismo estaba temblando por dentro.—¿Cómo estás? —susurró ella.Él bajó la mirada y sus manos estaban sobre sus muslos, rígidas, apretadas.—Preocupado —admitió.Odette se incorporó un poco y lo miró de perfil. Deslizó sus de
C101- PREVALECER.Zayden bajó la mirada, con el silencio pesando entre ellos, sus dedos seguían entrelazados con los de Odette, pero su mente estaba lejos... muy lejos, atrapada en los recuerdos que llevaba enterrados demasiado tiempo.—La bestia no nació conmigo —murmuró—. Es una maldición. Una que ha perseguido a todos los alfas puros de mi linaje.Odette no dijo nada. Solo apretó su mano con más fuerza, dándole espacio... y tiempo. Zayden cerró los ojos y respiró hondo, como si cada palabra que iba a soltar arrancara un pedazo de él.—Dicen que todo comenzó con mi ancestro, Aeron Blackwood. Un alfa temido, poderoso, pero... arrogante. Quien rompió una ley sagrada. Nadie sabe exactamente cuál fue, solo que traicionó un pacto con la Luna. Dicen que tomó para sí algo que no le pertenecía... algo que debía proteger, no poseer.Sus ojos brillaban, por el dolor de una historia que no había vivido, pero que lo marcaba como una cicatriz eterna.—Desde entonces... la maldición cayó sobre lo
C102- ENVIDIA OSCURA Y SILENCIOSA.La noticia se esparció justo al amanecer.El cuerpo de Ursula yacía sobre una mesa de piedra, cubierta por una sábana hasta el pecho. Su rostro estaba tranquilo, casi sereno, como si hubiese muerto dormida. Pero Zayden sabía que Ursula no era el tipo de mujer que moría en paz.El sanador estaba a un lado, limpiándose las manos con un paño humedecido en hierbas.—¿Qué fue? —demandó Zayden, sin rodeos—. ¿Qué la mató?El sanador parpadeó, algo nervioso.—No hay evidencia de violencia ni heridas, Alfa. Tampoco signos visibles de veneno o infección. Su pulso se detuvo de forma repentina... pero el cuerpo no presenta reacciones típicas de una sustancia externa. Nada inflamado. Nada anómalo. Tal vez... —bajó la voz— tal vez fue su edad... o el encierro. No todos soportan la humedad de las mazmorras.Zayden no dijo nada. Pero su mandíbula se endureció. No creía una sola palabra. Ursula era muchas cosas. Pero débil no era una de ellas.—No fue la humedad —mur
C1- NACIÓ MUERTO.—¡Ya viene, Luna, ya viene! —dijo la sanadora—. El cachorro ya pronto estará en tus brazos. ¡Puja, puja con todas tus fuerzas!Odette obedeció. Su cuerpo, tembloroso y empapado en sudor, jadeaba mientras otra ola de dolor la atravesaba. Apretó los dientes, sus manos se aferraron con fuerza a las sábanas empapadas y dejó que su cuerpo se desgarrara desde dentro. De repente, llegó el alivio. Y con él, un vacío abrumador.—Ya está —anunció la sanadora. Pero su tono no era de triunfo, sino de tristeza.Odette levantó la mirada, con los labios temblorosos.—No escucho llanto. No escucho nada. ¿Cómo está? —preguntó, apenas sosteniendo sus palabras—. ¿Por qué no llora? ¡¿Por qué no lo escucho?!La sanadora no respondió al instante. Miró al pequeño cuerpo inerte en sus brazos y luego a ella. Sus ojos lo dijeron todo antes de que hablara.—Fue un niño, Luna... pero... nació muerto.Odette parpadeó, como si no pudiera procesar las palabras.—No... —susurró, su voz quebrándose—