Faltan los epílogos. :)
UN AMOR PROMETIDO.DIEZ AÑOS DESPUÉS…Rowan y Leah se encontraban sentados en la acogedora casa del árbol que Cassian había construido para ellos cuando eran niños. El ambiente estaba lleno de calidez y amor. Rowan le dedicó una dulce sonrisa a la niña que ya había dejado de serlo.Leah se había convertido en una hermosa joven, con diecisiete años era más hermosa que su madre. Su cuerpo había crecido y se había llenado de curvas en los lugares correctos, su cabello del mismo color de su madre brillaba bajo la luz del sol. Sus ojos avellana, como los de Lorcan, se fijaron en el apuesto joven alfa.Rowan también había cambiado, aun cuando apenas tenía dieciséis años, había heredado la masculinidad de Cassian, sus facciones y también su valentía. Lograba hacer suspirar a la mayoría de las jovencitas de la manada.El futuro alfa, tomó la mano de la chica y la apretó con suavidad.―Pronto me iré al mundo humano, Leah.―Lo sé ―dijo la joven con tristeza ― Y te voy a extrañar, Rowan.El joven
MARCADOS POR EL DESTINO. SIPNOSIS: Irene Sterling, la princesa mimada de la manada Silver, ve su destino cambiar en una noche de borrachera. Despertando con una marca de pareja del aburrido alfa, Leandro Aleron, decide fingir indiferencia y alejarse para evitar más humillación. Sin embargo, su padre organiza un campeonato para ganar su mano y Leandro sorprendentemente decide competir por ella. Leandro Aleron, es un lobo solitario que ha sido rechazado dos veces, y por eso ha perdido la fe en el amor. Pero cuando descubre que la loba marcada con su sello es el premio en el campeonato en su honor, decide arriesgarse una última vez para conquistar el corazón y el alma de Irene, quien parece indiferente. El camino hacia el amor estará plagado de peligros y un secreto impactante que amenaza a todos los lobos de los siete reinos. Irene y Leandro deberán enfrentar desafíos mortales mientras luchan por su amor y la supervivencia de sus manadas. En esta carrera contra el tiempo, descubrirá
¿QUIÉN ES EL LOBO? Irene estaba parada frente a su padre, el poderoso alfa de la manada Silver. Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras escuchaba sus palabras llenas de ira. ―¡Eres una loba sin valor! ¡Has deshonrado a nuestra manada! ― grito Ulzun furioso. El enfado del alfa se intensificó y, en un arrebato de furia, abofeteó a Irene con fuerza. El sonido del golpe resonó en la sala mientras ella llevaba una mano a su mejilla ardiente. Irene se sintió humillada y avergonzada. Sabía que había cometido un error, pero no merecía ser tratada así. A pesar del dolor y la humillación, Irene se mantuvo firme. Levantó la mirada y desafió a su padre con determinación en sus ojos. ―Puedes humillarme todo lo que quieras, pero pagarás las consecuencias de tus acciones ― le dijo con voz temblorosa, pero llena de determinación. El alfa la miró con incredulidad. No esperaba que Irene respondiera de esa manera. ―¿Qué te atreves a decirme, mocosa, insolente? ―rugió. Irene respiró profundament
UN PLAN CON FALLAS. Cuando entró a su habitación, Irene se dejó caer en su cama, sintiéndose sola y desesperada. No sabía qué hacer ahora. Había perdido la confianza de su padre y el respeto de su manada. De repente, recordó la noche con Leandro. Habían bebido demasiado y habían terminado juntos en la cama. Irene se había sentido tan viva y feliz esa noche, pero ahora solo sentía dolor y vergüenza. Esa mañana había descubierto que Leandro era su alma gemela, su lobo se agitó cuando lo vio y la necesidad de estar entre sus brazos nuevamente se hizo fuerte. No obstante, ella había escuchado sobre los rumores del amor no correspondido de Leandro hacia Daphne, así que no se arriesgó a ser rechazada una segunda vez y para colmo por la misma mujer. Esa fue la verdadera razón por la que decidió mentir, preferiría soportar la vergüenza de ser una loba sin lobo, que ser humillada públicamente otra vez. UN MES DESPUÉS… Dariana caminaba con pasos rápidos en dirección al estudio de Leandro. L
PREOCUPACIÓN DE HERMANO. En el lujoso estudio, la penumbra se entrelazaba con el aroma de cuero y libros antiguos. Lorcan, apoyado en el reposabrazos de su silla, miraba a su hermano Leandro con incredulidad. El alfa, con una expresión serena, parecía ajeno a la tormenta de pensamientos que se arremolinaban en la mente de Lorcan. ―¿Me estás jodiendo verdad? ―pregunto mirándolo con incredulidad. ―No. Estoy siendo totalmente sincero. ―Pero… ¿Irene? ―el beta sentía disgusto de solo pensar en emparentar con Irene Sterling. ―¿Irene? Leandro miró a su hermano con calma, como si estuviera a punto de revelar el secreto de un hechizo mágico. ―Las cosas cambian, hermano. Además, Irene es… especial. ―¡¿Especial?! Por la diosa, ¿Qué tiene de especial esa tarántula venenosa? ―el beta pasó por alto la mirada de pocos amigos de su hermano mayor y continuó con su retahíla ―Es especialmente problemática, ¿no crees? No es como si no tuvieras suficientes complicaciones en tu vida. ¿Por qué quieres
LLEGADA A LA MANADA SILVER. Irene entró al estudio de su padre y su expresión cambió al escuchar lo que tenía para decirle. ―¿Un campeonato por mi mano? ¿Cómo pudiste organizar algo así sin siquiera consultarme? —inquirió Irene, con sorpresa y enfado en sus ojos. El alfa Ulzun, imperturbable, le explicó que era lo mejor para ella. —Hija, solo los alfas más dominantes de los siete reinos participarán. Podrías encontrar un buen compañero y asegurar una valiosa alianza para la manada. Irene miró a su padre furiosa y sintió que solo era como una moneda de cambio. ― ¡No puedes decidir mi vida de esta manera! Ulzun, mirándola con firmeza, le dijo que era por su bien. ―¿Por mi bien? Papa… ya fue suficiente con lo que paso con Lorcan, he aprendido mi lección… el amor… ―miró a su padre con súplica ―Si te sientes avergonzado de mí, lo entiendo. Entonces… déjame unirme a la manada de tío Urlin. Por favor, no quiero ser parte de esto. Pero la negativa fue rotonda. —No, Irene. Debes acep
EL HONOR DE SER TU COMPAÑERO. El imponente salón de la manada Silver se abría ante Leandro y sus acompañantes como un santuario lleno de secretos y tensiones. El eco de sus pasos resonaba en las altas paredes de piedra mientras eran conducidos hacia el lugar donde se decidiría el destino de sus futuras interacciones con la manada Silver. Ulzun, el alfa, los esperaba con una mirada escrutadora, sus ojos intensos evaluando cada gesto de Leandro. El alfa Silver, gruñó con autoridad, rompiendo el silencio del salón. ― Leandro Alerón, líder de la manada Alerón, ¿por qué has cruzado los límites de nuestra tierra y qué pretendes con tu presencia en nuestro territorio? ―inquirió. Leandro se mantuvo firme ante la mirada penetrante del padre de Irene. Sus acompañantes, también en guardia, observaban la escena con la precaución de lobos en territorio desconocido. ―Mi propósito es claro: participar en el campeonato que ha convocado a todos los alfas de los siete reinos ―respondió Leandro con
DEJAME DEMOSTRARTE QUE TE MEREZCO. Irene estaba a punto de entrar en crisis. Durante toda la cena, Lorenzo no había dejado de mirarla con intensidad y anhelo, lo que hizo que se pusiera demasiado nerviosa y no lo mirara en toda la noche. Su padre, que había estado observando en silencio, no pudo evitar preguntar. ―Irene, ¿te sientes bien? Has estado muy callada esta noche. Ella trató de disimular y balbuceo. ―Sí, papá. Solo estoy un poco cansada. ―Bueno, si es así puedes irte a descansar en cuanto termines, pensaba invitarte al salón con nosotros, pero imagino que necesitas dormir. Ella asintió con prisa. ―Comprendo que estés nerviosa, querida ―dijo Ulzun palmeando su mano ―Pero mañana te sentirás mejor con la llegada de Elijah. Los dos tienen mucho en común. Cuando Leandro escucho esto por poco se atraganta con su filete, de hecho, de repente perdió el apetito. Sus ojos se tornaron oscuros por un momento, pero rápidamente se recompuso. La miro y sin poder controlar sus celos,