Nostalgia a mi cada vez que me toca terminar una historia. XOXO
DESPEDIDAS Y NUEVOS COMIENZOS. El patio de la casa Alerón estaba lleno de lobos y sus familias, todos reunidos para despedir a Lorenzo, Cassian y Lorcan. La emoción y la tristeza se entrelazaban en el aire mientras los miembros de la manada se abrazaban y se decían adiós. Leandro se acercó a su hermano y lo abrazó con fuerza, transmitiéndole su apoyo y cariño. ―Lorcan, quiero que sepas que esta también es tu casa ― le dijo con sinceridad. El beta asintió, agradecido por las palabras reconfortantes de su hermano. Una sonrisa se dibujó en el rostro de Leandro mientras se acercaba a Leah, se agachó frente a la niña de cabello rojizo y le dio una gran sonrisa. ―Espero que siempre recuerdes al tío Leandro, Leah. Llévame siempre en tu corazón. La chiquilla dio un paso adelante y lo abrazó con cariño, luego besó su mejilla. ― Te prometo que nunca te olvidaré, tío Leandro. Siempre llevaré tu amor conmigo. ―Eres una niña especial, Leah. ―dijo mientras acariciaba el suave cabello de su
UN AMOR ETERNO. ―¡¿Ya llegamos?! ―pregunto Daphne mientras sostenía con fuerza la mano de Lorcan. ―No. Aún falta y no hagas trampa, mi amor. ―dijo, el beta mientras conducía a su compañera hacia la cima de una colina. Había preparado una sorpresa, habían pasado dos meses desde que regresaron de la manada Alerón, afortunadamente Leah se integró demasiado rápido a la manada y ya tenía muchos amigos, sin embargo, su favorito siempre sería Rowan. Aylin y Cassian acababan de regresar de su viaje al mundo humano, de hecho, la cara del alfa se veía rozagante y fresca. Lorcan sospechaba que había tenido una atención especial de su compañera, lo confirmaban que se habían llevado a la niñera de las gemelas con él. ―Cariño, ya quiero ver, ¿Cuánto falta para llegar? ―murmuro Daphne no pudiendo con la impaciencia. Lorcan le había dicho que le tenía una sorpresa y ella también tenía una para él, una que estaba segura haría estallar su corazón de felicidad. ―Solo un poco más, Daph… ya casi llega
UN AMOR PROMETIDO.DIEZ AÑOS DESPUÉS…Rowan y Leah se encontraban sentados en la acogedora casa del árbol que Cassian había construido para ellos cuando eran niños. El ambiente estaba lleno de calidez y amor. Rowan le dedicó una dulce sonrisa a la niña que ya había dejado de serlo.Leah se había convertido en una hermosa joven, con diecisiete años era más hermosa que su madre. Su cuerpo había crecido y se había llenado de curvas en los lugares correctos, su cabello del mismo color de su madre brillaba bajo la luz del sol. Sus ojos avellana, como los de Lorcan, se fijaron en el apuesto joven alfa.Rowan también había cambiado, aun cuando apenas tenía dieciséis años, había heredado la masculinidad de Cassian, sus facciones y también su valentía. Lograba hacer suspirar a la mayoría de las jovencitas de la manada.El futuro alfa, tomó la mano de la chica y la apretó con suavidad.―Pronto me iré al mundo humano, Leah.―Lo sé ―dijo la joven con tristeza ― Y te voy a extrañar, Rowan.El joven
MARCADOS POR EL DESTINO. SIPNOSIS: Irene Sterling, la princesa mimada de la manada Silver, ve su destino cambiar en una noche de borrachera. Despertando con una marca de pareja del aburrido alfa, Leandro Aleron, decide fingir indiferencia y alejarse para evitar más humillación. Sin embargo, su padre organiza un campeonato para ganar su mano y Leandro sorprendentemente decide competir por ella. Leandro Aleron, es un lobo solitario que ha sido rechazado dos veces, y por eso ha perdido la fe en el amor. Pero cuando descubre que la loba marcada con su sello es el premio en el campeonato en su honor, decide arriesgarse una última vez para conquistar el corazón y el alma de Irene, quien parece indiferente. El camino hacia el amor estará plagado de peligros y un secreto impactante que amenaza a todos los lobos de los siete reinos. Irene y Leandro deberán enfrentar desafíos mortales mientras luchan por su amor y la supervivencia de sus manadas. En esta carrera contra el tiempo, descubrirá
¿QUIÉN ES EL LOBO? Irene estaba parada frente a su padre, el poderoso alfa de la manada Silver. Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras escuchaba sus palabras llenas de ira. ―¡Eres una loba sin valor! ¡Has deshonrado a nuestra manada! ― grito Ulzun furioso. El enfado del alfa se intensificó y, en un arrebato de furia, abofeteó a Irene con fuerza. El sonido del golpe resonó en la sala mientras ella llevaba una mano a su mejilla ardiente. Irene se sintió humillada y avergonzada. Sabía que había cometido un error, pero no merecía ser tratada así. A pesar del dolor y la humillación, Irene se mantuvo firme. Levantó la mirada y desafió a su padre con determinación en sus ojos. ―Puedes humillarme todo lo que quieras, pero pagarás las consecuencias de tus acciones ― le dijo con voz temblorosa, pero llena de determinación. El alfa la miró con incredulidad. No esperaba que Irene respondiera de esa manera. ―¿Qué te atreves a decirme, mocosa, insolente? ―rugió. Irene respiró profundament
UN PLAN CON FALLAS. Cuando entró a su habitación, Irene se dejó caer en su cama, sintiéndose sola y desesperada. No sabía qué hacer ahora. Había perdido la confianza de su padre y el respeto de su manada. De repente, recordó la noche con Leandro. Habían bebido demasiado y habían terminado juntos en la cama. Irene se había sentido tan viva y feliz esa noche, pero ahora solo sentía dolor y vergüenza. Esa mañana había descubierto que Leandro era su alma gemela, su lobo se agitó cuando lo vio y la necesidad de estar entre sus brazos nuevamente se hizo fuerte. No obstante, ella había escuchado sobre los rumores del amor no correspondido de Leandro hacia Daphne, así que no se arriesgó a ser rechazada una segunda vez y para colmo por la misma mujer. Esa fue la verdadera razón por la que decidió mentir, preferiría soportar la vergüenza de ser una loba sin lobo, que ser humillada públicamente otra vez. UN MES DESPUÉS… Dariana caminaba con pasos rápidos en dirección al estudio de Leandro. L
PREOCUPACIÓN DE HERMANO. En el lujoso estudio, la penumbra se entrelazaba con el aroma de cuero y libros antiguos. Lorcan, apoyado en el reposabrazos de su silla, miraba a su hermano Leandro con incredulidad. El alfa, con una expresión serena, parecía ajeno a la tormenta de pensamientos que se arremolinaban en la mente de Lorcan. ―¿Me estás jodiendo verdad? ―pregunto mirándolo con incredulidad. ―No. Estoy siendo totalmente sincero. ―Pero… ¿Irene? ―el beta sentía disgusto de solo pensar en emparentar con Irene Sterling. ―¿Irene? Leandro miró a su hermano con calma, como si estuviera a punto de revelar el secreto de un hechizo mágico. ―Las cosas cambian, hermano. Además, Irene es… especial. ―¡¿Especial?! Por la diosa, ¿Qué tiene de especial esa tarántula venenosa? ―el beta pasó por alto la mirada de pocos amigos de su hermano mayor y continuó con su retahíla ―Es especialmente problemática, ¿no crees? No es como si no tuvieras suficientes complicaciones en tu vida. ¿Por qué quieres
LLEGADA A LA MANADA SILVER. Irene entró al estudio de su padre y su expresión cambió al escuchar lo que tenía para decirle. ―¿Un campeonato por mi mano? ¿Cómo pudiste organizar algo así sin siquiera consultarme? —inquirió Irene, con sorpresa y enfado en sus ojos. El alfa Ulzun, imperturbable, le explicó que era lo mejor para ella. —Hija, solo los alfas más dominantes de los siete reinos participarán. Podrías encontrar un buen compañero y asegurar una valiosa alianza para la manada. Irene miró a su padre furiosa y sintió que solo era como una moneda de cambio. ― ¡No puedes decidir mi vida de esta manera! Ulzun, mirándola con firmeza, le dijo que era por su bien. ―¿Por mi bien? Papa… ya fue suficiente con lo que paso con Lorcan, he aprendido mi lección… el amor… ―miró a su padre con súplica ―Si te sientes avergonzado de mí, lo entiendo. Entonces… déjame unirme a la manada de tío Urlin. Por favor, no quiero ser parte de esto. Pero la negativa fue rotonda. —No, Irene. Debes acep